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0:00:00 Continuamos, la veganza será terrible, estamos en el auditorio de Radio del Plata, aquí Gorriti 5963,
0:00:09 a través de Libre Gratuita, se hace con público presente.
0:00:12 Hablaremos esta noche de la mítica geografía de los mares, de acuerdo a los mapas de la Edad Media.
0:00:22 Mapas que si uno los examina, ve que existen una gran cantidad de extraños territorios, islas,
0:00:32 incluso hay monstruos dibujados en medio del azul de los océanos.
0:00:38 Aquellos lugares, digo, aquellas islas, aquellos territorios desconocidos y extraños,
0:00:45 han recibido incluso nombres y han aparecido muchos textos cartográficos, hasta mediados del siglo XVIII incluso.
0:00:53 El más grande de los geógrafos árabes, al Edrici, nacido en España, escribió allá por el año 1150,
0:01:02 que había 27 mil islas mágicas solamente en el Atlántico.
0:01:08 Parece que las formaciones nubosas bajas engañaban a los navegantes que creían ver en ellas tierras lejanas.
0:01:16 No era raro entonces que esos territorios imaginados recibieran nombres y tuvieran su sitio en los mapas antiguos.
0:01:26 Muchos más frecuentes eran los espejismos, espejismos que hicieron ver lugares maravillosos que luego nunca podían ser encontrados.
0:01:33 Así, durante la Edad Media y hasta poco después de Renacimiento, por todas partes se oía hablar de hermosas islas fantasmas,
0:01:42 territorios perdidos, incluso fugitivos, que de pronto se hacían visibles y después no se dejaban encontrar ni pisar.
0:01:50 Alguna vez hablamos de ciudades semoviantes y fugitivas.
0:01:56 Por ejemplo, imaginemos que la ciudad de Mar del Plata no estuviera fija como lo está,
0:02:02 sino que fuera una ciudad itinerante que no siempre estuviera a la misma distancia ni en la misma dirección.
0:02:11 Qué hermoso un mundo así.
0:02:14 Incluso, podría darse el caso que en vez de ir uno hacia la ciudad de Mar del Plata podría sentarse a esperar que pase.
0:02:21 Estoy aquí esperando a que pase Mar del Plata.
0:02:26 Esa es algo del futuro, ciudades que se muevan en alguna dirección favorable.
0:02:32 Bueno, esta era la idea de algunas islas.
0:02:36 Algunas leyendas de los Beacons explicaban que cuando había una isla que se movía convenía a fijarla.
0:02:45 Había incluso procedimientos mágicos para lograr que una isla movidiza, quedara fija.
0:02:53 Por ejemplo, si usted conseguía un pedazo de hierro, una lanza por ejemplo,
0:03:01 y conseguía que un pedazo de hierro se clavara en el territorio de la isla fugitiva,
0:03:06 el misterioso lugar quedaba inmovilizado y permitía la posterior llegada de los navegantes.
0:03:13 Otro procedimiento fue utilizado para detener la isla de Gotlandia que queda en el mar Báltico.
0:03:19 Se dice que antiguamente esa isla solo era visible por la noche cuando emergía del mar.
0:03:25 Durante el día era invisible porque se hundía.
0:03:28 Sólo Erika el Rojo pudo bajar en sus costas e encendió allí un fuego y así quedó fijada.
0:03:36 Cuando el hombre hacía sentir su presencia en aquellos territorios misteriosos, ahí quedaban clavados
0:03:43 y entonces la ciudad de Mar del Plata quedaba donde quedaba ahora.
0:03:48 Lo más importante de todos estos extraños territorios,
0:03:52 o la más importante de las leyendas, de vida es decir,
0:03:58 fue la leyenda del Brea Sahil o la isla de la felicidad.
0:04:04 El Brea Sahil era una especie de monte celta habitado por hermosísimas doncellas sedientas de amor.
0:04:13 ¿Cómo me gustan las hermosísimas doncellas sedientas de amor?
0:04:19 ¿Hay en la sala alguna hermosísima doncellia sedienta de amor?
0:04:24 Hay miles.
0:04:32 Poco serán los afortunados que lograban alcanzar esa isla.
0:04:37 Quienes llegaban creían ayer en el paraíso y entonces olvidaban a su patria
0:04:43 a causa del ininterrumpido deleite de los sentidos.
0:04:48 ¿Cómo me gusta el ininterrumpido deleite de los sentidos?
0:04:55 ¿Hay alguien que en este momento está verificando un ininterrumpido deleite de los sentidos?
0:05:01 Lo he dicho todos.
0:05:04 El nombre Brea Sahil fue, más tarde confundido, erroneamente con el vocablo Brasile de las lenguas románicas,
0:05:13 que se refería al color rojo de las brasas del carbón y que luego fue utilizado para designar
0:05:19 todo color rojo, oscuro e intenso.
0:05:22 ¿Cómo se tenía el firme convencimiento de que existían realmente toda la isla dotada de nombre?
0:05:29 Ese es un convencimiento. Si una isla tiene nombre, existe.
0:05:33 Bueno, entonces empezaron a hacer expediciones para ver si encontraban estas islas.
0:05:38 Allá entre 1480 y 1497, partieron de Bristol siete expediciones, con más de 600 hombres,
0:05:49 en busca de la isla de Brasile.
0:05:52 Las primeras seis expediciones no regresaron jamás.
0:05:57 La última de ellas, por lo menos logró el redescubrimiento, si se tienen cuenta los beacons,
0:06:04 de la península del Labrador, el que llegó a que lugar fue un italiano, nuestro querido amigo Gaboto,
0:06:10 que estaba al servicio de los ingleses. Fue el 24 de junio 1497.
0:06:16 Después del descubrimiento de América se pensó que esta isla de Brasile,
0:06:22 podía encontrarse en la cercanía de un lugar en el que había madera tintórea,
0:06:29 una madera llamada Palo Campeche, que era muy roja.
0:06:33 Y así, finalmente el nombre de la isla fantasma quedó unido al de un país que no tenía nada que ver con esa isla,
0:06:40 y que es el Brasil.
0:06:42 Otra isla fantástica existente en el Océano Atlántico, en cuya existencia se creía,
0:06:48 era la isla de Antilla.
0:06:50 Supuestamente tenía siete magníficas ciudades,
0:06:55 cada una de las cuales había sido fundada por un obispo fugitivo de la invasión musulmana.
0:07:00 Ya se sabe que los obispos huían de la invasión musulmana y luego fundaban ciudades.
0:07:06 Era cuadrangular, me refiero a la isla, y poseía cientos de fondaderos donde atracar las naves.
0:07:13 Se la creía ubicada al oeste del archipiélago de las Azores.
0:07:18 Se pensaba, con tal firmeza en la realidad de su existencia,
0:07:22 que el sabio florentino Toscanelli, que aconsejó a Colón antes de que este emprendiera su primer viaje,
0:07:29 le dijo a Colón que pusiera primero rumbo a Antilla,
0:07:34 y se andaba primero a Antilla y luego seguí tu viaje para llegar a la Asia Oriental.
0:07:39 Fue así como al llegar a la primera expedición a la América Central,
0:07:44 se creyó que se había arribado a la isla fantástica Antilla,
0:07:47 y aquí el nombre de las actuales islas antillas.
0:07:51 Hay que decir que en los mapas que se utilizaban en los viajes previos a la conquista,
0:07:57 se escribía la temperatura de las aguas.
0:08:01 Todo ello era producto de la siguiente superstición.
0:08:06 Al alejarte de las costas africanas, iba aumentando la temperatura del mar.
0:08:13 Eso se creía.
0:08:15 Y se pensaba que si uno iba suficientemente en el chono oeste,
0:08:19 el agua se espesaba y ervía.
0:08:22 Bueno, entonces nadie quería ir hasta esos lugares de agua hirviendo,
0:08:29 porque pensaban que cuando el agua hirvía y ervida derritiera el alquitrán que se usaba
0:08:38 para calafatear los barcos, los barcos iban a un día.
0:08:42 Otro producto de la geografía mítica fue la historia San Brandán.
0:08:49 Se conserva en la biblioteca Vaticana un códice de siglo robeno,
0:08:54 cuyo autor fue justamente el monje irlandés Brandán,
0:08:58 y allí se cuentan las peripesas de un viaje de siete años por el oceano.
0:09:03 En aquella travesía, parece que el tipo se topó con vallenas del tamaño de grandes islas,
0:09:10 en cuyos lomos estaban erigidas enormes ciudades.
0:09:14 Caramba, eh.
0:09:15 Lo primero que tiene que hacer alguien que vive en una ciudad de una isla
0:09:19 es asegurarse de que la isla sea en verdad una isla y no una vacina,
0:09:25 por si se pueden producir grandes inconvenientes.
0:09:30 Bien, también vio Brandán, ciclopes grifos,
0:09:36 en sus cuerpos de águila y león,
0:09:38 y llegó a una tierra reservada solo a los santos,
0:09:41 a la que podía adentrarse cruzando en pleno día una barrera de sombras.
0:09:46 En pleno día vio como una recife de sombras que se mostraban eternas, parecían eternas.
0:09:52 En su navegación Brandán descubrió cientos de islas constituidas alguna solo de piedras,
0:10:00 otras con bosques impenetrables, otras cubiertas de pájaros,
0:10:04 tanto que impedían caminar, se refirió también a otra,
0:10:08 en la cual solo había vides y monjes comiendo uvas,
0:10:12 a otra dotada de olas musicales, olas,
0:10:16 y una, en la cual una mano monstruosa axionada por un artificio mecánico
0:10:22 atrapaba a las naves que intentaban acercarse.
0:10:26 Finalmente una de esas islas mágicas fue bautizada con el nombre de Brandán,
0:10:31 San Brandán, allí según algunos el monje irlandés tiene un monasterio flotante.
0:10:39 Digamos para terminar algo respecto al desconocido continente del sur.
0:10:46 Ese territorio empezó a ser pensado en virtud de un razonamiento,
0:10:52 en cierto sentido impecable, que tuvo que ver con una obsesión histórica por la simetría.
0:10:59 Si al norte del ecuador había una gran masa de tierra,
0:11:02 debía existir otra parecida en el sur.
0:11:06 En el año 1943, no 1943, el geógrafo Pompeo Mela,
0:11:14 ¿Qué tal? Bien. ¿Cómo anda Mela?
0:11:19 Imaginó y representó un continente austral.
0:11:23 Tolomeo, que también tenía lo suyo, tomó la idea y expuso en sus mapas
0:11:30 una gran tierra austral que se extendía desde el sur de África hasta Nueva Guinea y Java
0:11:37 y se unía a Alacia por el este.
0:11:40 Esta era la famosa terra incógnita que fue parte del credo geográfico durante siglos.
0:11:46 Cuando, ya en febrero de 1488, el portugués Bartolomé Díaz
0:11:52 dobló el cabo de buena esperanza, mostró que obviamente África no continuaba hacia el sur.
0:11:59 Magallanes tampoco tropezó con ningún continente austral
0:12:05 durante su viaje de circunabegación.
0:12:08 Sin embargo, en el primer Atlas moderno,
0:12:13 aparece un continente austral que se llama Tierra Australis
0:12:17 con el siguiente agregado, Nondum Cognita, todavía sin descubrir.
0:12:23 O sea que dibujaba en el mapa de algo que nadie conoció.
0:12:27 Sí, por intuición.
0:12:29 Sí, claro, como se puede descubrir también, podría decirse, un planeta sin haberlo visto.
0:12:35 Durante el siglo XVII los europeos continuaron incluyendo ese territorio en los mapas.
0:12:42 Y buscando aquel continente doblaron el cabo de hornos,
0:12:46 otros examinaron cuidadosamente Australia y Nueva Zelanda, pero nada, el continente no aparecía.
0:12:54 En 1769 los astrónomos ingleses aseguraron que debía ocurrir un tránsito de venus,
0:13:02 aparte, ¿no?
0:13:04 Es otro asunto este.
0:13:06 Que es cuando venus cruza el sol, un fenómeno que permitiría a los astrónomos medir la distancia entre la Tierra y el Sol.
0:13:15 Entonces la Real Sociedad de Ciencias planeó una expedición a Tahiti para observar el fenómeno.
0:13:26 Y el capitán Cook llegó con su boleta, hasta ahí está el 10 de abril de 1769.
0:13:36 Pero en realidad lo que él quería más que ir a ver de cerca aquel tránsito de venus,
0:13:43 era ver si podía descubrir la famosa Terra Australis.
0:13:48 Y por ahí abandonó a los astrónomos y se dispuso a navegar alrededor de las costas australianas.
0:13:56 Pero no, en 1771 estaba de regreso en Inglaterra con las manos vacías.
0:14:02 Al año siguiente partió de nuevo, llevaba órdenes de circunnavegar la Tierra en la latitud más austral posible.
0:14:10 Y se andaba bien azul, bien azul y de la vuelta.
0:14:14 Bueno, avanzó incluso hasta más allá de los límites razonables, no sé cuáles serían,
0:14:21 y no apareció ningún rastro de tierras.
0:14:24 Y escribió en su diario.
0:14:26 Aquí tengo el diario...
0:14:27 Ah, es el diario original, eh.
0:14:29 Es el diario de tanto Cúbcio.
0:14:30 Todo ahí está mojado.
0:14:31 Aquí el hielo es eterno.
0:14:34 No encuentro para tanta desolación palabras anécmonadas.
0:14:38 Si alguien llegara a tener más fuerza en resolución de aclarar este problema,
0:14:42 no le envidiaré la gloria del descubrimiento.
0:14:45 Estaba amargado.
0:14:47 En marzo de 1773, después de 170 días de viaje entre los hielos del sur, Cúb se rindió.
0:14:57 Decidió enfilar su nave hacia aguas más templadas.
0:15:01 ¡Eco basta!
0:15:02 La historia del continente austral se había derrumbada.
0:15:07 Finalmente, a Cúb no le fue bien.
0:15:10 Llegó a la isla Cara Cacoa,
0:15:14 y luego, en una terrible batalla con los náctigos, se lo comieron.
0:15:19 ¡Uy, qué feo! El peor de los finales.
0:15:21 Y hoy sabemos que, evidentemente...
0:15:24 Ah, sí, sí, te me haces enseñar la producción.
0:15:29 Pero la descubrieron después.
0:15:31 No fue Cúb, el que descubrió la entártera.
0:15:35 Tiene la historia, esta.
0:15:37 La de los lugares extraños, míticos y la geografía mística.
0:15:45 Yo tenía mucha gana de escribir un libro sobre geografía mística,
0:15:49 pero se me adelantó...
0:15:52 Hace muy poco.
0:15:53 Muchos otros lo han hecho, pero digo, se me adelantó ahora.
0:15:56 Nada menos que un vertoeco.
0:15:59 Así que, bueno.
0:16:00 Pero, como ya he comentado aquí,
0:16:03 algunos me dicen que el libro ese, en realidad, es pura ilustración.
0:16:10 Ah, que no tiene muchos textos de eco,
0:16:13 que es una recupilación de textos viejos,
0:16:15 y que tiene poner una docenita de lugares.
0:16:21 Así que, por ahí, podemos avanzar
0:16:23 sobre otros lugares que no hayan sido mencionados por el querido beco.
0:16:29 Puebamos a la discoteca para ver si había discos adecuados.
0:16:36 Es raro el tema, es raro.
0:16:39 Me dijo, no tengo más que discos así.
0:16:41 Ya cuno cualquiera y irá lejana tierra mea.
0:16:43 Ah, muy bien, señor.
0:16:45 Escucharemos a Gardel cantar lejana tierra mea,
0:16:47 refiriéndose a alguna de estas sillas misteriosas.
0:16:58 Y eso es lo que se dice.
0:17:01 Y eso es lo que se dice.
0:17:03 Y eso es lo que se dice.
0:19:19 A mi viejo juzguer.
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