Transcripción automática
0:00:00 Daremos nuevos datos acerca de la prostitución en Europa medieval y renacentista,
0:00:05 que es lo que todos estamos esperando para demostrar lo carayas que son.
0:00:16 Me miren lo le temo a los son, soy un...
0:00:19 Bien, hace no mucho tiempo hablábamos de las mansevías en España,
0:00:30 aquellos burdeles públicos que existieron a partir de unas disposiciones dictadas por Felipe II.
0:00:37 Hablamos de las visitas que hacían allí Felipe IV e incluso quevedo.
0:00:42 Pero el propósito de aquellos lugares era concentrar el pecado y cuidar de que no se propagara,
0:00:50 una idea que todavía está en vigencia o que todavía es tomada en cuenta.
0:00:57 Siempre molestó a los buenos burgueses la presencia de prostitutas cerca de sus residencias.
0:01:05 En el Medio Evo, en Francia, la política pública consistía en expulsar a las prostitutas de las amadas calles buenas de la ciudad.
0:01:15 De este modo podría decirse que limitaban sus derechos civiles.
0:01:19 Cualquier prostituta que actuase en una calle buena corría peligro de ser echada por las autoridades e incluso por vecinos en Porecina.
0:01:28 Entonces, en el Medio Evo les estoy hablando.
0:01:31 De este modo nacieron inevitablemente los varios reservados a la prostitución.
0:01:38 Que ingenieras se llevaban junto a las murallas de las ciudades o incluso fuera de sus limites.
0:01:44 En tu luz, en el año 1202, para fomentar el éxodo de las muchachas,
0:01:51 se les prohibió tocar los productos en el mercado.
0:01:55 Y yo decía, no toque los huevos, no toque las frutas, no toque el queso.
0:02:01 Se les prohibió también comer en público, llevar niños junto a ellas o presenciar torneos y justas.
0:02:10 No podían llevar los mismos vestidos y velos que las mujeres honradas.
0:02:16 En la Roma Imperial pasó algo parecido porque las meretrices no podían usar calzado.
0:02:24 Con el tiempo, las chicas de los lupanades, es una expresión romana también,
0:02:29 comenzaron a usar unas suelas que adherían a sus pies, no zapatos, pero sí se pegaban a las patas una suela.
0:02:38 Estas suelas tenían moldeadas unas letras que iban imprimiendo en los caminos de tierra el mensaje, sígueme.
0:02:46 Como una especie antecedente de la imprenta.
0:02:49 La metodología de la imprenta es la misma.
0:02:52 Los muchachos alherestos seguían esos pasos, esas huellas en realidad, y las llevaban hasta el lupanado.
0:02:59 En Roma en el siglo XVI sucedió algo curioso.
0:03:03 También para ausentar a las chicas, en 1565 en virtud de una decisión del Concilio de Trento,
0:03:12 el severo Papa Pío IV decretó la expulsión de todas las muchachas de costumbres alegres.
0:03:20 El decreto provocó tales protestas que hasta el gobierno se puso a trabajar para persuadir al Papa de que reviera su decisión.
0:03:28 Al final negociaron.
0:03:30 El Papa propuso la expulsión selectiva de algunas de ellas.
0:03:34 Debían ser expulsadas las más deshonestas, las más alegres y poco recatadas.
0:03:40 Va a decir las mejores.
0:03:43 Debían colocar a las demás en una especie de gueto, en una zona conocida como el Hortacho.
0:03:51 El Hortacho? Sí.
0:03:53 El pequeño huerto, el perspectivo de huerto.
0:03:58 El huertucho.
0:04:00 Que se encontraba no lejos del puerto del Tévere.
0:04:05 Pero ese proyecto tampoco tuvo mucho éxito.
0:04:08 Los esfuerzos de Sisto V, también Papa, un Papa que compartía estas aspiraciones de expulsar a las muchachas,
0:04:16 también tuvieron destino similar.
0:04:19 No pudo alejar a las muchachas de Roma.
0:04:22 A lo largo del siglo XVI las prostitutas se vieron siendo muy numerosas
0:04:26 y muchas de ellas, para eludir los intentos de expulsión, fueron cuidadas por algunos enamorados.
0:04:36 Me facilitaban su trabajo.
0:04:39 Una característica común de las prostitutas romanas era la de adoptar en sus apodos el nombre de una supuesta ciudad de origen.
0:04:53 Era muy elegante decir que una venía de Chipre, ciudad o tierra de origen.
0:05:00 Y así se empezaron a crear mitos.
0:05:03 Las cipriotas eran salvajes, las griegas eran dulces, las orientales sumisas.
0:05:09 Entonces llamaba Carla la Oriental.
0:05:13 Tamara la Ejimsa.
0:05:19 Simena la griega.
0:05:21 Poco a poco se empezó a configurar una especie de distrito de las prostitutas,
0:05:29 una zona donde deberían recibir.
0:05:32 Esto en Roma.
0:05:33 A ver, en Francia, en el Languedoc, por ejemplo, hubo barrios ya oficializados de prostitutas desde el siglo XV.
0:05:39 Entre los privilegios que había otorgado el señor local a sus basados,
0:05:44 figuraba el de poder frecuentar esos barrios sin ser acusados de adulterio.
0:05:50 Se consideraba que aquellas mujeres eran solteras.
0:05:53 Y también se consideraba que un hombre que tenía relaciones con ellas no era un adulto.
0:05:57 Esa idea de los barrios de prostitutas se extendió rápidamente por todo el sur de Francia.
0:06:03 Y luego, tal como había sucedido en España,
0:06:06 muchos municipios decidieron controlar la prostitución,
0:06:10 expulsando a las muchachas que lo hacían privadamente,
0:06:15 y creando burdeles municipales.
0:06:18 Es decir, intervención del Estado.
0:06:21 La administración diaria de la Casa de Tolerancia era, a veces, encomendada a individuos particulares.
0:06:29 Al principio contrataron para ello a viejas prostitutas, si me permite la expresión.
0:06:34 Luego fueron hombres que regenteaban los burbeles,
0:06:38 hombres que eran elegidos por el Consejo del Pueblo en la Algaldía.
0:06:41 El elegido, el Caralisa, el Rújo, el Café Randa,
0:06:46 pagaba una suma anual a la municipalidad
0:06:51 y tenía derecho a todos los beneficios que la Casa recordaba.
0:06:54 Es un macro consignatario del Estado.
0:07:00 ¿Ustedes las elecciones para elegir a ese tipo?
0:07:04 ¿Tiene que exponer su postulación de alguna manera?
0:07:07 El Café o la Vidalita se postula por acá.
0:07:12 Bueno, ¿y qué es lo que va a hacer? Hay que reclamar.
0:07:15 La ciudad, eso sí, se reservaba un último control sobre la buena marcha de estas casas.
0:07:21 Así, los inspectores visitan a ser por Ádeca.
0:07:24 Buenas noches, soy El Chancho.
0:07:27 Vamos a impeccionar a ver.
0:07:29 A ver, dice... vengo a impeccionar.
0:07:32 El sistema de prostitución municipal alcanzó su apogeo en el siglo XV y XVI.
0:07:37 En el burbel público de Tolúz, las pupilas fueron puestas una vez bajo el control del Rey Carlos VII.
0:07:44 Incluso hubo una visita oficial del Rey que era muy joven entonces.
0:07:50 Parece que Carlos sonrió, besó, acarició, palpó.
0:07:54 Incluso quiso bendecir el lugar, pero se le indicó que no era el procedimiento adecuado.
0:07:59 Ahora bien, estos burbeles municipales como lugar único de lujuria hacían que se castigara severamente la lujuria clandestina.
0:08:10 Incluso se ejecutó a los proxenetas que vendían la virginidad de las doncellas
0:08:16 o que levantaban prostíbulos clandestinos o que querían llevarse alguna de las muchachas municipales a su casa.
0:08:24 Los textos que los gobernantes de cada ciudad enviaban al Rey para hacerse autorizar
0:08:31 están plagados de eufemismo si tienen su gracia.
0:08:35 Por ejemplo, solicitud de los que... lo tengo acá.
0:08:39 Ah, tiene el formulario.
0:08:40 Sí, solicitud de los consejales del Castel Barrí que decía así.
0:08:46 A su majetaca, Carlos VII de Valois, se lo saluda, se le pide envíe su real permiso
0:08:53 para abrir una casa de visita de hombres y de amplitriona mujeres para el comercio amoroso y la saciedad sana.
0:09:00 No, la saciedad. La saciedad.
0:09:03 En esas casas estaba prohibido jugar y blasfemar.
0:09:07 Ah, con honor.
0:09:11 Estaban prohibidas las orgías. También estaba prohibida la sexualidad libre y despreocupada.
0:09:16 Uno tenía que preocupar.
0:09:18 Con el entrecejo.
0:09:20 Día ya con el entrecejo.
0:09:22 Y se recomendaba un sexo aplacado y bonacado.
0:09:26 Y creación no se fue.
0:09:27 Bueno, suave que bolero, sigue que buble.
0:09:32 Y bien, el lugar estaba regido por normas muy similares a las puestas en práctica en los hospitales dirigidos por órdenes religiosas.
0:09:41 El cuidado de la higiene era total. Total que me importa.
0:09:46 Se revisaba las personas antes de entrar y aquellos con enfermedades contagiosas tenían prohibido la entrada al burgüedor.
0:09:53 No se permitía beber y los asistantes debían dejar sus armas en la entrada.
0:09:59 Que curioso.
0:10:00 Ya no me da cara decir.
0:10:01 Me quedan cosas.
0:10:04 Señor, eso no lo puedes llevar adentro.
0:10:06 Lo único que tengo.
0:10:08 Además dicen que debía orarse antes de iniciar la unión amorosa.
0:10:12 Como quien dice dar las gracias o pedir ayudas.
0:10:19 Bueno, impresionante.
0:10:23 Yo... como es obvio más allá de la persecución, fueron muchos los establecimientos no autorizados.
0:10:32 Y los funcionarios se preocupaban por cercar la prostitución y limitar a esos lugares llenos de reglas.
0:10:43 Lugares que hasta tenían un poco de olor a Santidá, imagínese.
0:10:47 Yo recuerdo a San Luis, Luis IX de Francia que era santo, que estaba casado con Margarita.
0:10:55 Margarita odiaba a las prostitutas.
0:10:59 Y una vez encontró con una prostituta que estaba vestida igual que ella.
0:11:04 Y empezó a llenar de la cabeza al rey Naldo para que le prohibiera a las chicas que se vistieran como las personas sonradas.
0:11:14 Que es el nombre.
0:11:16 Pero siguió.
0:11:18 Le pidió también que prohibiera que las prostitutas se tuvieran en las calles donde iban las mujeres sonradas.
0:11:23 Entonces la fueron confinando a barrios cada vez más lejanos.
0:11:29 Y empezaron a iltilarse las prostitutas, unas casitas muy chiquitas.
0:11:34 Y según dicen algunos filólogos, a esas casitas chiquitas, en tal de saber que suburrió de París,
0:11:41 las empezaron a llamar, cada unalido se llamó Burdel.
0:11:45 Y probablemente allí tiene el origen la palabra Burdel.
0:11:51 Acerca de la ingeniería social que estas decisiones entrañan habría mucho que decir.
0:11:58 Trasladar las prostitutas a un barrio determinado es como trasladar a los campesinos a una región lejana.
0:12:06 Y inmediatamente piensen al sí piedra Gogula que las políticas peligrosas, caballeros como Hitler o Stalin,
0:12:15 eran muy aficionados a esta cuestión.
0:12:18 Bueno, qué cosa.
0:12:24 Eso es todo lo que tengo que decir acerca del confinamiento de las simpáticas prostitutas de Europa.
0:12:32 ¿Cuesta una idea que había en Babilonia o mejor dicho que erodoto de Alip Karnaso dijo que había en Babilonia?
0:12:44 Contaba el odoto que las mujeres de Babilonia tenían la obligación de prostituirse una vez en su vida.
0:12:55 Entonces el Estado la soldada, porque ahí el Estado se intervenía.
0:13:01 Entonces tenían que ir a una escalinata, no sé, supongo yo, cerca de Sigurat, no se sabía.
0:13:09 Y allí tenían que venderse alguno y una vez que vendía su cuerpo por lo menos una vez,
0:13:18 ya podían reintegrarse a su vida normal de aburrimiento.
0:13:24 Y el momento era odoto, con mucha astucia, que para algunas era un episodio que duraba un par de horas.
0:13:30 Para otras duraba semanas y semanas porque eran feas.
0:13:34 Entonces se ponían en la escalera de Sigurat y ningún hombre quería pagar por ellas.
0:13:39 Y se era complicando además, ¿no?
0:13:41 La falta de un cuñado, ¿no?
0:13:43 No, contarle que hubo la supoía.
0:13:45 Como decía para que pudiera volver a la casa.
0:13:48 Esa historia siempre me ha gustado mucho.
0:13:50 Hemos ido a la discoteca y le hemos contado esta historia al discotecares, una persona de los peores realmente.
0:13:59 Y finalmente no nos dio ningún disco traje uno que grabó yo a Manuel Serrat para una opereta que yo hice.
0:14:10 Y que si no, está lindo el barrio, no está mal.
0:14:13 Y el lindo barrio ha aplicado a estos barrios donde eran confinadas las propietas.
0:14:19 Siempre son barrios con cierta actividad autóloga, con los colores oridos, soldados del imperio que se acercan,
0:14:32 mercaderes de tiro, vendedores de telas de Efeso, poetas de Alexandria, vendedores de vino.
0:14:44 Y señores en general.
0:14:46 Y señores en general, incluso reyes, como hemos visto en el comienzo de esta historia.
0:14:50 Escucharemos entonces.
0:14:52 Está lindo el barrio, un bachecito que canta, Joan Manuel Serrat.
0:14:58 Lo hice por tuveas.
0:15:00 Que canta, Joan Serrat.
0:15:30 Aquí andan los fantasmas de la terricidad.
0:15:37 Que si atreve a pasar, ya no puede volver atrás.
0:15:45 Pero está lindo el barrio, el cielo está igual, con su constelación de uso particular.
0:15:56 Y las novias ajenas dicen al mirar.
0:16:01 Solo salparán, nadie te besó.
0:16:07 Y las brujas dolientes de la decepción soplan un viento de horror que apaga el último falso.
0:16:25 Este es el rojo uso de las caretas que nunca jamás se llaman.
0:16:35 Este es el rojo uso de las caretas que nunca jamás se llegaran.
0:16:53 Allí se puede esperar a la novia que no vendrá.
0:17:04 Y aquella es la venida de la confusión.
0:17:13 Nunca se puede perder el que no sabe adónde va.
0:17:22 Pero está lindo el barrio, el cielo es casi igual, con su constelación de uso particular.
0:17:32 Y las novias ajenas dicen al mirar.
0:17:38 Solo salparán, nadie te besó.
0:17:44 Y las brujas dolientes de la decepción soplan un viento de horror que apaga el último falso.
0:18:03 Pero hay algo enamorado que usted debe recordar.
0:18:10 Tres años de su vida tendrá que pagar.
0:18:17 Porque la encuentro fatal con los vecinos de tu lugar.
0:18:28 De Alejandro Dolina por Jean-Manuel Serrat, está lindo el barrio.
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