Transcripción automática
0:00:00 Digáme de quién nos hablaremos.
0:00:02 Hablaremos hoy de la Revolución Cubana, pero no de la Revolución Cubana de Fidel Castro sino de otra anterior.
0:00:09 Así que ubiquémonos después de la batalla de Zacucho, digamos que ya no quedó en América ningún dominio español.
0:00:18 La batalla de Zacucho fue en 1824, allí fueron derrotadas definitivamente las tropas españolas en América,
0:00:26 y sólo le quedaban a España islas.
0:00:29 Santo Domingo, en rigor de verdad, la mitad de una isla, la otra mitad era Haití, Cuba y Puerto Rico.
0:00:39 Las tropas que regresaban a España, derrotadas por Bolívar y por San Martín, pasaban por Cuba, así en escala en Cuba.
0:00:48 Cuba se había convertido en un refugio de soldados, pero también de piratas, de corosarios, de aventureros.
0:00:56 Los ejércitos de la independencia, los ejércitos de Bolívar y San Martín eran ejércitos de tierra.
0:01:04 Ejércitos de tierra firmes, integrados, mayormente por unfantes o tropas de caballería, que así no tenían flota
0:01:13 y no tenían forma de hacerse alamar para intentar la aventura de la independencia de Cuba.
0:01:19 Los ascendados cubanos y los españoles de Cuba miraban con cierto terror a la República libre de Haití,
0:01:29 que se había independizado de Francia con la famosa revolución de Coasán y la Overture.
0:01:43 Más de la mitad de la población cubana era negra y de los 400.000 negros que había así, 290.000 eran esclavos,
0:01:51 de manera que recordaban lo que había pasado en Haití, una revolución bastante dura, ¿no?
0:01:57 Y tenían cierto temor de que esto se repitiera.
0:02:00 Los jóvenes por su parte soñaban en la gloria de Bolívar, pero de todos modos la independencia parecía lejana y difícil.
0:02:08 Algunos pensaban en anexar la isla a los Estados Unidos, particularmente los norteamericanos.
0:02:16 Bolívar y los mexicanos hacían circular el rumor de que se preparaba una invasión que sólo se detendría si España
0:02:25 accedía a reconocer la independencia de todas las nuevas naciones americanas.
0:02:31 Pero en España las cosas están bravas.
0:02:33 Ahí está el amigo Fernando VII, que presidía un régimen en ese momento bastante duro, bastante sangriento,
0:02:45 había ejecuciones, por cualquier cosa ejecutaban a un tipo.
0:02:49 En Cuba se refugieron algunos liberales españoles, porque el brazo de Fernando no era tan largo
0:02:56 en Cuba las cosas eran un poco distintas y así había algunos liberales de España que fueron a buscar otros vientos.
0:03:03 Con respecto a Cuba, los que gobernaban España sólo pensaban en un negocio que iba muy bien que era el negocio del esclavitud.
0:03:12 La propia viuda de Fernando se dedicaba, digo después que Fernando murió naturalmente, si antes no era viuda.
0:03:20 Pero Fernando se murió mientras estábamos diciendo el inciso anterior.
0:03:29 No somos nada.
0:03:33 Y el caso es que el avión de Fernando también se dedicaba a las expediciones de trata de esclavitud.
0:03:41 Bueno, todas estas circunstancias más surgiendo la idea de la rebelión.
0:03:45 Por lo tanto, estalla una revuelta y caso curioso, en todas las rebeliones de la independencia cubana, al frente hay un poeta.
0:03:59 Aparece el primero plácido, un poeta negro, pero libre, que muere por la libertad de los esclavos, allá por 1840,
0:04:10 muere en el Garrote, en el Negro Plácido, después Narciso López, es un aventurero, poeta que también muere mal,
0:04:18 Carlos Manuel Cespedes y Figueredo, dice que inicia la guerra de los 10 años.
0:04:24 Es un abogado, un tipo que anda siempre muy bien empelichado, unidad, un tipo macanudo.
0:04:37 El rico y el elegante es poeta, vive en Vallamo, se lanza la guerra y la guerra es muy feroz.
0:04:45 En esos 10 años que duró la guerra, quedan 200 mil cadáveres en Cuba.
0:04:51 España promete una paz generosa, pero no cumple.
0:04:56 Y un día, por ejemplo, Cespedes, ya retirado del mando, va a enseñar a unos niños en una escuela de San Lorenzo,
0:05:04 lo sorprenden los españoles, él llevaba a su revólver, siempre llevaba un bufoso,
0:05:11 y dice, aquí tengo 6 tiros, 5 para los españoles y el último para mí.
0:05:17 Y así es, lo acorralan, empiezan a tirar, él se defiende y no tiene tiempo de usar el último tiro,
0:05:25 que es el que queda en su revólver cuando lo mata.
0:05:29 Perucho Figueredo también era de Vallamo y era pianista, además de poeta y caricaturista.
0:05:39 Solía componer algunos aires que eran muy populares y los cantaba todo el mundo en Cuba.
0:05:44 Por ejemplo había compuesto una marcha que no tenía letra, todo el mundo la conocía como la marcha de Perucho,
0:05:52 y todos chiflaban y tarareaban aquella marcha, incluso el propio gobernador español de Cuba la chiflaba.
0:06:00 Pero un día la revolución estalla y así Perucho, el pianista, que tenía una hacienda en las mangas cerca de Vallamo,
0:06:10 empezó a utilizar la hacienda como arsenal.
0:06:14 Hacían así balas las mujeres, él reparte unas proclamas llamando al pueblo a las armas, tratan de combinar una bandera,
0:06:24 y lo hacen con los colores de las que anteriormente habían hecho Narciso López y...
0:06:31 Toma en la ciudad de Vallamo, tienen algunos triunfos, y cuando llegan a esta ciudad de Vallamo todos silvan la marcha,
0:06:40 y alguien le pide a Perucho que le ponga letra, y Perucho le pone una letra a las armas, correr, vallameses,
0:06:49 que la patria os contemple orgullosa.
0:06:52 No te maíz una muerte gloriosa que morir por las patrias vivir, digo los versos no, fatalmente no son buenos.
0:07:00 Digo yo pidiendo permiso porque no leí más.
0:07:05 Y todos empiezan a cantar esa marcha, y después viene la larga guerra, los revises, la persecución.
0:07:14 Ya derrotado y cercado por los enemigos, Perucho trata de suicidarse y se tira sobre un sable,
0:07:21 pero las fuerzas le fallan, lo capturan y lo ejecutan.
0:07:26 A todo esto, Nueva York, en Florida, en Bogotá, en México, en Caracas,
0:07:31 hay cubanos del exillo que sueñan con la libertad.
0:07:34 En La Habana también está presente el espíritu de la revolución, por ahí en medio de una función teatral,
0:07:41 algunos gritan viva Cuba, viva Cuba libre, y otros gritan viva España,
0:07:46 y entonces se arma la bronca porque desde luego el crecimiento español está muy bien preparado,
0:07:51 e incluso algunos chicos jóvenes de La Habana se enrolan voluntariamente al ejército español,
0:07:58 y cuando esto sucede, los jóvenes irreverentes, los jóvenes que sueñan con la independencia,
0:08:03 se burlan de estos chicos que se han enrolado con los españoles.
0:08:07 Y un día, un joven enrolado en las filas españolas está desfilando
0:08:12 y recibe un papelito que dice, ¿sabés cómo se castigaba en la antigüedad la apostacía?
0:08:19 Entonces ese joven voluntario del ejército español se queja las autoridades, se queja la policía,
0:08:26 le muestra el papelito, descubren al autor, el papelito, lo encarcelan,
0:08:32 y el autor de aquel papelito es un chico que también es poeta y se llama José Martí.
0:08:41 Lo meten en cana, hasta que alguien lo saca, un alma piadosa, lo mandan al destierro, a España.
0:08:48 Y allí en España Martí, que es muy enfermizo pero que tiene un nervio interior muy especial,
0:08:56 se hace querer cosecha amistades y amores, y discute, y habla, y habla mucho de la revolución.
0:09:04 Un día se entera de que han fusilado en La Habana a ocho estudiantes
0:09:09 y que han metido en cana tras 35, y hay algunos amigos de él entre ellos.
0:09:15 Entonces Martí levanta la voz, pero no solamente lo hace en Madrid, sino que empieza una larga peregrinación.
0:09:23 Allá por 1880 va primero a México, a Guatemala, pero básicamente a Nueva York,
0:09:34 y su nombre ya es una bandera, hasta que llegue al momento de actuar.
0:09:42 Y ahí no se queda atrás tampoco porque resulta que el tipo vaya a saber cómo, porque sus medios eran escasos,
0:09:50 consigue tres barcos y lo llena de municiones en el Puerto Nueva York.
0:09:55 Como nunca falta un traidor, bueno, alguien lo vende,
0:10:01 y las autoridades norteamericanas confiscan las tres naves e incluso la policía comienza a perseguir a Martí.
0:10:09 Y ahí se dispara caballo, ¿no?
0:10:13 Y atraviesa como un fantasma en el país, en Estados Unidos.
0:10:18 Pero sigue conspirando y hablando con amigos.
0:10:21 En Cuba se esperan de que Martí va a volver, que ya está en camino, y está ya la revolución.
0:10:30 Y Martí se embarca a Cuba en un barco frutero.
0:10:35 Ahí medio lo dudan, o la manzaron, que sé yo.
0:10:39 Y el 3 de mayo de 1895 se encuentra con Maseo, y pide ser trasladado rápidamente al frente de Bataza.
0:10:47 No es que llegó ahí, se quedó sentado.
0:10:49 Él quería estar codo a codo con los soldados.
0:10:52 El poeta que además, en todo este tiempo, ha escrito un montón de obra.
0:11:00 En todo este tiempo, mientras yo hablaba, ¿no?
0:11:04 Así como en la otra página, aprovechando que yo hablaba, se murió Fernando VII,
0:11:11 en el transcurso de esta segunda parte, José Martí se escribió El Diablo Cojuelo,
0:11:19 Patria de Libertad, el Ismaelillo, ¿no?
0:11:25 Entonces, dedicada a los chicos, la vindicación de Cuba, cartas de Nueva York, versos ansillos,
0:11:31 todos esas obras de José Martí que conoce.
0:11:36 Pero bueno, este poeta insiste en batirse codo a codo con los guerreros,
0:11:44 y en boca de dos ríos, en el 19 de mayo de 1895,
0:11:51 se lanza, pero casi de un modo suicida, a la carga, una carga loca,
0:11:57 y furiosa que termina con su muerte.
0:11:59 Lo matan, lo dejan ahí ensangrentado, se lo llevan los enemigos en una parigüela,
0:12:05 dentro de un cajón de madera sucia, como un trofeo de guerra a Santiago de Cuba.
0:12:10 Creyendo que le han ganado, ¿no?
0:12:13 Pero no le han ganado.
0:12:15 Los cantos de Martí siguieron viviendo,
0:12:18 y Cuba encontró bastante más tarde su independencia.
0:12:22 ¿Cómo fue esto de la independencia de Cuba?
0:12:24 Yo qué sé.
0:12:27 Interviñeron los Estados Unidos.
0:12:30 Esto terminó con una guerra entre los Estados Unidos y España.
0:12:35 En 1898 había un acorazado, el acorazado Maine,
0:12:40 un acorazado americano ahí en La Habana, y lo hacen volar.
0:12:45 Nunca se supo quién fue, o en todo caso,
0:12:48 no importó porque Estados Unidos acusó a los españoles de ser responsables,
0:12:53 y le declararon la guerra a España, una guerra es igual,
0:12:56 porque no, recursos españoles eran muy pocos.
0:12:59 España pidió la paz, fue inútil, hubo batallas,
0:13:03 a pesar de que se pidió la paz, finalmente se firma la paz en 1898 en París,
0:13:11 y España pierde a Cuba,
0:13:16 cuya independencia se declara,
0:13:18 y pierde también Puerto Rico y Filipinas,
0:13:21 que pasan a depender de los Estados Unidos.
0:13:24 Pero, pero, en verdad esa no es la independencia de Cuba,
0:13:28 porque había inciso la enmienda Plat,
0:13:32 creo que se llamaba, conforme a la cual Estados Unidos
0:13:36 reservaba el derecho de intervenir en el gobierno cubano.
0:13:44 Y el primer gobernador de la tercera República,
0:13:49 que sí se llama el gobierno, es un norteamericano,
0:13:52 y el segundo también, el primer se llamaba Brooke, el roto.
0:13:59 Y, casi podría decirse que la independencia de Cuba
0:14:04 no sucedió realmente, hasta 1933,
0:14:09 cuando Ramón Graus San Martín decretó la nulidad,
0:14:16 derógalo en mienda Plat,
0:14:21 que permitía a Estados Unidos intervenir en los asuntos de Cuba.
0:14:28 Pero, también en España hay consecuencias después de la guerra,
0:14:34 y nace una generación que está ya, digamos, en su desconformismo,
0:14:44 en virtud de esa derrota española en la guerra contra los Estados Unidos,
0:14:49 que es la llamada generación del 98, justamente.
0:14:52 Esa generación pertenece en algunos que nosotros admiramos mucho,
0:14:56 y es tapió barroja, y José Martínez Ruiz, más conocido como Azorín,
0:15:03 y nada menos que nuestro Miguel de Unamuno,
0:15:07 y va a ser en clan un poco más tardíamente,
0:15:11 quizá José Orteguegaseo o Juan Ramón Jiménez,
0:15:16 esa era la generación del 98.
0:15:19 Esto es lo que quería decirle acerca de la trabajosa,
0:15:25 la independencia de Cuba,
0:15:27 que dio una revuelta tras otra,
0:15:30 y que aún así no fue consagrada de un modo sagrante.
0:15:38 Esto es lo que quería contar.
0:15:43 Digo para aquellos que dicen que no hablamos nunca de asuntos latinoamericanos.
0:15:50 Bueno, ¿quién quiere dedicar todo esto?
0:15:54 Y a los ideólogos de la patria grande, Alejandro Sustenbo-Tormit,
0:15:58 es decir, de San Martín Bolívar Artigas, por nombrarlos como emblemas,
0:16:02 y ya que también, obviamente, los intelectuales y los poetas muchos hacen,
0:16:09 y muchos tienen que ver, y muchos se les teme también a los intelectuales en estas líderes,
0:16:15 a Andrea Genía, a Victor Hugo y a Miguel Ormández.
0:16:18 Bueno, aquí nosotros hemos pensado cómo amueblar esta charla,
0:16:26 yo recordaba el momento del exilio cuando se pide Martí, tiene que irse de Cuba,
0:16:33 entonces ya me ocurrió un balcretosmo que me gusta mucho,
0:16:38 y que se llama TV Partir y que canta Hugo de Carrelles.
0:17:18 Mi corazón, hoy tan solo me queda el recuerdo,
0:17:27 el recuerdo que a varias visoras, y en sus vídeos de la forma vivo.
0:17:40 Y aquel amor, y aquel querer, y aquel calor,
0:17:46 como huelga que da un gran pesar, por qué.
0:17:53 Divina sonora, te junto a tu lado continías, caricia, tan feliz pasé,
0:17:59 tu besarela, y sí, desgraciamos, y se le di,
0:18:03 en dulce el sueño y almas confundidas como adormecidas te escuchaba velar,
0:18:09 y tu voz era un suave caer.
0:18:16 Tus ojos negros, y gran profundo, me llevaron lejos hacia un vez de tel,
0:18:22 me embriega para tu vida, visitando, me asoñar,
0:18:26 mis yones se le ceguen en el espacio, en el fruto dulce del espiritual,
0:18:32 me fumaste y hablo de cago, mi pena.
0:18:41 Te vi partir, te vi alejar, que leí morir, sin embargo,
0:18:50 mi alma no crezó tu adiós.
0:18:55 Tu ecuro el visión, que me engañó con la pasión,
0:19:02 que encendió tan feo y el pipeto,
0:19:08 con los anhelos, un remedio de esencia,
0:19:14 vos trocados en lo que inquietud.
0:19:22 La vocación, el mígeno, con ilusión,
0:19:28 con esperanza en mi corazón, tu amor.
0:19:42 En la venganza será terrible, hemos escuchado que vi partir de Fidel Pintos en la versión de Hugo del Carrile.
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