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9 de Junio de 2008

Catálogo de los chistes de los reyes

Transcripción automática

0:00:00 La risa de los reyes es un tema que hemos abordado algunas otras veces y hoy accediendo a argentines pedidos vamos a reciclar.
0:00:10 Es un catálogo de los chistes preferidos por algunos reyes, no demostraciones de los bufones ni cosas profesionales.
0:00:19 Aquí hemos recordado muchas veces Adolfo, hoy que decía que un grupo de amigos inteligentes con un código propio es mucho más gracioso que cualquier comediante profesional.
0:00:31 Yo creo eso, firmemente. Los estudiantes que comparten bromas internas y quieren inventar un código de lógica o mejor dicho de antilógica para utilizarlo entre ellos son muy graciosos.
0:00:45 Las amigas, las tres amigas que se burlan del novio de una cuarta son mucho más graciosas que el programa Latuaraca.
0:00:55 Porque me parece que así la inteligencia encuentra un campo mucho más propicio que digamos en un concurso de chiste por televisión.
0:01:04 Yo cada vez que oigo el inciso resulta que había un japonés que tenía ganas de ir al baño, ya no me da gracia, me da ganas de no reírme.
0:01:12 Usted me dirá, será que no entienden los chistes.
0:01:16 Hablemos entonces del tema de hoy.
0:01:21 Primero el catálogo, mejor dicho, primer rey del catálogo.
0:01:26 Es el rey enres Eduardo II que gobernó entre 1307 y 1327 en Inglaterra.
0:01:33 Tenía este rey una fan desmesurado por parecer chistoso. Mal cosa para un rey.
0:01:38 Era un hombre excéntrico que se divertía muchísimo con los disfrazos.
0:01:44 Por ejemplo, se solía vestir de albañil y se mataba de risa cuando funcionarios y nobles se sorprendían al encontrarlo en obras en construcción.
0:01:53 Es cierto que a Eduardo II se dice le gustaban los albañiles.
0:01:58 También se disfrazaba de carretero y por ahí lo veían al mismísimo rey conduciendo un carruaje.
0:02:05 Imagínese, ahora los príncipes tuvieran ese afán y usted fuera por la calle pasar a ponerle un carrito con bus.
0:02:13 Vendiendo duraznos a 40 al ciento.
0:02:18 Eduardo participaba también en jergas voluptuosas.
0:02:23 Los cronistas de su época cuentan que recompensó espléndidamente un pintor de su corte por bailar encima de una mesa en una orgía.
0:02:33 Yo digo para eso. Para gastar la plata la gasto en otra cosa. No es divertido.
0:02:40 A menos que lo haya hecho bailar para que dejara alguna mina libre.
0:02:44 Pero los que conocen la historia saben que Eduardo II era un hombre que se divertía también de manera muy grande.
0:02:50 Y murió de un modo espantoso que algún día vamos a contar.
0:02:54 Parece que le pagaba y esto me gustó. Le pagaba a sus nobles para que se cayera del caballo de un modo cómico extraordinario.
0:03:04 Incluso tenía a Eduardo un escalafón, una jerarquía que favorecía a los que se caían más graciosamente.
0:03:15 ¿Te haría hecho eso con el actual príncipe de la terra?
0:03:21 Se cae gratis.
0:03:25 Otros reces ingleses que tuvieron formas raras de divertirse fueron aquellos que tenían por costumbre sacarle la silla en que se iba a sentar.
0:03:35 Una diversión clásica. Hoy me voy a searruchar la silla cuando me quiero sentar.
0:03:39 El rey Jorge II molestó a todos sus cortesanos durante 10 años con ese chiste.
0:03:45 Parece que era lo único que lo divertía.
0:03:49 Andaba siempre con una especie de melancolía que no se le iba a nunca, salvo cuando les acaba la silla a quien se iba a sentar.
0:03:59 Y esto lo hacía 100 veces por día.
0:04:01 De modo que ya formaba parte del deber cortesano sentarse en el suelo.
0:04:07 Desarrolló Jorge a sí mismo una serie de estrategias muy efectivas para sorprender a los que iban a sentarse.
0:04:12 Cuando alguien se apretaba a acomodarse, Jorge II ordenaba a sus pages.
0:04:19 Que tiraran de unos finos hilos a todos a la silla y disimulados en las pelas, en las cortinas y en el orópel.
0:04:27 Todos los ministros que tuvo durante 10 años cayeron ante el rey alguna vez.
0:04:32 Y lo que es peor, debieron soportar carcajadas que duraban horas.
0:04:37 Y los ministros que tuvieron en el rey se fueron sentados en el rey.
0:04:41 Y los ministros que tuvieron en el rey se fueron sentados en el rey.
0:04:44 Y lo que es peor, debieron soportar carcajadas que duraban horas.
0:04:49 Empezaban a rey, Jorge, Jorge, no paraba.
0:04:53 Parece que alguien se vengó una vez del rey Jorge.
0:04:57 Una de las preceptoras de las princesas, Lady Delawain, cometió esta gozadilla.
0:05:04 Parece que una vez empujó la silla del rey y el rey se fue al suelo.
0:05:09 Lo peor es que después de caer estalló en una ruisa tan tremenda que se desgració.
0:05:20 Por no decir otra cosa.
0:05:23 Se desgració encima.
0:05:28 Qué rey tan divertido.
0:05:30 Una noche maravillosa.
0:05:32 Se acuerda del ojo.
0:05:38 Algunas bromas de Luis XIV de Francia eran todavía peores.
0:05:42 Luis regalaba cajitas de dulces que tenían la particularidad de llevar dentro un ratón vivo.
0:05:51 Si lo hace este dulce, Barton.
0:05:54 En realidad era Luis amigo de las bromas gastronómicas.
0:05:58 Echaba sal en el dulce de los nobles o escondía este cetodinario.
0:06:04 Siempre me ha gustado esto.
0:06:06 Lo hemos contado muchas veces.
0:06:09 Se escondía Luis XIV abajo de la mesa.
0:06:12 O así esconder unos amigos abajo de la mesa.
0:06:16 Con orden de gritar cuando trincharan el pavo.
0:06:23 Lo vi en los tres chis lados.
0:06:25 Cuando cortaban el pavo los amigos de abajo de la mesa.
0:06:30 ¡Está extraordinario!
0:06:33 Lo voy a hacer la próxima vez que invite gente distinguida a casa.
0:06:37 Que no seremos nosotros.
0:06:41 Y entonces personas distinguidas como...
0:06:45 No sé, a quién puede.
0:06:47 Con ninguna persona distinguida, pero puedo invitar desconocidos distinguidos.
0:06:52 Por ejemplo, Juan Alberto Badi.
0:06:56 Sí, es conocido y amigo lo puede invitar en muy distinguido.
0:07:02 Y cuando yo trincho el pavo gritan...
0:07:05 Y Badi se levanta y lleva.
0:07:10 Otra división no.
0:07:13 Otra diversión de Luis XIV.
0:07:16 Tenía que ver con el canto.
0:07:18 Le gustaban a Luis XIV las canciones obscenas.
0:07:22 Las cantaba y las escuchaba.
0:07:25 En una ocasión, oyendo una que dice...
0:07:28 Ese que toca el bombo lo toca de mala gana.
0:07:31 Tuvo un espasmo de risa que lo abogó y casi se muere.
0:07:36 Tuvieron que hacerle una sangría para salvarlo.
0:07:39 Con no estos grandes calores y no se levanta viento.
0:07:43 Esta murga saldrá de nuda solo con los instrumentos.
0:07:46 ¡Coco, coño!
0:07:48 Luis XIV de Alemania, Carlos I de España,
0:07:52 se reía muchísimo ante la reacción de los cortesanos
0:07:56 ante una dádiva, un favor, una distinción.
0:08:00 Al término de distintas ceremonias, tenía la costumbre
0:08:04 de desembainar la espada y tocar ligeramente con ella
0:08:08 los hombros de los ciudadanos que tenía cerca para armar los caballeros.
0:08:12 Sabía usted que en aquella época esa maniobra por parte del rey
0:08:17 implicaba que el tocado ingresaba en la nobleza.
0:08:22 Así, al tuntón, no más.
0:08:25 Salía la calle y se le pudo el primero que pasaba.
0:08:27 Carlos se reía muchísimo, pero como estos favores se habían vuelto célebres,
0:08:32 cada vez que Carlos salía con la espada, se armaban tumultos de gandules
0:08:37 que se amontonaban alrededor del rey gritando,
0:08:40 ¡a mí, a mí, a mí!
0:08:42 Lo curioso de esta gracia, Carlos V, es que este hace no mucho en España.
0:08:46 Los descendientes de esos ennoblecidos, sorpresivos,
0:08:49 pretendían gozar de nobleza hereditaria.
0:08:52 Semejante pretensión causó pleitos, demandas, estudios, alegactos
0:08:57 y milgiladas.
0:08:59 Ahora bien, en la corte de los austriás, en esa misma dinastía,
0:09:03 la risa era una cosa difícil, estaba mal vista.
0:09:06 Los reyes debían ocultarla.
0:09:09 Sí es escrito sobre Felipe II, que fue el hijo de Carlos, lo siguiente.
0:09:13 No hay ningún otro rey que viva como el rey de España.
0:09:17 Todas sus acciones y todas sus ocupaciones son siempre las mismas.
0:09:20 Y andan a un paso tan igual que día por día uno sabe lo que hará toda su vida.
0:09:24 Los que se le han acercado aseguran que nunca le han visto sonreír
0:09:29 y saben que jamás lo hará.
0:09:32 El caso más cruel de diversión, a costa de un soldito,
0:09:36 fue tal vez el de Federico I de Prussia.
0:09:39 Federico se divertía groseramente en la mesa con sus oficiales.
0:09:44 Se recuerda la rudeza y falta de gusto que tenían aquellos degenerados.
0:09:49 El objeto favorito de diversión era un tímido cronista de la corte
0:09:54 llamado Jacobo von Gunding, a quienes los reunidos hacían objeto de burla de todas clases.
0:10:00 Le prendían fuego a la ropa.
0:10:06 Después llevaban un mono vestido con la misma ropa del cronista.
0:10:12 Bien, bien, gracias.
0:10:14 Y proclamaban que el animal era hijo natural de Gunding
0:10:20 y lo obligaban a abrazarlo y besarlo.
0:10:25 Acer de upa.
0:10:27 Comparada con estas diversiones resulta fina y mansa otra modalidad
0:10:33 que consistía en remitir con la firma de Gunding a los periódicos y ediciones literarias
0:10:38 unos artículos grotescos que habían sido preparados por los amigos entre grandes resultadas.
0:10:45 En 1731 Gunding murió.
0:10:48 Pero las bromas continuaron después de muerto.
0:10:51 Federico ordenó que el cuerpo de su cronista fuera conservado en un tonel de vino
0:10:57 al cual continuaban dirigiendose con irrisión durante un tiempo.
0:11:03 Al final hubo presiones del clero.
0:11:05 O tal vez se aburrió Federico.
0:11:08 Y accedió a que Gunding fuera enterrado como cualquier otro difunto.
0:11:14 Qué gracioso.
0:11:16 Bueno, estas son las bromas de los reyes.
0:11:20 Enrique IV, el rey de Francia, me gusta la mía.
0:11:23 Le enseñaba a toda clase de bromas obscenas a su hijo, el pequeño Luis XIII.
0:11:28 Incluso hacía que las muchachas del acorde, las que andaban con él, ponenle.
0:11:32 Cuando hubieran manoseando, ya de chico.
0:11:37 Con tan buen éxito que Luis XIII, desde pequeño, tomó odio a todas las cuestiones relacionadas con el sexo
0:11:44 y nunca pudo reponerse del todo de esa aversión.
0:11:49 Pero a ver divertido enseñarle chanchadas a los niños.
0:11:52 Contamos con la presencia del experto en puericultura del doctor José María Cozo.
0:11:59 Doctor, queremos saber si está bien enseñarle a los chicos a decir maras palabras, chanchadas, chistes verdes, etc.
0:12:10 No, señor, está bien que el niño participe de los hábitos culturales de su familia, pero no como víctimas.
0:12:20 O sea, usted lo manosee, esa vez estamos frente.
0:12:22 Pero es que eso es lo que...
0:12:24 Yo le enseño, por ejemplo, el cuento, eso que dijimos, el río en del japonés, el otro...
0:12:27 A meterse bajo la polla de las mujeres.
0:12:31 ¿Qué edad tiene su chiquito?
0:12:33 Mi coca.
0:12:35 26, creo.
0:12:37 Y bueno, le diría que sí, enseñarle.
0:12:39 Es lo único que sabe.
0:12:41 Yo le enseñé esos cuentos.
0:12:45 ¿Y qué mal le se llamo?
0:12:47 También baila el nudo arriba a las mesas.
0:12:51 Y se le cacarician por todas las cortesanas.
0:12:54 Bueno, probablemente llegue a reyes.
0:12:57 No vamos mal, entonces.
0:12:59 No vamos mal.
0:13:01 Había otro rey, el rey de Nápoles, no sé cuál de ellos, que saber lo que hacía este fenómeno.
0:13:05 Iba a vender pescado.
0:13:07 Iba a pescar y después vendía el pescado en la feria.
0:13:12 Pero no lo reconocían, iba a que lo dignotó.
0:13:15 No, iba, vestió pescador, no iba con todos los macanudos ahí.
0:13:19 No agarró con la mano el pescado que me daba.
0:13:21 No, iba hecho un croto, pescaba y después iba a la feria, ponía el pescado ahí.
0:13:26 ¡Ve, Xularu!
0:13:28 Y vendía.
0:13:30 Trudinario me pareció eso.
0:13:33 ¿Y sería más divertido que estar en el palacio sabiendo que después volví a balar?
0:13:38 Y vendía, eh.
0:13:40 Debe haber igual, alguna historia seguramente Alejandra de Serraguna.
0:13:45 Quizás desde la ficción también de reyes que hicieron eso y que nunca más volvieron a entrar al rey.
0:13:51 Claro, tiene que haber alguna vez.
0:13:53 Imagínense, bueno, eh, Marto e impensó eso cuando escribió Príncipe en Tigo.
0:13:58 La verdad, eso me acordaba de eso.
0:14:00 Es difícil entrar y más en aquellos tiempos donde no había documento de identidad.
0:14:06 La ausencia de documento ahora total estamos solos, ¿no?
0:14:10 Podemos conversar un rato.
0:14:12 La ausencia de documento se da una cosa, fatal.
0:14:15 Pero no solo de documento.
0:14:16 De fotografía.
0:14:18 De fotografías y de diarios y de medios de comunicación en el televisión.
0:14:21 Entonces, no sabías cómo era el tipo que esperabas.
0:14:24 Claro, no sabía.
0:14:26 Había, por ejemplo, muchos artistas que eran usurpados en el nombre de otros.
0:14:34 Entonces, averiguaban por dónde andaba, por ejemplo, un bufón famoso.
0:14:39 Y ellos agraban para el otro lado y se hacían pasar por ese bufón.
0:14:42 Claro, las distancias también y los tiempos, ¿no?
0:14:44 Y pasaban, a lo mejor, diez días, un mes en una corte provincial,
0:14:50 fingiéndose tal o cual, bufón o tal.
0:14:55 Fingiéndose los trobadores, los bufones, esos tiempos.
0:14:58 Ahora no se puede. Yo me quisiera pasar por Tinelli.
0:15:02 En un canal de provincia.
0:15:10 Vengo a actuar al caso de Marcelo Tinelli y bueno, estaba.
0:15:12 Sí, la descubrieron.
0:15:14 ¿Qué voy a hacer? Me preguntaron.
0:15:16 Yo digo, soy Tinelli.
0:15:20 Ser Tinelli.
0:15:22 Y no es usted. ¿Cómo sabe?
0:15:24 No le hicieron hacer el chau, chau, chau, chau, chau.
0:15:26 No me creyeron.
0:15:28 Sí, por ahí, en la feria del libro, con unos amigos,
0:15:33 porque los inscritores son menos conocidos, ¿no?
0:15:37 Entonces nos poníamos ahí en un... están cualquiera
0:15:40 y cuando una mina compraba un libro, nos hacíamos pasar por el autor.
0:15:46 Con él la tipa compraba la guerra y más.
0:15:49 Guerra y más.
0:15:51 Pero se ha murido.
0:15:53 Y la mina qué sabe.
0:15:55 Y la mina estaba ojeando, entonces venía.
0:15:58 ¿Está gustando?
0:16:01 Sí, se parece que está bien, ¿no?
0:16:04 Bueno, la verdad, me salió bien.
0:16:08 Bueno, la mina se muere.
0:16:11 Y me quedó bien.
0:16:13 Esconde todo esto y pues se me armelió.
0:16:17 Para entrar en confianza.
0:16:19 Y no le pedían que hablar a Ruso, ¿no?
0:16:21 No, no, las minas.
0:16:23 Otro muchacho también.
0:16:25 Como la alien, sí.
0:16:28 La toda era encantada.
0:16:30 La toda.
0:16:33 Sí, ¿tata él?
0:16:35 Había foto.
0:16:38 As共.
0:16:42 Registro.
0:16:45 ¿Tiene nada más?
0:16:47 C180 con los amigos.
0:17:01 Bueno, Moro,
0:17:03 no sé si lo haría por completo.
0:17:05 Ger같o.
0:17:06 Y me dice, bueno, no me lo c
0:17:07 Empieza que yo...
0:17:08 Ya lo curo.
0:17:09 Y yo le escucha a media hora y se pone en el M200P
0:17:12 Y yo le digo 200P y qué se cree.
0:17:14 Soy Rolón.
0:17:15 Soy Rolón, no soy un... un Simón Frey Cuaquera.
0:17:24 Hemos ido a la discoteca y había un tipo que se hacía pasar por el discotecario
0:17:29 que nos vio un tango que se llama Risa Loca
0:17:33 y tiene que ver con esta Risa un poco demencial de los reyes que hemos citado.
0:17:38 Hoy iremos la versión de este beso tango de Pedro Laure
0:17:41 en la versión de Horacio Salgán y Ubaldo de Lío,
0:17:44 dos amigos de este programa.
0:18:03 Y yo le escucha la versión de Risa Loca
0:18:06 y yo le escucha la versión de Risa Loca
0:18:08 y yo le escucha la versión de Risa Loca
0:18:11 y yo le escucha la versión de Risa Loca
0:21:19 y yo le escucho la versión de Risa Loca
0:21:23 que mira el regalo de Rosalía
0:21:25 me toca lo que es Crocer
0:21:28 cantidad de clases de

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