¡Hey,... aquí, ven, a la dimensión de Alicia, del Sísifo que Camus consideró el héroe absurdo definitivo - corre por cuenta de Camus- al territorio mío que te ha parecido el pequeño suelo que pisa el ángel a las puertas del Hades, a la playa donde las musas cautivas de la modernidad visten y desvisten el traje de baño de la Metáfora, pegajosa telaraña donde las miradas van distorsionadas o rectas!...
Ya no llevo tu apellido, eres libre. Ahora, es una mágica, cósmica o, miserable posibilidad de tierra no arcillosa, de agua clorada : que, sea yo... o no, la que te responda cuando - hombre - me tocas.
Tu gris materia vanidosa,... no puede verme, imposibilitada de reconocer mis propios toques; que menos o más intensos, en amor o en amor, intentan lo que suele convenientemente ser acusado de locura violenta: inocente es, mas no el psicópata que perfecto definió Barton, como gerencial.
Muero y renazco de y en cada uno de ellos.
Pero también tú eres dos, tu dialéctica es cada vez menos efectiva, el miedo es enemigo de la honestidad; el peligro, en otras naturalezas, es acicate para la honradez extrema. Oh,... son los concejales de Vicente López los que incitan - Yago múltiple y proteico - a la prudencia : cuídate del amor, gritan, susurran, retorizan los átropos del amor; de qué te sirve, ¿mejorará tu estado y el de tu descendencia?, ¿tu condición de occidente escandalizado ante el oriente inmutable y a la visconversa?.
Ya no llevo tu apellido, puedo bajar el cierre relámpago de la espalda y decir te amo sin que me avergüence nunca más la reacción del chair encadenado.
Nadie te culpará - es lo que te preocupaba, no mi destino.
"Ella se venga con el monólogo".
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Trasciendo de un romanticismo más puro, no de un francés con fuertes pinceladas yankis, ni de un vomitivo yanki afrancesado, ni de un italiano fascista y conventillado. Fellini, Bertolucci... Ana Magnani, Giulietta Masina, Kristin Scott Thomas, Juliette Binoche, Jeanne Moreau, son nombres representativos de mundos que me conmueven (porque estamos hablando con metáfora, hablamos de arte).
Una buhardilla es otra cosa, el cielo de París... la abstracción del mundo. ¿Un francés que te ofrezca un baño, a menos que piense en placeres mutuos? Occidental y grotesco, la deliberada, destapada mediocridad, en la exhibición de las nalgas de la mujer amada, a la que hace tanto tiempo que no ve... Si es lo que más desea de ella, lo que representa su "pasión propietaria" -precio que cobra el público regente-, pero no su amor, su ternura rendida, -como su beso y su frente escondidos donde verbalizar no es necesario-, debió darse intensamente a entender, como el factum irreversible... Sin lugar a dudas la belleza : y no la pobreza de ese gesto de mercado, de burdel... dudo que francés; porque no era la vida real, era una película. Y cualquier expresión de arte confunde o al menos es confusa.
Puede que Semana Santa sea para algunos unos glúteos de gimnasio. Para otros hundir el rostro en las vísceras de la ausencia, que vuelve un instante a encarnar, a incitar a lo blasfemo, a invitar a lo sagrado. Puede que sea el coito del alma o del cuerpo o, de ambos.
Una buhardilla pobre como el pesebre y la cruz. Una buhardilla rica, como el fuego y la luz del amado que vuelve. Una buhardilla donde la trinchera sea una exorcizada pesadilla y donde "el que sueña que es amado es amado".
Alguien, tan seguro del amor, de no ser un traidor del amor, que sabe que, en las condiciones que sea - moretones o estigmas, miembros mutilados por congelamiento, rostro perfecto marcado por el obsceno manoseo de la pólvora - tomará distancia de los glúteos, del tierno y amable gesto de ser cubiero con una bata - como el manto - para salir a la luz, a la altura, al aire, a ver qué veía el que no vimos en tanto tiempo, para limpiar las miradas.
El valle inferior al pie de la montañosa espalda, la altura del refugio del amor y al pie los crímenes del mundo, son el reino de los labios y manos, secretos, del amor.
La metáfora de lo que se ve, como las metáfora de estas palabras, habla de la soledad, de Semana Santa, de Malvinas... De los que han nacido en ese trayecto de la jarra, que no termina de caer... Son ( somos, no es cuestión de dejarlos solos, repartimos) inimputables.
La verdad no pertenece a la dimensión de las apariencias; pero suele recorrerlas como aquel monarca disfrazado de mendigo.
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Van apareciendo pieles nuevas y bellas ( aunque el periodista uruguayo dijo en la nota "ya no hay belleza") de LVST -anoche otra vez y, las que no menciné - pero son de la misma Serpiente.
Es ley de Dios, el contenido. Los tiempos, los contingentes, suelen ser malos músicos, actores sin "timeline" ni "timer" ( palabras de Barton que no pasa una noche sin decir algo en inglés) obsecuentes de un director y un gerente (¿qué hay detrás de las máscaras del público o, son amantes en crudo que se han quitado de antemano la ropa interior y dejan creer amorosamente al amado que es él quien se la quita?) que como el Dr. Barragán insiste en las tenazas y el pedal. ¿Tal vez ser legandario, sobre una montura legendaria o un Monte de los Olivos, sea más importante que una cuenta bancaria, un viaje a París, el propio nombre en una Antología?
Ver amanecer en un alto balcón,... ¡ qué lindo !
"Alto, muy alto en una colina
en una casa de vidrio de rubí
viviendo en la calidez del Sol
vive el amor que yo ansío.
En una casa de vidrio de rubí
sin puerta
quemando, reflejando
desde el ojo de mi deseo."
Tú y yo - Leonard Nimoy
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"Acudieron grandes multitudes al sermón del monte"... Permanecieron sin comer ni beber, comiendo y bebiendo un alimento inmaterial que, seguramente, no fue el mismo para cada uno, pero único en su esencia.
Estoy segura que "alguien" ( se cuenta que así nombraban los esquimales al sujeto de enunciación) puede ser con el interlocutor, presente en el galponcito o presente al borde de la radio como otros al pie del monte - y no es una blasfemia, apenas una metáfora y ninguna metáfora del amor es indigna ni improcedente - como... "eso que se siente cuando se come chocolate" o cuando, los que encontrándose en el momento y lugar oportuno, comieron maná.
Hay quienes regalan chocolate (como los temas musicales del discotecario, significando algo oculto no aparente) con forma de alfajores o bombones o huevos...
A algunos no les cuesta nada y reciben elogios, reconocimiento público y afectivo.
A otros, les cuesta privarse de lo esencial para sobrevivir y, reciben el insulto público y el silencio afectivo.
No es confusión del Amor, ir al César con Dios y a Dios con el César : es el misterio y la paradoja de la redención. El mensajero puede no parecerse al mensaje y a la visconversa.
La justicia es para algunos, endorfinas. Para otros, el alma del chocolate.