Adolfo. Que valiente!
Tome su reunión con ese compañero de la secundaria como una inversión. No son horas perdidas aunque lo parezcan, siempre sirven de algo. Imagine que con esa experiencia no se le ocurrirá ir a arreglar los zapatos donde los llevava su padre. Si sumamos sastre, peluquería, lugares donde la pasamos genial en vacaciones y jugueterías que nos gustaban y pensamos que les gustará a nuestros hijos, se va a ahorrar al menos un par de meses de vida.
Respecto a Dorio, tengo sentimientos encontrados, por un lado no me gusta algunas cosas que dice y por otro no me gusta como las dice. De todas maneras, no es suficiente como para desear no escuchar los programas.
¿Qué pasó con Ripio?, ¿se lo tragó el ídem?