Tiene razón Marta. Vivimos en un tiempo en que lo que no se expone, no se publicita, no existe. Aunque un ciudadano común o presidente, ocupe su día en concretar actos extraordinarios y, sus noches a pensarlos y preocuparse, al no ser "comidos" desde los medios audiovisuales, el ser y su vida en cuestión, vulnerabilizados al máximo por ese sistema, serán cazados metafóricamente y masticados. Para algunos conocer mal y hacer mal, es mejor que admitir no saber y no hacer nada. Las colas suelen asomar bajo los abrigos y la cacería bajo el protocolo.
Las cosas más terribles y sin solución no lo son tanto por el conflicto que representan, sino por la voluntad y el carácter de quienes las manejan y encarnan; no deja de asombrar que sea siempre, por lo más primario del individuo y el ser colectivo.