Lo escuché en internet y carezco de los elementos y la destreza necesarios, para grabarlo o bajarlo de allí. ¡ Qué bueno para los que pudieron !
Me sorprendió maravillosamente su canción, es algo precioso.
El diálogo fue rico, aunque en el encuadre disciplinado pero recién estrenado del programa, el fluir intimista sufrió un contraclima, no era posible profundizar, quedando algunas ideas valiosas, algunos indicios, flotando, inacabados...
No entendí la necesidad ni lo abrupto de maniobrar el diálogo, haciendo recordar que era "su" programa y él su "conductor", en vez del anfitrión convidando libre hospitalidad.
Consideré impropio el momento, para que Alejandro consintiera en la caballerosa humildad de agradecer su gestión "musical" en la Opereta, en vez de recordar solamente el hecho artístico. O'Donnell dijo "obra maravillosa" y ahí, lo perdoné. Pero con O'Donnell se tiene la sensación de no alineación, de no igualdad. La suavidad, en su voz, me produce desconfianza. Recordé el juego infantil "adiviná en qué mano está" : Alejandro jugó sin importarle adivinar, ni siquiera por el dulce, sino por el amigo.
O'Donnell recurrió demasiado a lo psicoanalítico, lo que a mí no me gusta; lo acepto porque es otra visión que suma; pero ¡ Alejandro es un espíritu cargado de frutos, por qué no entrar en ese jardín ! Me pareció que Alejandro no esperaba ese "marco".
Entonces llegaron las llamitas, el arder parejo, en que habló como hombre, llevó a Alejandro a esa instancia. Y fue lo mejor. Alejandro fue lo mejor. Y sin ayuda.
Perimetrar lo que fluye, nos deja con ganas de más, con huecos por llenar. Por suerte siempre podemos volver, una y otra vez a la fuente : Dolina.
No me gustó la aseveración psicoanalítica de O'Donnell sobre Alejandro "...estás aquí para cumplir las fantasías de todos". No es correcta porque no justiprecia el cimiento y la arquitectura de la construcción de Alejandro, sino apenas el paisaje contemplado desde una de las ventanas de esa construcción, visto desde adentro : ¿por qué "entró" y destacó ese punto?, ¿lo consideró el dato esencial de su arte, el más generoso aporte social de su personalidad, la repetición adulta del aprendizaje infantil - basándose en lo que le contó Alejandro -? No era una sesión de psicoanálisis, no cabía la atribución, no tenía el permiso del entrevistado tampoco, es casi una traición involucrar al que confía : no es prerrogativa del conductor, ni debe ser diezmo del invitado. Dolina, tiró la capa sobre el charco y lo dejó cruzar, sacó de su bolsillo un puentecito plegado, lo desplegó y se lo tendió : ¡ grande, mi amor ! Se "acomodó" y ayudó con sus pensamientos, sus emociones, su amigable entrega a quien reconoce talentoso, de quien valora la amistad.
O'Donnell le agradeció a Alejandro, al despedirse, sus virtudes. Alejandro, le respondió a O'Donnell : - Gracias por su amistad.
O'Donnell homenajeó el humor de Alejandro, contándole un episodio en el que casi expuso su vida, yendo en auto, mientras lo escuchaba descontrolado por la risa desmedida.
Tal vez alguien podría contar, cómo la música, la poesía de Alejandro, le salvó la Vida.
Y cómo su ejemplo-presencia sostenidos, son la causa del amor y la admiración y la gratitud y la esperanza con que, los jóvenes y los que maduraron a patadas, hallan en él la obediencia confiada al conocimiento y al sentido de luchar por la vida : y no que les realice sus fantasías.
Me emocionó también, sin control y sin estacionar, cuando al hablar de la Plaza del Ángel, Alejandro dijo - ¡vibró! - "yo siento una gran vergüenza Pacho".
Nosotros ( incluso el ángel ) sentimos que es diamantina justicia : el amor es justo.
Virginia el domingo, 06 de febrero de 2011 a las 01:24 AM
en La venganza será terrible del 04/02/2011 dijo: