Alfaraguas suena como la pronunciación de un niño de primer grado, enredado en un trabalenguas; incluso como una misma que al estar agotada, en la obligación de seguir hablando, intentara en piloto automático, pronunciar el nombre de cierta editorial. Suena, como ciertas ideas que una tiene en ese caso.
Al leerlo, recordé El hombre ilustrado...Sus ilustraciones como ese llavero...Y que ese llavero y el hombre que lo tiende ( Dolina) contiene como el cuerpo de el hombre ilustrado, otras si no temidas por ignoradas, al menos temibles : la imagen que muestra la muerte o la vida, el futuro del que "abre", del que "mira".
Las bibliotecas también son llaves, muchos pensadores y artistas y comunicadores, también son llaves. Me dirás que "Dolina se pone a mano"... No basta, hay algo más.
Se dirá que se sigue a la llave no a la mano que la tiende. Pero nadie da llaves en esta vida humana, porque nadie la tiene, ni siquiera el maestro. Es como la justicia : el hombre no puede, no sabe ser justo, la verdadera justicia es justicia poética, y "la" llave comparte esa naturaleza, ni siquiera sabemos por qué alguien la recibe y otro no.
En mi experiencia he sentido, que lo que pesa es el amor del maestro, la palabra sostenida por el acto, por la realidad tangible de aquello que es en sí mismo abstracto. Ver marchitarse al maestro en el "traditore", es uno de los golpes mortales de la vida que nos ponen a prueba; igual, también, como sucede con el ser amado.
Amor no es deseo de posesión de algo, ni es el "falo" o la "teta" simbólicos o concretos. No hay fanatismo en el amor, hay espera, porque es infinito, sigue vertiendo, fluyendo...Es otra cosa. Y eso, le toca a cada uno descubrirlo.
Perdón, yo no soy agnóstica, la experiencia no me lo permite; tampoco religiosa, soy en todo caso religiosidad : he sentido lo sagrado, el misterio que te pone en pie de acto, en disposición angélica o demoníaca, según eres, según quieres, frente al misterio de un límite que te desintegraría si no confiaras.
Es simple lo de Dolina : no nos vamos, porque volvemos; por la gota; por amor.
Hay una canción que canta Víctor Heredia, habla de la tierra de uno, que termina diciendo : Nunca nos fuimos de tu lado, por amor.