Bueno, esta noche me despido. Como no soy ni un ladrón ni un impostor, sino alguien que gozó de un regalo, no me voy sin saludar. Igual seguiré leyéndolos.

En esa montaña del Alma que es la palabra, donde el clima suele ser salvaje, pero tiene bolsones y valles calientes, ocultos tras entradas que a veces, tienen claves o son invisibles, jugamos a las escondidas, a la mancha y también, al tesoro escondido. Gracias. Por primera vez en mi vida, voy a extrañar palabrotas, me van a parecer achuchones de amistad. Me gustan como son, sólo descarten el "delirio". Y no se enojen conmigo. Al final de la primera parte de la Opereta, cuando Manuel dice al niño ( era Martín, ya saben ) que tiene que pagarle, el niño responde : - No, es gratis. Sino al final voy a terminar pagando yo.----------- No encomillé. ¿Cuántos habremos pagado varias veces tres, no? Un beso en braile, un beso en morse. Un beso en letras.

Escribo esto para alguien :
Si los fados eran para ella, así como las margaritas lo eran, entonces dele el lugar que toda mujer cómoda en sus carnes quiere con el alma. Lo dice ante la VIDA, no como aquella ante la muerte : Soy una mujer, ¿ dónde está mi hombre ? Soy una mujer ¿ dónde está mi casa ? Soy una mujer ¿ dónde está mi hijo ?