El Che
Felipe Pigna
(fragmento)
"Póngase sereno y apunte bien. Va a matar a un hombre."
"Aquella tarde de octubre le traía memorias de su huída de Tanzania, su vuelta a Cuba, sus primeros enojos con la ortodoxia soviética y su decisión de hacer la revolución en Argentina, la despedida de sus hijos y aquella carta que se haría famosa. “Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo.”
Había llegado el momento que años más tarde Terán recordaría: “Ése fue el peor momento de mi vida. En ese momento vi al Che grande, muy grande, enorme. Sus ojos brillaban intensamente. Sentía que se echaba encima y cuando me miró fijamente, me dio un mareo. Pensé que con un movimiento rápido el Che podría quitarme el arma. ‘¡Póngase sereno –me dijo– y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!’ Entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé.”
Así terminaba aquella vida, la del hombre que hoy tendría 83 años, pero quedó joven para siempre en aquella foto presente a toda hora en cualquier lugar del mundo, en donde haga falta."
Hay seres especiales, que son hijos de una Estrella; la Madre Naturaleza, es la nodriza, la madrina.
Es tragedia, mueca del mal, que sus vidas altas terminen con una muerte baja. Un arte de vivir debe ser completado con un arte de morir.
Y sólo hay la risa loca, la tara ciega, en el juicio o las manos que así derrotan. Siendo por eso las únicas que pueden.
Así que, no se deje "matar" Alejandro... A menos que la "muerte" venga de una espada del Sol. Y entonces no será muerte.
"En los campos de oro de mi padre hay espigas que duermen, hasta que el viento las toca y permanecen en vela; entonces crecen distintas. Serán las espadas de Sol."