Recién abro My Shared Folder. Mi mano va directo a Matar a un ruiseñor. Reproduzco. Mi mano mueve el mouse, adelanta la película, mi mano se detiene : y escucho a Gregory Peck, decir "...pues porque los ruiseñores no hacen más que cantar, no destruyen los sembrados, no hacen daño, te alegran con su canto..." etc. Sentados a la mesa, comiendo, le respondía a la niña " por qué no había que matar ruiseñores". Le cuenta "...tu abuelo decía".
Una noche reproché a Alejandro que "había matado a un ruiseñor". Es curioso, fue hace mucho y es absolutamente vigente. Le dije que elegir soluciones de mercader no era su estilo, refiriéndome a anteponer otros intereses ajenos a lo afectivo y lo artístico, intereses que habían afectado entonces la emisión al aire del programa en vivo, creo que de los días lunes,con la misma duración que tenía en el TORTONI con público presente. Arroojó al ruedo mi mail por primera vez, aunque sin nombrarme. Y yo le respondí lo que se ajusta como un guante a la misma mano, aquí y ahora, respecto a los días viernes. Cerrar la VENTANA DE LA RADIO era, es,...MATAR UN RUISEÑOR. Entonces se privilegió al público presente, desestimando al oyente. Hoy, se desestima a ambos.
Claro que él es ahora muy próximo al fruto dorado : entonces no debería olvidar el nido, el origen de la evolución de ese fruto : no olvidar él, ni la gente que lo rodea que un ideal genuino sigue siéndolo con el tiempo, y aún más decantado.
No sé por qué abrí la biblioteca de las películas, no sé por qué fui a esa y no otra, no sé por qué adelanté la reproducción de un solo trazo del mouse, no sé por qué al detenerlo, surgieron justo esas palabras. No sé por qué ahora esta intensa emoción, y las lágrimas semejantes a aquellas. Mejor dicho, sí lo sé.