Impresión : la estrella fue la presencia de semejante aplauso; el programa fue un pretexto para aplaudir a rabiar a Alejandro Dolina.
Aplauso de intensidad y uniformidad sincrónica, como si todas las mentes lo activaran a la voz de ¡aura! Como en mar revuelto y viento del este, bramido de oleaje (la ternura y la violencia) de cíclica rompiente. Satisfacción a rabiar por su presencia.
¡Y lo compartieron al brillante Trío Sin Nombre! ¡Y lo hicieron extensivo a el Tramo Musical! Pero con A.D. era un estallido, cuasi camorrero en el buen sentido y dispuesto al contrario si fuese necesario. En toda pasión hay algo de camorrero :) (acaso la que menciona A.D. en El libro de el fantasma)...
No sé por qué me resulta siempre antipática la canción de M. Jackson, es inconsciente y sin indicio alguno de comprensión de mi parte, quiebra una armonía no manifiesta como lenguaje musical, sino como una abstracción que se infiltra.
.....
De los últimas presentaciones fuera del Galponcito tres son las que me parecieron más entrañables, con alma a flor de los sentidos; dos de ellas fueron Formosa y Teatro Roma.
...
Están exagerando con esa especie de onanismo neuronal, de genitales agotados de aburrimiento, trasladado a la palabra : la obligan a repetir su rutina, hasta hacerla sonar con la escrupulosa amargura de una actriz pornográfica.
Me gustaría que alguna vez por estos tiempos, recuperara las ganas o la capacidad - A.D. - de brotar de sí, convidar un sorbo no más, de erotismo poético, sensible de transmitir. Es más difícil. Pero él puede. ¿O lo olvidó... ?
Y ¿ olvidó también ? que eso sería, una copa de rubio champagne, de genuino falerno, de fino placer : ¿ por qué en cambio tetrabrick y no copa de cristal, por qué el fraude del vino adulterado para abaratar ?... Como estrategia de "maestro", tendría dos caras : una, el rechazo por hartazgo con suerte y la búsqueda de un valor digno en sí mismo, recuperador del precioso erotismo. La otra, la resignación adaptativa a funcionar burdamente, creyendo con toda naturalidad que es el único merecimiento, que no hay otra cosa.
En fin...