Acá se defiende el anonimato y la privacidá por dos razones fundamentales.
Una, porque así evitamos el clásico ad hominem de "y usté que me va a decir, burguesito que nunca se ensució las patas" o "y qué podemos esperar de un carnicero, que todos son ladrones miserables que se quedan con el vuelto"...y así
Segunda, porque aunque no lo crea...nos emocionan las autorreferencias. Y así, con esa sensación de anonimato e impunidá, no falta el chapita que nos hable del día de su boda o del color del triciclo de su nietito pa argumentar su comentario del día: "ay, no sé por qué Barton denuncia que en Cultura le chorearon el zapallo, si cuando yo invité a un bar mitzá a uno que laburaba ahí, no le robó a nadies."