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La venganza será terrible del 11/02/2011

Comentario #33992

Virginia

Virginia el sábado, 12 de febrero de 2011 a las 07:15 PM en La venganza será terrible del 11/02/2011 dijo:

No pienso con palabras. Pero las uso para compaginar y expresar las percepciones, las impresiones que hacen música, las llamativas interconecciones como puntos de un tejido, en que las agujas se mueven rapidísimas : ¿ quién teje ?, yo no soy ese tejido pero sí las agujas.
No necesitaría la palabra para mí misma, pero me es dada para comunicar. O enloquecería. O moriría.
Lo cotidiano son las propuestas de lo no resuelto, de lo por hacer, el material de trabajo; el Jardín es lo cotidiano del jardinero; la vida es cotidiana porque no se interrumpe; el Paraíso era cotidiano.
Lo cotidiano es imprevisible, salvaje, ajeno al ego, el propio y el ajeno.
Lo cotidiano es el buenos días del maestro y la creación, es el buenas noches del amado. Es la angustia del amante. Es el mensajero al que se da muerte o bienvenida.
Lo rutinario, es suicidio ( el hombre no se muere se mata ). Lo rutinario es mendacidad hipnótica, es un exceso impertinente que nos degrada, nos saca del corral y nos arroja en él al final del día. Apartados del espíritu, apartados de la naturaleza, de los signos de sus libros, no escritos por la sociedad o el mundo dogmatisándose a sí mismos, sino libros que dicta el universo y transcriben sus auténticas criaturas.
Lo rutinario es el ruido, que no deja oir palabra, silencio, música, el hálito en la respiración. Es la máquina que no deja sentir, que desmembra, mezcla las partes y arma sus huestes de monstruos.
Lo rutinario es la anti-contraseña de la unión, de la reunión con el compañero de dos, cuatro o ningún pie : la que no sirve para pasar, sino para impedir el paso.
Traigo, comparto, de lo cotidianamente plantado y cosechado ; busco, en el estado en que esa cotidianeidad me deja, los brazos del amado y aún los brazos de su ausencia.
Traigo noticias del jardín. Y con una sonrisa especto, el venir de mis compañeros.
El rostro que veo venir. Las manos que he sentido, y reconozco.
Porque en lo esencial de lo cotidiano, no nos separamos, fuimos cotidianos.
Lo rutinario