¡Volvió el Dolina que habla de libros! Me hizo regresar a Guerra y paz, les recomiendo el capitulo primero de la novena parte.Extraordinario, aunque discutible. Les dejo algunas perlitas:
¿Qué motivó aquel acontecimiento extraordinario?¿Cuáles fueron las causas?. Los historiadores afirman ,con un aplomo infantil, que las causas de aquel hecho radicaban en la ofensa hecha al duque de Oldenburg, en la inobservancia del bloqueo continental, en la ambición de Napoleón, en la firme resistencia del zar Alejandro, en los errores de la diplomacia,etc,etc.
Así,pues, hubiera bastado que Matternich,Rumiantzav o Talleryrand, entre una recepción de la corte y un guisado de carne, hubiesen redactado un papel o que Napoleón hubiera escrito a Alejandro: "Señor y hermano: Estoy dispuesto a devolver su ducado al duque de Oldenburg" para que no hubiese estallado la guerra.
Y después sigue diciendo que en realidad había miles de causas y enumera una cuantas. Y teoriza sobre la historia y habla de "fuerzas" que son independientes de la voluntad humana y que los hombres no pueden oponerse a ellas.
Dejo tres párrafos para terminar: escuchen ( o lean)
Cada hombre vive para sí mismo, disfruta de la libertad para lograr este objetivo personal y siente en su propio ser una voz que le dice lo que puede hacer y lo que no puede hacer. Sin embargo, tan pronto como hace una cosa, se encuentra con que ya es irreparable y que la historia se incauta en ella. Ya no es una acción libre, sino una acción predestinada.
El hombre vive conscientemente por sí mismo, pero sirve de instrumento inconsciente a los fines históricos de la humanidad.El acto realizado es irreparable y al concordar al mismo tiempo con millones de actos realizados por otros hombres, adquiere importancia histórica.*
Los que digan que Napoleón fue a Moscú porque quiso ir que sucumbió porque Alejandro se proponía hundirle, tendrán tanta razón como los que digan que una montaña de millones de toneladas, minada en su base, se ha hundido porque el último obrero le ha dado el último golpe con su pico. En los acontecimientos históricos, los grandes hombres son etiquetas, ellos son los que menos relación tienen con el hecho mismo*
Viyis tardes.