Hermosa actuación, como todas en las que Alejandro Dolina se involucra desde la utopía de amor, la comprensión del corazón espectante del otro (su público pero antes personas con sus propias historias, circunstancias y esencialidades). Dejar a un lado por un rato los rigores de la cabeza, espectar también accediendo, a dejarse conmover; estado superior un pasito adelante de la conciencia.
Ante él, la gente jugándose cada vez aún inconscientemente su humanidad, su fe - el ejercicio de ellas al menos esa noche - en que el arte está hecho también de valores humanos puros, de apuestas al acto como si el acto sumado, multiplicado, fuera a hacer posible la inminente parición de la utopía, creyendo "tal vez hoy, tal vez ahora, tal vez esta acción, la dé a luz"...
Se lo ofrecen a él, lo creen capaz a él... y lo esperan de él, "si él puede nosotros podemos" y si no sabemos, sabremos con él, podremos por él. Si él sigue, seguiremos, se puede seguir...
"Nadie mira para arriba" dijo Alejandro en un momento : yo digo, sí miran para arriba, cuando lo miran...
Todo el tiempo esperando la estela de la estrella fugaz, entrando de la nada, saliendo hacia la nada, pero en el medio, entre tanto, surcando el escenario dejando en cada uno un deseo, una esperanza, a cumplir o cumpliéndose. Sí : mirarlo a él es mirar para arriba.
Y sobre, alrededor, un cielo limpísimo, no colmado de astros, sino con esa clase de luces que aisladas, grandes, brillantes, no agrupadas, parecen demostrar que se acercaron especialmente, que acompañan...que también espectan.
El helicóptero diciendo en su trayectoria sobre el escenario y nuestras cabezas : -¿Está todo bien? Disfruten, sírvanse...
Siempre es el más grande el que puede ser generoso : Dolina y Barton, lo adjudicaron a radio Del Plata.
De pie, atentos, las cabezas levantadas, las sonrisas instaladas en los rostros, envueltos en la presencia áspera pero amable del viento sur hecho brisa, el calor interno equilibrando la sensación térmica incómoda que provoca la quietud en una atmósfera fría,... se quedaron, nos quedamos, como en una ceremonia secreta que el Ojo alto de la noche, podía apreciar - la boca del lobo Fenrir no estaba en la negrura del mar, libre el horizonte-garganta del mar detrás-. Incluso aceptar como ofrenda de paz, como alegato de este mundo medio loco, medio infernal. "Si puedes mostrarme un sólo hombre justo ha de bastar."
¡ Y cuánto más si un sólo hombre justo puede reunir hombres con el anhelo de serlo!, con el anhelo supremo de la justicia ( ser humano es justo, sentirse humano es justo, tratar y ser tratado limpiamente con humanidad es justo, ver el corazón en la mano y en la mirada del otro y no juzgarlo moneda falsa es justo, porque si es "pecado de no haber nacido con la suerte de un alma buena", nadie puede saberlo, no habrá tenido oportunidad.
Si el arte no es una oportunidad para eso, no es nada.
Y, si no fuera por la poesía, que es femenina - pero ni alcahueta, ni clandestina, ni traidora, ni de bajos apetitos, ni desleal - Alejandro Dolina no habría tenido por 30 años noches como esta (y aún mejores, sí, claro y por supuesto) : la poesía, la injuriada, la burlada, la humillada poesía, es su madrina.
A veces lo olvida. Y entonces aparece la muerte.
La poesía se disfraza de muerte, pero es poesía : para imprimir en la retina, en la pupila de los elegidos de su amor, la imagen compasiva, suave y bella, hasta el final.
Cuando con el poder del artista el hombre descontrola su impulso de injusticia más fuerte que el de su don : disfraza a la muerte de poesía. Se atreve porque la vive como a la madre incondicional.
Y entonces la pobre muerte aparece terrible, con la capacidad del hombre para lo atroz.
Ya se dijo, la poesía es femenina , amante y aún más maternal : cuando Alejandro regresa a su asiento luego de aproximarse a saludar a los presentes al borde del escenario cercado,... encoge sus hombros, se estremece compartiendo con todos el frío y hace un gesto, sencillo, común, con una semi sonrisa de niño y hombre vulnerable y, sin embargo, tan fuerte, tan poderoso, como para rendir - lo sé - los corazones de todos... Frota sus manos ante el calor invisible de la fogata comunitaria, ofrece la memoria sensual del fueguito - el ancestral y el sobrenatural - invita y pide, en ese momento no da... Y todos los presentes le dan sus fueguitos, toman su frío y a pesar del frío de la noche marina y el tiritar en algunos, lo envuelven en su metafórica y real prenda de lana, incluso en el pañuelito celeste y blanco que bellas y jóvenes mujeres promotoras de "Verano de Emociones" nos reparten para protegernos la garganta, cubrirnos el cuello.
Los pechos no, porque masculinos y femeninos, están llenos de él, calentados por él.
Después del fin, otro principio: fotos, saludos, besos, abrazos, conceptos elogiosos y admirables hacia él, firma de libros, de pañuelitos, de remeras; otros, con la marca en el alma, tímidos, intensos, yéndose con tristeza.
Y la fragata allí, anclada, inmóvil : el Gran Barco, en tierra...
¡Oh Capitán, mi Capitán!...
Gracias.
viyi.v.pelayo el viernes, 13 de febrero de 2015 a las 04:02 AM
en La venganza será terrible del 12/02/2015 dijo: