Alguna vez hace muchos años en mi arrogancia de doliniana o en mi sentir movilizado por A.D. de que A.D. estaba a la altura de mis grandes ideales y mis militantes dignidades, me apasioné mal ante un montón de orates y estultos que iban hacia él exigiendo, dando por sentado que tenían el derecho y el merecimiento de recibir de A.D. lo pretendido y lo necesitado.
Me apasioné bien -obrando como falsación de mi amor y mi admiración por A.D.-, ante seres puros, entusiastas, esperanzados, que naturalmente alegres se volvían hacia A.D. como seres fototrópicos, bellos en sus dones pero marginados por el feo y envidioso rey de cuarta de este mundo, aborregándolos : no tenían en la frente la marca de Caín, tenían la marca de la palabra pobre, su estigma de pueblo bajo.
¿Quién tironeó con más fuerza de mi estrella y mis entrañas?... Si nunca acepté sobornos ni privilegios, entonces, fue por algo más : ya no sólo por mí y mi filosofía de vida, sino por simpatía y adhesión a ellos.
Si había algo de A.D. en mí, ese secreto compañerismo lo reforzaba, lo reafirmaba; era mi moneda.
El dinero es un hecho físico, una existencia de realidad material e influencia.
La completación, no la contracara, es el entramado metafísico, el contenido, la realidad interpelante y modificadora.
Son una verdad en trayecto, quienes deben pagar con la única moneda que pueden.
Son la verdad pura y sin mundo, los que no deben pagar conforme a la cotización de la Bolsa.
Y gracias a estos seres me pareció entender que, si yo fuera A.D., tampoco cobraría por la gracia de sus presencias.
Y eso me dio o creí que me daba, la medida también sin medida, de ese ser nombrado Alejandro Dolina, en una dimensión llamada LVST.
Si te arrastras demasiado tiempo por empatía, simpatía o juego compinche, algunas articulaciones se quejarán al ponerte de pie. Pero si eras un volador, sentirás al abrir de nuevo las alas, que son más fuertes, más grandes que antes: te habrás vuelto un ave exploradora y de rescate, capaz de territorios sutiles que, a pesar de superlativo soñador, no imaginaste posibles (pero sí añoraste,... por desterrado; ansiaste,... por colonizador).
Genios sublimes, crearon, vivieron y murieron en la miseria del mundo.
Hoy, parásitos del mundo poseen fortunas, poseyendo sus obras.
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Tal vez aquí y ahora, las nuevas generaciones del mundo dejaron de ser tan pobres. Y se enorgullecen de pagar. No por capitalistas, sí por discípulos del maestro. Así que ¿ qué es lo que más cuenta al final ?...No hay una sola respuesta.