Ni la lluvia en el techo de chapas, ni la tv encendida sin volumen, ni el ronroneo del aire acondicionado.
El mejor ruido blanco para caer en un profundo sopor es LVST, solo alterado por los ladridos de perros a la luna del Frío sin Nombre.
Por cansancio, comodidad, desidia, interés comercial o alguna dama influyente, mutaron de aquel programa provocador a ser un sitio de ventas de entradas.
Y de paso: ¿por qué pagar una entrada para ir a escuchar (no hay mucho para ver) un programa que se puede conseguir gratis en la web? Masoquista si, pero encima pagar no.