Marta : una vez Dolina contó una imagen tierna y metafórica. Habló del niño serio, que nunca dejó de fruncir el seño, y miraba y rumiaba seriamente ante su palito ( recuerda a Serrat, "chupando un palo sentado sobre una calabaza" ) para él era muy serio y ese palito era todo. Y lo conservó en la adultez. Bueno, yo fi una niña así y la conservo en la adultez. Y hasta me quedaron las líneas en el entrecejo ( arrugas gestuales que le dicen). Y aprendí que aunque ya no hubiera manzanas ni paletas dulces ni algodón de azúcar, ese soporte podía ser la varita mágica y no un simple resto de lo perdido o robado o consumido o engañado.
Si Alejandro quiso hacer un juego de palabras porque el "cisne negro" es también "cine negro" : mi "ordenador" no responde, hago asociaciones de otra clase, suelo estar afuera galopando tras otra idea o sumergida explorando otra gruta. Bastaba que Alejandro me dijera el chiste; no hacerlo es condescendencia, pero me deja en la ignorancia. Si me lo cuenta, aprendo algo y me río yo también; admiro esa rapidez de humor intelectual que, yo no tengo. ¿Cuál es el delito de no tener esa estructura mental? Si Alejandro aprovechó esa "s" bien por él, por ese ejercicio que le permite verse "en forma", pero para su modelo de estilo y de estado.
Le ruego me disculpe si fui torpe nuevamente, no dandome cuenta tampoco de su asociación Marta ( se parecen en algo lindo, usted y él, yo no ).
Y sí Marta, yo creo en lo humano o en mi concepto de humano. Es como la parábola del sembrador, no connote lo religioso, tóme lo filosófico si quiere. Sé que los sentimientos no se hacen nunca a un lado, cuando son lo más importante de la propia estructura o lo único. Sé que hay quien mata por defender; sé que hay quien se muere por no atacar. Sé que en cada individuo, lo humano se está haciendo o deshaciendo. Sé que tiene un precio. Y lo tiene aprender.
Quiero que alguien me ame tanto, como para ayudarme a aprender. Sin violencia, eso sí. La conozco demasiado.
Quiero descansar en el cariño, trotar suavemente en un campo infinito, y el corazón afuera de cara al viento... Abandonar la cabeza en el pecho de alguien. El alerta de la apertura, que recibe; que vigila lo que pasa tan suave y veloz, sólo para saludarlo, para cantarlo.
Me fui de mambo, expresión que aprendí aquí. Borre todo lo que dije Marta. No vale la pena. Conserve lo mejor, por poquito que sea.
Estoy cansada.