Gente, Interesante charla. Les propongo algo:
Imagínensen ser una persona que observa esos medios "monopólizados" y absorbió como verdad buena parte de las noticias, ejemplo: el conflicto con el campo, el tren bala, algunos episodios de corrupción (tanto en los diarios como lo que se ve en el barrio donde vive esa persona, por ejemplo...a ver, en San Martín, Partido 3 de Febrero, donde el intendente estuvo más tiempo en el poder que el alcalde "Diamante" de los Simpsons y actualmente es oficialista), la riqueza ascendente de los K, y un interminable etc. que de "casualidad" empezó desde la asunción de la sra. Presidente.
Con todo èsto se tiene toda una idea obviamente negativa, "ya que el gobierno se dedicó a robarle al país."
Ahora con ésta idea bien adherida, decidió un buen día analizar el tema de la Ley que se está tratando, y por razonamiento cree que puede ser bueno. Argumento principal a favor: Sustituría una "ley de los milicos" ( como dice Aliverti) y permitiría un mejor aprovechamiento a esa famosa Libertad de expresión.
Las empresas mal afectadas por éste proyecto sueltan muchos argumentos "ad huminem" en contra el Gov... Aunque tal retórica es falaz,
*¿Cómo hace el sujeto para dejar de lado toda esa idea de gobierno corrupto? *¿Cómo hace para no pensar: "si en la intendencia donde vivo hay una corruptela bárbara, ¿cómo no pensar que es peor en jerarquías más arriba del Estado"?
*¿Cómo confiar en una ley que promete mucho, pero quien lo propone es un "corrupto"?
*¿Cómo confiar y dejar de lado una indignación que fue alimentada por varios años?
*¿Cómo creer?