Yo no puedo escribir lo que siento, es mi vida cuerpo a cuerpo en el Auditorium.
En estos días no soy un oyente, ni un espectador. Soy como alguien que espera la sentencia final, como un condenado a muerte. No puedo pensar. Sólo entrar en lo que siento. Sabiendo que nadie lo sabe, grito en una habitación de muros aislantes. Nadie oye.
El público disfrutó mucho del programa. Porque pudo disfrutar de Alejandro. Él trataba de estar alegre, de mantener arriba la atención y el desenvolvimiento del programa. Lo logró. Estaba también, muy buen mozo, con su camisa blanca, su cabello recién arreglado, su rostro vivo y fresco. Dos jovencitas rubias ( parece que amigas de Barton, ya que Barton se dirigió a ellas o a ella desde la mesa ) muy bonitas, aunque una afeada a base de tanto maquillaje, seguramente accionaron aún más o especialmente su histrionismo y sus modos seductores.
La gente sentada junto a mí, comentaba "estuvo muy bueno". El cinismo de Dorio, lo amargo y refutador, estoy convencida que es el personaje que le toca representar. Barton como pato en el agua. El segmentto musical, fue precioso, tanto de parte del Trío, haciendo vida con la música, como de Alejandro, envolviendo, abrigando en lo profundo, un refugio para el amor.
Firmó el libro de La Opereta, y me dolió la dedicatoria, porque es para una persona reencontrada a través de una publicación en canal Encuentro. Tenía esperanzas - por ella -. en el recuerdo que le significaría la dedicatoria y de algún modo, un homenaje al misterio de los nexos. Llamó a la opereta "portón del melodrama" y ahora esa persona no va a entender qué relación hay entre la imagen que yo le di del escritor y músico con su obra, y la imagen que surge de la manera en que él la nombra.
M.S. y La Opereta, no tenían ninguna culpa.
Viyi el jueves, 19 de enero de 2012 a las 04:35 AM
en La venganza será terrible del 18/01/2012 dijo: