Si me permiten una opinión sobre el "asunto Dorio", usaré una metáfora futbolística: estos últimos años, los compañeros de Dolina intentaban siempre dársela "redonda y al pie". Dorio, en cambio, lo obliga a picar constantemente, y creo que Dolina se siente más cómodo en esa situación, un poco salido del centro de atención, sin tener que "remarla" solo, y siendo satisfactoriamente exigido.
He podido ver anoche cómo ante cada propia ocurrencia Dolina buscaba a Dorio con una mirada de inteligencia y de compartida satisfacción, y cómo se festejan, continúan y mejoran los chistes mutuamente. No sé, tal vez a muchos de ustedes Dorio no les guste; no dejo de comprenderlos parcialmente, pero creo que es el compañero con el que más pleno y menos frustrado se siente el propio Dolina.
Permaneceré indemne a vuestros torrenciales disensos con el antipático paraguas de mi necedad.