Uf!, qué tema, Dolina se va el fin de semana y nos encontramos hablando del amor... en fin, creo que me acomoda más hablar del infinito, del señor K o de los dictadores que nos han dejado, pero del amor... ¿qué podría decir? creo que cuando se hace presente se transforma en una contradicción, en una paradoja. Debe ser por lo finito de su presencia, por lo efímero. Se dirá que el amor filial es permanente y concuerdo, pero hasta cierto punto, hasta el punto en que existe una existencia llena de complejidades alrededor, complejidades que necesariamente nos sacan del trance que puede provocarnos la sonrisa de un hijo.
Un abrazo y... que lindo está el barrio, ¿no?.