jueves 21 de octubre de 2010
¿Quién mató a Rosendo?
Trabajadores en negro son contratados por una firma de José Pedraza, el titular de la Unión Ferroviaria (UF), para realizar trabajos en una empresa virtualmente estatizada y más subsidiada que el Blog Liderazgo Cristina. Estos pobres tipos, trabajan tres meses, sin obra social, ART ni beneficios sociales como el derecho a enfermarse. Para cobrar $2.400 (frente a los $7.000 que cobra uno en blanco) presentan una factura de Monotributista.
Cuenta uno de ellos que mientras los trabajadores en blanco de la UF debían mover cinco rieles por equipo de 10 personas; una decena de monotributistas estaban obligados a levantar hasta 30, siendo causal de despido no cumplir la meta. Las empresas tercerizadoras son avaladas y autorizadas a funcionar por la Secretaría de Transporte y el organismo de control de las concesiones ferroviarias.
Están tan en banda por la vida que los únicos que les dan bola son los del Partido Obrero. Con las causas paradas en el fuero Laboral, donde todos los jueces y funcionarios responden a la CGT, deciden ir a romper las pelotas a las vías del Roca, a cagarle la vida a los que vuelven a sus casas, en las profundidades del conurbano en la Zona Sur para que alguien los escuche, les haga una nota algún medio.
Las agrupaciones del PO y los cooperativistas marchan a la estación Avellaneda. Los troskos, que ya no son lo que eran en las épocas de los trenes blindados que cruzaban la Rusia blanca en los años 20, marchan con los pibes con los mocos colgando, las viejas con la bolsita de nylon, algunos linyeras llevados por el humo de los chori de la IV Internacional y algunos estudiantes de la Unión de Juventudes Socialistas.
En la estación un grupo de trabajadores los apedrean para que no corten las vías, a la vista de la Gendarmería Nacional, que para meter un poco de onda los caga a bastonazos y balas de goma. Los muchachos se retiran para marchar a Capital, al Ministerio de Trabajo. La policía bonaerense los conduce hacia el viejo Puente Pueyrredón y allá va la Armada Brancaleone hasta que, dos horas después, la Policía Federal les hace una ratonera para que barrabravas del Racing Club los corra y los cague a tiros.
El pibe Ferreyra, que hacía de seguridad de la columna, de apenas 23 años, se queda junto a sus compañeros haciendo el aguante para que el viejerío, las mujeres y los chicos puedan retirarse. Allí le pegan el tiro los rompehuelgas que siempre, siempre, trabajan para las empresas, para cuidarle el mango a sus patrones.
Al chico Mariano Ferreyra, hijo de una compañera mía del Magisterio Técnico de Avellaneda lo mató la corrupción, la complicidad entre los organismos de control; las policías bonaerense y Federal y los perros rabiosos de la Gendarmería kirchnerista, muy parecida a la de De la Rúa. Lo mató la ausencia del Estado, que se retira para que sus sindicalistas amigos se hagan más ricos y no le rompan las pelotas.
Que deja en banda a los usuarios y ciudadanos. Los boludos que nos quedamos clavados en las autopistas, las calles, los subtes y en los andenes de las estaciones de trenes. Abandona su papel de árbitro, se abraza a Moyano y la burocracia empresaria sindical, los que compran campos sojeros y entregan medicamentos truchos a sus compañeros afiliados.
Es raro que quieran salpicar a Duhalde que está más empetrolado que las gaviotas el Golfo Pérsico, principalmente si consideramos que los Pedraza y los Moyano, independientemente de dónde se ubiquen en la interna sindical, hacen negocios amparados por la complicidad de este gobierno conservador.
Pero a la vez, en medio de este desastre y tragedia, con alegría observo que los peronistas de la blogósfera K, no los arribistas travestis de la transversalidad choripanera, han tomado con precaución, dolor y crítica esta situación. Los otros, los fans de 678, forros a sueldo de la SIDE, libran un nuevo combate mientras ojean el Página 12, tratando de entender Quién mató a Rosendo
Una muerte al pedo más. Muy triste.