THE SECRET GARDEN (plegado, también, sí, como un insignificante mandala o una bolita con su niebla lechera y oracular, en el bolsillo de él)...
"Mis ojos que flotaban en el cristal estaban
mirándote a ti.
Los fragmentos de amabilidad están también perdidos.
Las señales repetidas,
continúan hablando de amor sólo por fuera de mis labios.
Saco los enchufes que recorren por todo mi cuerpo
y con mis propias piernas, solo una vez más,
miré este cielo
El mundo que se expande dentro del sueño es el último
jardín secreto
Ya me he desvanecido por completo en tu interior, pero solo
mi nombre...
no será olvidado
En un distorsionado resquicio del tiempo
el cuchillo que me apuñalaba la espalda me da alas,
y sigo mirando al cielo,
para quemar todos los recuerdos
que corren a través de mi cuerpo.
Solo te miraba a ti...
El mundo que se expande entre nuestros brazos es el último
jardín secreto.
Si en tu interior ya me he desvanecido por completo, no olvides...
Las cosas que abrazaste.
Cierra delicadamente tus ojos.
No importa si te has aislado de la luz,
si quieres ver sueños.
"Pero... ellos ya se han dado cuenta"
Quien alzó la mano sobre ti.
El mundo que se expande dentro del sueño es el último
jardín secreto
En tu interior ya me he desvanecido por completo, pero
solo mi nombre...
no será olvidado
El mundo que se expande en nuestros brazos es el último
jardín secreto
Yo sólo te miraba a ti
Sólo a ti".
Esa tan fina manera de reconocerlo en secreto y darle un piano - su sonido es un lujo, dijo él - reivindica algo del espíritu español de cuya pervivencia, la publicidad política y mercantil, me había hecho dudar...
Me enorgulleció y conmovió esa delicadeza, me emocionó cómo él probaba el sonido, me sentí feliz por él : la única virtud española, no es el coraje.
Sus acompañantes no son el programa, ni siquiera aquellos mejores o más queridos.
Prueben en su imaginación : apaguen la luz de él y dejen las otras encendidas...
Y aún la alegría mayor, resultado de ser testigos y partícipes de todas las luces, juntas,... nace de una llama central ( la de él) que prende en la rica resina de los acompañantes y los deja arder y, ni entonces, por mucho que lo intenta, se invisibiliza...