Desde la cama de Dolina.
Dolina, Barton, Dorio.
Segmento Inicial:
- Aclaración y disculpas por el error del programa de ayer.
- Barton y el traslado de su gata Gilda para chequeo médico anual.
- El estrés y la alopecia o caída del pelo.
Segmento Dispositivo:
- Las supersticiones de Nicias.
- "Estrellita" solo de guitarra por Roberto Grela ♫
Mientras escribo esto, a través de mi cuerpo convergen dos sensaciones ambiguas. Por un lado una rabia e impotencia total y por el otro orgullo y satisfacción.
Los dos grupos de sensaciones tienen un destinatario directo: la rabia y la impotencia se relacionan con la noticia que acabo de recibir, esa que afirma con bombos y platillos que el excelentísimo Juez Baltasar Garzón fue condenado a 11 años de inhabilitación en su cargo. El orgullo y la satisfacción apuntan hacia mi país, Argentina, donde desde el año 2003 (cuando la Corte Suprema declaró inconstitucionales las leyes que impedían el procesamiento a militares) se viene llevando a cabo una serie de juicios por las violaciones de derechos humanos cometidas durante la dictadura militar.
¿Alguien de verdad se cree que la condena al magistrado español se debe a las supuestas escuchas ilegales en la investigación de una red corrupta que implicó a altos cargos del Partido Popular? Pocos. Aquí en España y en todo el mundo se sabe que la realidad es otra, que lo que hicieron con Baltasar Garzón fue cortarle las alas por atreverse a un tema tabú: investigar el Franquismo, esa etapa de terror y muerte de la que casi nadie habla, porque todos prefieren callar.
Y ese fue uno de los grandes impactos que recibí al llegar a éste país, al “primer mundo” (Sí, entre comillas), al viejo continente, que no solo está viejo, sino también cansado y sin memoria. Yo venía a conocer Europa por sus adelantos tecnológicos y su vida cosmopolita, por su seguridad y calidad de vida, y mucho de eso lo encontré y lo disfruto. Pero también venía con la plena seguridad de encontrarme con una sociedad abierta, plural, adelantada mentalmente contra (según creen muchas personas mayores de estas tierras) lo bruto e ignorante del “tercer mundo”.
Nada de esto encontré, sino todo lo contrario. Porque mientras disfruto de toda la tecnología a precios razonables, tengo que escuchar a gente halagando a Franco, porque mientras vivo seguro y sin miedos tengo que aguantar que muchos resalten las políticas neoliberales del PP (La derecha del país), porque por acceder a una mejor calidad de vida tengo que ver en los medios que se llama dictador a Hugo Chávez o Evo Morales.
Aquí del franquismo no se habla. No existe. No se discute. No se analiza.
Los adolescentes viven en otro mundo, ese que está compuesto por la Playstation 3, la ropa de moda y el consumo en general. En un programa de televisión llamado “Salvados” (Que tiene un estilo parecido a CQC) hicieron a muchos adolescentes preguntas simples sobre historia de España y las respuestas daban vergüenza ajena. Lo peor no es que no tengan conocimientos, sino que no tengan curiosidad.
Las personas mayores, con pocas excepciones, toman dos caminos bien marcados: o recuerdan con anhelo a Franco o directamente no hablan y esquivan el tema, en medio de nervios. Tuve la oportunidad de hablar con una octogenaria mujer sobre Argentina y Evita. Me alegró que la recordara con cariño. La sorpresa vino después, cuando desvió la charla hacia donde realmente quería llevarla, a los tiempos del franquismo; no solo recordó con cariño aquellos tiempos en “los que se vivía mejor” sino que coronó la charla mostrándome un decorado azulejo con la siguiente frase: “Cuando mandaba Franco, todos teníamos dinero en el banco. Cuando mandaba Suárez, letras a pares. Cuando mandaba Calvo Sotelo, todos al suelo. Cuando mandaba Felipe, todos a pique. Cuando mandaba Aznar, todos a ganar. Y con Zapatero otra vez al agujero”
Penoso.
Los únicos que se salvan a la hora de hablar del tema son los universitarios, el grupo de jóvenes curiosos y conscientes de que viven en un país en el que se optó por el olvido. Ellos detestan el Franquismo, lo estudian, lo analizan, lo ven volver en estos tiempos de crisis y gobiernos de ultra derecha e intentan constantemente que no se siga tapando un tema ya muy tapado. Ellos son la esperanza que le queda a este país que parece no saber que para que no se repitan los errores del pasado hace falta analizarlos, no reprimirlos. A ellos no les gusta la frase más repetida por aquí “lo pasado pisado, hay que mirar hacia adelante”
Aquí se vive bien, con mucha seguridad y buena calidad de vida en general. Con precios accesibles y sin inflación, eso es verdad.
Como también es verdad que un país sin memoria, verdad y justicia histórica, como España, no merece llamarse de pleno primer mundo.
En Argentina hay inseguridad e inflación, eso es verdad.
Como también es verdad que a un país con memoria, verdad y justicia histórica, como Argentina, le queda un poco injusto el mote de tercer mundo.
Hay que tener en cuenta todos los aspectos. Los temas económicos y políticos no son los únicos de un país. También se debería tener en cuenta algo que muchos parecen olvidar: lo humano.