Creo que la palabra necesita más que nunca contra este tiempo, un recurso de amparo.
Sentirse bien sin esfuerzo, matar sin que se note que es un asesinato,...¿la lengua cambia por comodidad de los individuos que no quieren ser persona ?
Decía Borges y, otros hombres desde todos los puntos cardinales pero no lo escribieron, que "el deber de cada uno es dar con su voz". Saber sin saber, por qué se dice algo y no otra cosa y, no de otro modo.
Sin embargo a la no conciencia, a lo estupefacto (Dolina usó mucho este último tiempo esa palabra) es empujado el orden de la lengua cuando la mente quiere hablar, incluso abrazada al corazón: un pensamiento salta ciego como el espermatozoide, se une a la realidad y concibe verdad, mientras millones mueren... Una espacial piscina con peces muertos flotando, sobre un pozo abisal, es el cerebro y los hundimientos de lo incomunicado, de lo incomunicable...Porque muy pocos de los cada uno, escribe con el pulso de su sangre pasando a través de su mano desde donde salta, como un pez vivo en el papel... Porque muy pocos de los cada uno está presente, lector o escucha, apasionado y voluntarioso y lo toma echándolo en las aguas de su río o su lago o su océano, personal.
El latido vivo, ese profundo que el estetoscopio de la lectura, rastrea en la escritura : escríbalo cada uno y será como injertar la propia piel en la piel del otro. Entonces la endodermis será compartida; lo demás es mentira. Si la huella es íntima, íntimo será el rastreo, el rastro será verdadero.
La palabra es el contexto plural; hay que ir a su recinto cada día como un acólito o mayordomo, a limpiar su espacio de ser vivo, donde pueda situarse el discurso sin intención de discurso, para vivir su sentido multidireccional... Para que cada uno cumpla su deber de dar con su voz y darse en su voz. Y si la persona no es recibida en su voz, ... el latido que existió existe, en otra parte, impersonal.
Viyi el lunes, 25 de junio de 2012 a las 09:30 PM
en La venganza será terrible del 22/06/2012 dijo: