Existen individuos y unidades fuera de serie. Pero ¿de qué serie? Debería ser fuera del concepto serie, después de su aniquilación. Fuera del alcance del ego y la propia importancia... Y el ser mismo fuera del centro, en la periferia inalcanzable.
Ver, oír, cómo individuos y unidades son tomados y puestos y descriptos y aún usados (en sus teorías y fantasías) en lugares, situaciones, pautas, que no son,... por otros individuos y unidades, con sus jaulas y redes o trampas palaciegas, abstracciones o concretas procacidades.
Pero la verdad... Eso es fuera de serie. Se eluden los deltas que conducen a la íntima isla; la fiesta es en los yates amarrados. Botes tras botes se bajan tripulados y... flotan vacíos.
Mientras, la patética autoconcesión del don real que deviene del "lo hago porque puedo" y "lo haces si te doy permiso", obscenamente fisga, catea, hurga, requisa, lo que alguien dice. Y si se ofrece una verdad desnuda, antes que aceptar que no puede con ella o lo que se podría a través de ella, da un paso atrás, la rodea, ni siquiera la ataca por la espalda porque no ve ni siquiera su espalda.. Entonces toma ventaja y critica y da el veredicto...
Los lobos no acceden a la merde de ciertos humanos lacrados por su génesis y su evolución; el aullido de la dignidad sólo puede ser descendido a la patética metáfora, por la "clase" que naturaliza lo que "sistematiza" de hecho : es decir, que unos "deben" comer oro y excretar merde en la boca de otros, los que a su vez "deben" comerla y agradecerla como si fuera oro, repitiendo sobre sus hijos en orden de continuidad el mandato de baño químico. Y aceptando sin rebelarse - faltaba más - el teratológico destino de su descendencia o deseando como la mejor de las suertes, que tengan bocas sanas y bellas para ser las "elegidas" del malefactor ontológico...
Como una concesión, que se toma o se deja, son los indicios posibles de la justicia poética : el hombre que aúlla, no está en ninguna de esas "clasificaciones".
Y cuando aúlle deberá ejecutar, el aullido de El Creador ... O toda clasificación perecerá.
Con que uno, una, comunique - para liberar no para juzgar y aún para entenderse mejor a sí mismo - es suficiente.