La voz de Baglietto como voz masculina carece de los graves necesarios, para mi gusto; de la voz de un hombre atrae el equilibrio armonioso entre la profundidad y la suavidad. Pero eso es otra cosa.
En la elección o inclinación natural, que cada ser manifiesta en el ámbito del arte, se reflejan bajo otras formas, las elecciones que lo vinculan a la vida. Arte-espíritu-corazón, son una ecuación inseparable del factor humano. El cerebro entra a tallar, pule,corrige,decanta, deja al alma agregar el toque de gracia y se retira, pues no habría goce puro, interferido siempre por la crítica.
Mi ser se inclina hacia la luz azul - entendimiento y presencia que "rinden"- Hacia la mano blanca que no ataca. Hacia el aire que falta, pero no falta el esfuerzo puro que ¡defiende la presencia del ser en la canción y la canción en el arte!. Conmueve la nobleza sin arrogancia: no niega lo que falta ni pretende atropellar el canon del contexto; antes bien, rescata "lo que es" de la falta y,sin violentar el arte ( válido también para la vida ) procura llevarlo al mejor logro posible.