Triste, triste, triste. Lo que se lee, lo que se escucha, lo que se hace, lo que se deja hacer.
Lo crónico, tiene remisiones, pero vuelve. O la piel se hace roca de una vez por todas o se cae más pulverizada que reseca y aparece una nueva y sensible, aún al rojo vivo, obligada a emerger antes de tiempo. Alguien dijo en vano "serás lo que debes ser o no serás nada" - no lo nombro para no avergonzar su fantasma.
¿Nos acercan a los labios posca o vinagre acidificado al máximo?...¿quién quiere calmarnos la sed y quién reventarnos el hígado, quién movido por la compasión, buscando solución, quién por el odio o el convencimiento de que somos cucarachas?
Triste. Triste. Triste. Lo que no se lee, lo que no se escucha, lo que no se hace. Y como Satán en el infierno sorbiendo una esponja de posca, muchos rumiarán "no hay nada que hacer, nunca podré dejar este trabajo, nunca podré mudarme".