Mandeb : si el programa no hubiera tenido a Dolina, el programa habría dejado de existir.
El que compra el libro no compra al programa, quiere acercarse al Dolina del programa, y entonces se encuentra con otro Dolina, uno que subconscientemente intuía. Y por eso lo sigue, por eso no se va. Y busca los libros hablados, los renglones, o párrafos, de ese libro nunca escrito que es el hombre mismo, que existe y sucede en el instante de la charla, vive en la voz. Por eso algunas personas ( me incluyo) al leer un texto de Dolina, oye la voz de él en la mente, no oye la propia : la propia es espectativa, como quien va subiendo por un camino siempre ascendente, hacia el misterio de una cima. Y se produce el fenómeno, de haber llegado a cada paso, es decir a cada idea y sentimiento compartido entre lector-escritor, hablante-escucha.
Creo que pocos escritores - en mi experiencia sólo él, tal vez por el fenómeno de la voz y la "cualidad" que emana de la fusión de todas sus cualidades - pueden causar el efecto de estar haciendo el amor.
Dolina, Cortázar, muchos otros, qué importa quién si es una verdad universal, dicen que la palabra es amor; si no existieran las palabras ( música y letra ) no existiría el amor, sólo el sexo, el simple sexo animal.
Así que Mandeb, no es por el montón de hojarasca que lo siguen, aunque sea divertida; el divertimento solo al final es nauseoso.
Y nadie vomita después de Dolina. No vuelve nunca más a vomitar.