Otro segmento inicial de antología dentro de un programa extraordinario. Rolón , sin embargo, estuvo empecinado en arruinarlo todo el tiempo llevando a la mesa conceptos y citas psicoanalíticas que por suerte no lograron un eco muy grande en Dolina. El segmento humorístico me hizo reír y emocionar hasta las lagrimas, con los cantos de los chicos para elegir quien cuenta. Me faltaron algunos , pero es que soy de otra generación.
Fue un programa atravesado por recuerdos todo el tiempo; es decir, si se mira la descripción , en la charla , en el segmento de humor, y en el Sordo, el pasado estuvo presente todo el tiempo.
¡Gracias Juan JotaMuss o quien sea que haya subido este audio!
PD: Ya que estoy con los recuerdos, recordé ayer, mientras trataba de que me agarrara sueño viendo como mi sangre entraba y salia una y otra vez por mi fístula arteriovenosa ,el comienzo del prologo a uno de los libros más divertidos que lei sobre recuerdos; me refiero a El Club de los mentirosos de Mary Karr:
Poco antes de que muriera mi madre, el tipo que le estaba reformando la cocina sacó de la pared un azulejo con un agujerito redondo bastante sospechoso. Se sentó de rodillas y levantó el azulejo de manera que el sol filtrado por las cortinas amarillas y añosas pareció perforar el agujero igual que un láser. Nos guiñó un ojo a Lecia y a mí y a continuación se volvió hacia mi canosa madre, concentrada en su volumen de Marco Aurelio y en un cuenco de chiles picantísimos.
—Señora Karr, ¡esto parece un agujero de bala!
Lecia, que no dejaba pasar una, intervino:
—¿Eso no es de cuando le disparaste a papá?
Y mamá entornó los ojos, bajó un poco las gafas por su nariz patricia y dijo con displicencia:
—No, eso es de cuando Larry. —Se giró y señaló otra pared—. A tu padre le
disparé allí.
Sirva esta anécdota para explicar por qué me decidí a escribir El club de los mentirosos como unas memorias y no como novela: cuando el destino te pone en bandeja unos personajes así, ¿para qué inventar nada? También ilustra en cierto modo la vena forajida de mi madre y hasta qué punto —ella dejó la bebida mucho antes de morir— había asumido la lotería de su pasado sin apenas tapujos
Otro segmento inicial de antología dentro de un programa extraordinario. Rolón , sin embargo, estuvo empecinado en arruinarlo todo el tiempo llevando a la mesa conceptos y citas psicoanalíticas que por suerte no lograron un eco muy grande en Dolina. El segmento humorístico me hizo reír y emocionar hasta las lagrimas, con los cantos de los chicos para elegir quien cuenta. Me faltaron algunos , pero es que soy de otra generación.
Fue un programa atravesado por recuerdos todo el tiempo; es decir, si se mira la descripción , en la charla , en el segmento de humor, y en el Sordo, el pasado estuvo presente todo el tiempo.
¡Gracias Juan JotaMuss o quien sea que haya subido este audio!
PD: Ya que estoy con los recuerdos, recordé ayer, mientras trataba de que me agarrara sueño viendo como mi sangre entraba y salia una y otra vez por mi fístula arteriovenosa ,el comienzo del prologo a uno de los libros más divertidos que lei sobre recuerdos; me refiero a El Club de los mentirosos de Mary Karr:
Poco antes de que muriera mi madre, el tipo que le estaba reformando la cocina sacó de la pared un azulejo con un agujerito redondo bastante sospechoso. Se sentó de rodillas y levantó el azulejo de manera que el sol filtrado por las cortinas amarillas y añosas pareció perforar el agujero igual que un láser. Nos guiñó un ojo a Lecia y a mí y a continuación se volvió hacia mi canosa madre, concentrada en su volumen de Marco Aurelio y en un cuenco de chiles picantísimos.
—Señora Karr, ¡esto parece un agujero de bala!
Lecia, que no dejaba pasar una, intervino:
—¿Eso no es de cuando le disparaste a papá?
Y mamá entornó los ojos, bajó un poco las gafas por su nariz patricia y dijo con displicencia:
—No, eso es de cuando Larry. —Se giró y señaló otra pared—. A tu padre le
disparé allí.
Sirva esta anécdota para explicar por qué me decidí a escribir El club de los mentirosos como unas memorias y no como novela: cuando el destino te pone en bandeja unos personajes así, ¿para qué inventar nada? También ilustra en cierto modo la vena forajida de mi madre y hasta qué punto —ella dejó la bebida mucho antes de morir— había asumido la lotería de su pasado sin apenas tapujos
Saludes y como decía Kurt Weill: ¡Viva Perón!