¿Qué me atrapa de una imagen que sea suficiente para concluir impresiones que sedimentan o danzan como aurora boreal ?... Su intencionalidad.
Luego no puedo desprenderme de ella, hasta que ella no se desprende de mí, hasta que no me dejó todo lo que me tenía que dejar, hasta que no tomó todo lo que tenía que tomar, hasta que no logró que toque su horrorosa belleza y haga algo con ella.
Vi Delta, el sábado, de un director de cine húngaro. Esa clase de imágenes que convierten en una esponja blanda, vaciada de electricidad, la arrogante mantarraya del cerebro, que licuan todo lo sólido del cuerpo, siendo perseguido por esa intencionalidad, con torturante lentitud hasta lo más hondo, donde aún pelea, se debilita y cesa una última defensa racionalista.
Una sola imagen es suficiente como el primer flechazo : clavado en él uno recibe las sucesivas, se vuelve parte del fenómeno.
A veces es muy lento, tal vez dure unos días.