"De estas equivocaciones maravillosas está hecha mi felicidad. De muchas venturosas equivocaciones"... etc. :)
Tal vez lo que una mujer enfatiza de un hombre, es lo que la enamoró, lo que la hace mujer que ama y de lo que jamás se proclamará dueña, sino guardián...
Y tal vez lo que un hombre considera un énfasis innecesario respecto de una mujer, es aquello que ama en ella y jamás confesará como su más sublimada posesión.
Así que mentira la humildad del amor : el celo lo mantiene como una llama ígnea y blanca; no quemará hasta que el amado venga a la sombra. El amor es orgulloso porque el mundo cree que la sombra es humildad.
El orgullo a la luz del día es chillón, estridente, desafinado. La humildad a la luz del día es victimosa y harapienta.
Ojalá A.D. abandone - por un tiempo, por un nuevo y empírico tiempo, después el que siga devendrá naturalmente - la línea media del claroscuro. Y nos sacuda como a una alfombra o un felpudo de umbral - por muy persa y con hilos de oro que fueran - liberando de polvo y escamas y cenizas que han caído como un diluvio repentino e incontenible con acumulaciones de índole propia para cada vida y por cada una perceptibles y sufribles, dispersos y unidos... Saltos, ¡saltos!, de la calma a la no calma,, de la proyección lenta y fija a la pretidigitación veloz y arrebatada, del peligro al estar a salvo, de creer saber a creer ignorar, de vaciarse y llenarse, de recuperar el tono muscular del cerebro y el cuerpo, del corazón doliente al resistente y desafiante. ¡Nada de instrucciones para buscar aventuras! sino exploraciones contantes y sonantes. Y lo cito a él citando a Whitman : "algo pernicioso y temible, algo incompatible con una vida mezquina, algo desconocido, algo absorbente, desprendido de su anclaje y bogando en libertad"... Pero (¿verdad querido Barton?) desechando para siempre lo pernicioso. ¿Inspiración, revelación de un hacer, de un ir, de un ser, de regreso de lo contrario? Tal vez, no sé. Pero sé cuando ciertas noches Alejandro lo muestra. Y lo muestra porque está. No salgamos a que nos maten, nadie dice eso. Pero no fuimos hechos para permanecer muertos, durar muertos. La impermanencia de la ropa lo demuestra.
Los perniciosos y compatibles con una vida mezquina, llevaron el país una y otra vez, donde está.
Todo límite es un nuevo nacimiento. Veo asomar vida sobre el muro. Y lo que veo me gusta, me sacude como a Facundo. Antes de que la jarra caiga, es intención de los cielos y los dioses, que el humano no saque la cabeza por la ventanilla, que guarde el grito para el instante de renacer que lo necesitará. Los cielos entusiasman siempre, para eso; no para regresar al extremo más primario, el cordón elástico del crecimiento estirado a su alcance máximo de rotura.
Ese alcance es como el borde del horizonte de la tierra cuadrada, pero pulsa también en un morse inentendible cegados por el miedo, los pasos a seguir.
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Ojalá A.D. esta noche no maltrate su voz como anoche. Él sabía que al llegar al momento con el maestro Gancé, estaría entregándola arrancada de su cabeza; a Orfeo le cortaron la cabeza, no la voz. ¡Quiérala, cuídela, mímela, como nosotros la queremos! Es responsable, ¿no?. Cuando no abandona el tono que es su arte, para hablar : no sólo se le entiende, toca de la manera precisa. Sí, generar incomodidad también es una técnica. Pero anoche, parecía más hermoso dejar de remar, suavemente soltar los remos, bogar en la obscuridad, bajo el Luna de su voz. Abrirse y escuchar en paz : lo más parecido al arte de la camaradería amorosa, el descanso del guerrero.
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