Tomé unos libros - de él - tomé unos discos - de él - tomé unas grabaciones del programa.
Una página de un libro, una página de otro, la estrofa de una canción, unos compases pero no de la misma, unos pasajes de su elocución oral con y sin elocuencia.
Unido todo, emerge la sucesión implícita, coherente, de la integridad del lenguaje, de un significado hecho de mensajes fragmentos, que separados recuerdan, prefiguran la figura matriz, reunidos remiten a ella. Aunque se reacomoden las cartas en el mazo y, se vuelva a barajar y repartir.
Reacciona vivo el hilo conductor y lo que conduce, lo que está siendo dicho, estuvo siendo dicho, va a retomarse después, permanece, aunque se descarte o se despoje. No aporta mi inconsciente ni mi capricho, no tejo, el tejido ya está. "¿Al que le quepa el sayo que se lo ponga?" No, no es tan simple.
Recuerdo lo que contesté a alguna persona en mi vida : el humor de Alejandro Dolina es una fachada que protege lo delicado, de miradas brutales. Pero todo el que quiere mirar con delicadeza, halla su tesoro. Cuando él es brutal, es señal de que algo evidentemente intocable, fue mal tocado o va a serlo.
Debajo de la música, de la caricia, del bordado, del tejido, de la trama, de los hilos, del ovillo, del algodón, del capullo, de la planta, de la raíz, del suelo : lo hallo a él y, a la Trama y al Tejedor, detrás de él.
virginia el jueves, 28 de julio de 2011 a las 09:01 PM
en La venganza será terrible del 27/07/2011 dijo: