Si no cuento mal, noveno programa desde el Bar del Plata. Sin grandes variaciones. La gente llega de a poco; terminamos siendo unos 25, contando mujeres y niños.

Entre las mujeres, sobre todo, se adivina que al registrar sus datos en la mesa de entradas de la radio, se agregan 4 o 5 millones al número de DNI. ¡Vana coquetería!

Inequívoco signo de decadencia: las bolas de cemento, a la entrada del auditorio, se están rompiendo, para adquirir el carácter de semiesferas. Esto no sería nada, y resultaría igual de decorativo que el sistema de bolas original, siempre que se molestasen en barrer los preduzcos menos esféricos. El mismo señor que pone los programas grabados debe ser el encargado de ese menester.

El primer aplauso que se escucha al terminar cada bloque es siempre mío. Hoy salí de mi rol de documentalista no comprometido para oficiar de vaca madrina, porque todo el mundo se quedaba como petrificado. No sucede todos los días; depende del público. También hay públicos que sobreactúan.

Alguien conjeturaba en posts anteriores que Dorio lleva preparadas sus dedicatorias; con la dedicatoria de hoy esa hipótesis podría reforzarse. Pero no. Siempre, y hoy no fue la excepción, se lo ve a Dorio tomar notas mientras habla Dolina, y al final con esas notas a la vista va urdiendo (diría Coelho) su peroración.

A propósito de la charla del segundo bloque. A los turistas de la zona de Núñez y aledaños les será familiar el edificio "Chateau Vathek", en Libertador y Guayra, mencionado alguna vez por Dolina. Es digno exponente de nuestra "arquitectura instintiva", diría Bucay. Divertidísimo libro el Vathek; se consigue mucho en las librerías de usados.

Tres postales del regreso a mi casa, como tres oráculos cuyo sentido aún no descifro:

1) En una esquina, una docena de pares de zapatitos y zapatillas para bebés.

2) En otra esquina, apoyada en el piso y contra un árbol, una fotografía de viaje de egresados, en Bariloche. (Me agaché a ver, con gran miedo de que fuera mía. Hubiera sido para caerse redondo, pero de lejos todas parecen la misma foto.)

3) Un resplandor de brasas quemándose en el centro de la enorme base (también llamada tocón) de un árbol talado hace unos meses. (Me hizo acordar al proceso de vaciado de los troncos para construir piraguas.)

Dejo a los tarotistas y cultores del I King la composición del augurio correspondiente.

Por lo pronto, voy a proponer a los creativos publicitarios del Afsca que hagan un spot diciendo que con la Ley de Medios ahora va a poder haber un programa sobre zapatitos abandonados en esquinas, otro sobre fotos de egresados dejadas en la vía pública, y un tercero acerca tocones de árboles que se van quemando lentamente. Nada debe ser excluido. "Un canal para cada persona, y cada persona para un canal", ese es mi lema.