El maestro sufre la inseguridad de vivir en el filo de la expectación de su público y este mismo juego lo convierte en grandioso, cuando decide salir y decir -este soy, no solo un sensible del barrio de Flores ni solo un refutador de leyendas, el, aquel que nos pone incomodos cuando festeja los aplausos del público, quien siempre apuesta el máximo y nos exige lo mismo, aquel que no nos espera pero nos tiene paciencia, quien en las sombras hace lo que puede (como todos nosotros) pero en la luz forja maravillas, el artista que usa su inteligencia para el arte avivando el arte en nuestro juicio.
Despojado es un virtuoso nuevo y nosotros quedamos allá, en la última esquina donde paramos a tomar aire.
No me malentiendan, comprendo los bandos, pero salir un poco fuera esta bueno.