Hay un hecho que es simbólico por lo que representa.
Comienza el programa de Dolina. Apertura y Dolina saluda. Aplausos. Dolina habla y uno -en las buenas épocas- estaba esos suculentos primeros minutos tratando de adivinar por suspiros quién estaba allí, qué acompañante. Recuerdo que Gillespi a veces ni siquiera saludaba cuando se lo nombraba y casi nunca hablaba nada antes de que lo nombren, lo que daba al comienzo un jueguito hermoso. El resto por ahí no se aguantaba y decía algo, pero a los minutos, cuando DOlina tomaba vuelo.
Digo esto porque hoy Dolina dijo ¡dos palabras! (medio segundo) y se escuchó el "si" de Dorio.