"Es algo que no se pregona en ningún ámbito educativo..."
No es así; la verdad es que la respuesta es desalentadora, con excepción de los niños pequeños.
La verdad es que quedan pocos que lo entiendan, pocos a quienes les interese escuchar y menos pensarlo... En cambio son muchos los que se volverán y se vuelven en contra de quien así pregona. Yo también he llegado a temer la clase de estupidez de la que habla Dolina; sobre todo hasta dónde puede llegar la maldad de la estupidez, comprobando hasta dónde llegó cultivada en los niños y adolescentes, a través del "adulto".
Ya hubo un tiempo en nuestro país, en que el educador que asumió esa responsabilidad, se ganó el odio y aún la desaparición. Hoy, le esperaría "la muerte social". Sin ningún romanticismo es "caer en desgracia" vulgarmente, buscar, instalar, sostener el espacio y el tiempo suficientes en el niño y el adolescente, para que primero descubran el poder liberador del pensamiento y después, dependientes como son, casi milagrosamente experimenten enamorarse de la verdad aunque aún no la reconozcan... No hay garantía de que sigan solos o no sigan, si sobrevive su inteligencia y sensibilidad a la brutal simplificación de valores. Pero esto no es nuevo, forma parte de las construcciones humanas. En las escuelas, el moving es la reacción contra esa clase de maestro.
El mundo odia la verdad y piratea sus deltas. Se la ha convertido en una especie de Cubit Real, tolerable mediante el usufructo de sus metáforas.