Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos de un episodio del Imperio Romano, que es la venta del Imperio Romano.
0:00:07 El 28 de marzo del 193 d.C., 300 miembros de la Guardia Pretoriana invadiaron el palacio del emperador.
0:00:18 No lo invadieron, lo habrán tomado porque vivían ahí de cualquier modo.
0:00:22 Y liquidaron al emperador.
0:00:25 El emperador llamado Perfinax, era un hombre muy querido por su pueblo,
0:00:30 pero había dispuesto ciertas medidas polémicas.
0:00:35 Insisto, que quienes lo liquidaron eran miembros de la Guardia Pretoriana, sino no era el pueblo.
0:00:44 La Guardia Pretoriana era quien cuidaba.
0:00:46 Quien cuidaba al emperador, efectivamente.
0:00:48 Perfinax era el sucesor de cómodo.
0:00:51 Quiere decir que era nieto de Marco Aurelio,
0:00:55 ya que Marco Aurelio era aquel emperador que fue filósofo, que era estoico,
0:01:01 y que desdeñaba el lujo y castigaba su cuerpo para retemplar el espíritu.
0:01:07 Tuvo un hijo llamado cómodo que hacía honor a su nombre.
0:01:12 Realmente se le pronunciaba a la esquena si tenía que levantarse del asil.
0:01:20 Además, cómodo había dejado las arcas del imperio vacías.
0:01:24 Todo lo había gastado en fiestas, tilas lujosas, fieras exóticas que presentaba,
0:01:31 que hacía desfilar para su alago.
0:01:37 Cuando asumió Perfinax, quiso poner orden en Roma,
0:01:41 y para ello debió despedir a muchos pretorianos, y eso obviamente le costó la vida.
0:01:47 Con respecto a cómodo, ya dijimos que era hijo de Marco Aurelio, pero lo dice al cálculo.
0:01:52 Matar al emperador Pertinax fue bastante sencillo.
0:01:58 Fue la guardia y se enfrentó a la guardia, y le reprochó su muerte por adelantado.
0:02:07 Y es la única posibilidad.
0:02:15 La única posibilidad de reproche es adelantarse a los hechos.
0:02:21 Bien, por un momento los guardias se avergonzaron con un criterio más bien cinematográfico,
0:02:28 que conviene al cine que por un momento el sicario duge.
0:02:33 Pero uno, que nunca falta, se separó del resto y lo ensartó como churrasco de croto al bueno de Pertinax.
0:02:43 Y luego otro lo decapitó para enfatizar la ensartada.
0:02:49 Muertos Pertinax no sabían a quién poner al mando.
0:02:54 El trono de Roma fue ofrecido entonces a varios senadores,
0:02:59 pero todos lo rechazaban porque nadie quería correr la misma suerte.
0:03:04 Se venía dando juego de asesinatos de emperadores y nadie quería ocupar ese lugar.
0:03:11 Un soldado desconocido sugirió que la guardia diera el cargo al ciudadano que más pagara por él.
0:03:20 Enseguida se propuso una subasta pública para el cargo de emperador.
0:03:25 Un historiador del siglo III cuenta que un soldado subió la muralla que rodeaba al foro en aquel entonces.
0:03:34 Se aclaró la voz de esta manera.
0:03:37 Y gritó, el imperio se subasta.
0:03:41 Esta noticia llegó a muchos oídos.
0:03:45 Entre ellos, un señor llamado Didio Juliano, que era un hombre de 62 años que vivía con su mujer y su hija.
0:03:56 Y por entonces pasaba por ser el ciudadano más rico de Roma.
0:03:59 Era milanes de nacimiento y había hecho fortuna en la Marina Mercante.
0:04:05 Era también un poco vanidoso como todos los que hacen fortuna en la Marina Mercante.
0:04:11 Su mujer y su hija se llamaban Malía y Didia.
0:04:15 Bueno, al escuchar que se remataba el imperio, se mostraron fascinadas por la idea de ser emperatriz y princesa respectivamente.
0:04:27 Y convencieron al pobre Didio de que se comprará el imperio.
0:04:31 Se comprará mejor dicho el cargo de emperador.
0:04:34 Al principio el tipo dudó, pero la insistencia de las mujeres pudo más y finalmente ofertó por el cargo.
0:04:45 La mujer, Malia, o Malia, se han cambiado el nombre y acabamos de decir que se llamaban Malia.
0:04:52 Bueno, Malia es mucho mejor que Malia.
0:04:55 Decidió recurrir a sus encantos.
0:04:59 En realidad había pasado mucho tiempo desde el último encuentro amoroso con su marido.
0:05:04 Entonces ese día apareció ella con un camisón de las grandes ocasiones.
0:05:11 Y después de una noche voluctuosa, Didio Juliano fue al remate.
0:05:18 Había varios postores, entre ellos el suegro del asesinado Pertinax.
0:05:24 La oferta ganadora fue la de Didio Juliano que ofreció mil cestercios para cada hombre de la Guardia, que eran en total 12 mil.
0:05:33 12 millones de cestercios, y no me sale más la cuenta.
0:05:37 Que sería mucho, ¿no?
0:05:38 Muchísimo. Muchísimo.
0:05:43 Bueno, un primer acto de gobierno fue reunirse con el Senado para confirmar la elección.
0:05:51 El Senado lleno de amargura e intimidad por la proximidad de la Guardia Pretoriana, que es la que había agarrado la guita, después de todo,
0:05:59 confirmó al hombre como emperador.
0:06:02 Ahora, en su camino a casa, el pueblo romano que amaba a Pertinax, el finago emperador,
0:06:07 recibió al nuevo Didio con una lluvia de piedras.
0:06:11 En su casa ordenó que se preparara una magnífica fiesta, y así se divirtió mucho jugando los dados.
0:06:18 Y mira qué ganso.
0:06:20 Pero también con la presentación de la hermosa Pilates, que era una célebre bailarina.
0:06:26 Escribe Gibon, el famoso historiador.
0:06:32 Luego de la fiesta, una vez en soledad, Didius pasó toda la noche desvelado pensando en la locura que había cometido,
0:06:41 en el destino de su virtuoso predecesor, y en lo peligroso que resultaba poseer un imperio comprado.
0:06:47 Sin embargo, su destino ya había sido decidido.
0:06:51 Eso dice Gibon, la que había el imperio romano.
0:06:56 Un grupo de rebeldes romanos había despachado mensajes a la oscuridad,
0:07:03 desde combate y las legiones que estaban en los rincores maldejanos,
0:07:07 y los poderosos generales recibieron las noticias del remate.
0:07:12 Nadie hizo nada, pero uno sí, sentimio severo, en su campamento orden panonia.
0:07:19 Ordenó a los soldados abandonar sus puestos, allá en el Danubio, donde Judas perdió el poncho, y marchar a Roma.
0:07:27 Didius se enteró, por los mensajeros, que la tropa furiosa venía en su busca.
0:07:33 Los asuntos locales dejaron entonces de interesarle,
0:07:36 esperaba que otra ciudad resistiera al el avance, pero no lo hicieron.
0:07:40 Gastó más plata, Didius, en nuevas fortificaciones, preparó a su guardia,
0:07:46 intentó adiestrar elefantes para defenderse, pero los animales eran medio mamertos, y nadie sabía cómo manejarlos.
0:07:54 Desesperado mandó secretamente unos asesinos para que detuvieran a Severo,
0:07:59 pero fue defendido por su guardia personal de 600 hombres.
0:08:03 Más desesperado aún mandó, entonces, a sentimio Severo, un mensajero para ofrecerle la mitad del imperio.
0:08:10 Severo respondió matando al mensajero.
0:08:14 Sin saber qué hacer, Didius le mandó...
0:08:17 Hay que ver que se trataba con comerciante, un dojo que no...
0:08:20 Bueno, le mandó un grupo de hermosas muchachas para detener su marcha, pero Severo las rechazó a todas.
0:08:27 El fracaso de este último intento sumerció a Juliano en sacrificios y ritos mágicos para ver si así podía detenarlos,
0:08:36 pero nada detuvo a Septimio Severo.
0:08:39 La marcha de 1200 kilómetros realizada por este general provocaba admiración y la gente se le unía al paso.
0:08:47 Iba él montado a la cabeza de sus hombres, en muy raras ocasiones hacía pausas para comer o descansar,
0:08:55 y llegaron a Roma después de 40 días de viaje, el 12 de julio de 193.
0:09:01 Didius estaba temblando en su palacio y los pretorianos, aquellos que habían recibido 1000 cestercios por cabeza, no lo defendieron.
0:09:12 Una docenita de soldados de Severo lo encontró en un baño gritando,
0:09:19 que daño es hecho.
0:09:22 Y ahí mismo lo decapitaron.
0:09:25 La hija y la mujer, Nidia y Manlía fueron encarceladas.
0:09:32 Y las crónicas no dicen qué cosa sucedió con ellas.
0:09:38 Esta es la historia de la venta del Imperio Ruman.
0:09:46 ¿Tenemos en cuenta esto?
0:09:48 Sí, pues yo no.
0:09:50 Un imperio que todavía no había entrado en decadencia, aunque algunos como Givon dicen que hubo una decadencia.
0:09:59 El gusano de la decadencia ya estaba haciendo de las suyas, pero era un imperio muy fuerte.
0:10:07 Y llegó a tener emperadores muy poderosos y muy fuertes.
0:10:14 Y lo ofrecieron igual 12 millones de cestercios.
0:10:21 Dijen cestercios.
0:10:25 O sea si es la cifra exacta de la cifra.
0:10:27 No me acuerdo qué moneda es.
0:10:29 ¿Qué se le da en la cuenta?
0:10:31 Cestercios, entonces son testes.
0:10:34 No talentos, que 12 millones de talentos era para comprar el mundo.
0:10:39 En los discotecas hemos explicado esta historia.
0:10:46 ¿Es la venta del cargo de discotecario?
0:10:49 Está en venta.
0:10:50 ¿Cuánto cuesta?
0:10:51 Unos 50.
0:10:53 Es menos.
0:10:57 El caso es que nos dieron un disco de Cabernet y escucharemos una canción que se llama Una Moneda.
0:11:04 Una moneda que finalmente aquello con lo que se puede comprar, cualquier cosa.
0:11:11 De paso aprovechamos para saludar a Cabernet que está terminando en este momento su actuación.
0:11:19 En Montevideo.
0:11:20 En Montevideo.
0:11:21 Una moneda de Ale y Martín Dolina por Cabernet.
0:11:55 Que este perro fundoso es más limpio que yo.
0:11:59 Señor de una moneda.
0:12:03 Pero si no me creas.
0:12:05 El agúgenel.
0:12:08 Aunque usted no me crea, yo tuve moderas.
0:12:12 Si no me creas.
0:12:14 Si no me lo vi, que tuve moderas.
0:12:16 Tiene a mil 100 palaces.
0:12:18 Y en cada palacionare.
0:12:22 Un millón de masordobos.
0:12:25 Que sonar la campana cantaban así.
0:12:44 Tuve dejar a la luna.
0:12:46 Que unir propias naves para secar.
0:12:50 Que dueño de Asia y de Europa.
0:12:53 Después lo vendí, no me acuerdo.
0:12:56 Que señor de una moneda.
0:13:02 Que escuche.
0:13:06 Aunque usted no me creas, un día me lo deje.
0:13:15 Que escuche.
0:13:19 Aunque usted no me creas, un día me lo deje.
0:13:30 Era Cabernet.
0:13:33 En la venganza será terrible una moneda.
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