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17 de Febrero de 2009

La vida cotidiana y costumbres en Córdoba, la sultana, en Andalucía

Transcripción automática

0:00:00 Hablaremos hoy de la vida cotidiana en Córdoba, pero en Córdoba la sultana, en Córdoba, en Andalusía.
0:00:09 En el siglo X vivían así 300 mil personas. Había 1200 mesquitas, 900 baños públicos estaban los musulmanes, por eso había tantas mesquitas.
0:00:20 Y el plano urbano estaba desarrollado de tal forma que cuando entraron los conquistadores cristianos en el siglo XV respetaron su arquitectura.
0:00:30 En verdad no había plano urbano alguno, pero la ciudad era muy hermosa.
0:00:35 La casa de los hispanohárabes estaba cerrada a las miradas provenientes del exterior.
0:00:43 Estaba construida así adentro, todavía se ve eso desde luego.
0:00:50 En centro era el patio donde se gestaban las reuniones familiares y no había dormitorios.
0:00:58 Repito, no había dormitorios.
0:01:01 En un extremo de cualquiera de los salones había una plataforma alzada sobre el suelo que se aislaba del resto de la casa con una cortina colgada del techo que se llamaba la cuba.
0:01:19 Es decir, al cuba.
0:01:21 Es decir, al cuba.
0:01:24 El dueño de la casa era el añato.
0:01:28 La influencia de la rama masculina era tan grande que el tipo llevaba a la madre a vivir con él.
0:01:36 Y la madre gozaba de una autoridad muy por encima de la esposa o esposa.
0:01:43 Un convendido.
0:01:46 Encorroba la poligamia, se daba sobre todo en las clases elevadas, como en todas partes.
0:01:51 El polígamo debe, ante todo, mantener a sus esposas.
0:01:55 Un tipo que tiene siete esposas y anda mangueando por ahí, y si hace pagar el café con leche por sus propias esposas, no puede ser polígamo.
0:02:04 Bien, las personas más humildes se contentaban con una esposa.
0:02:10 También podían tener esclavas, una categoría menor.
0:02:15 Ciertos detalles concernientes al matrimonio son interesantes.
0:02:19 Era una gran desgracia que una muchacha no fuera virgen, no como ahora.
0:02:24 Porque esto hacía muy difícil casarla.
0:02:28 Incluso, a veces con la intención de cubrirse legalmente, el padre de una muchacha que había perdido su virginidad,
0:02:35 elaboraba un acta policial del infortunio, alegando violación.
0:02:40 El marido árabe era el amo de su casa.
0:02:43 Pero su autoridad podía, llegado el caso verse, reducirse por algún contrato de matrimonio redactado antes de la boda.
0:02:52 Allí, digo, en ese contrato podía limitarse el número de concubinas,
0:02:57 se establecía la duración de las ausencias que podía tener por año,
0:03:03 la cantidad de vino que se comprometía a tomar como máximo al día.
0:03:09 Por ejemplo, el señor Ad Jurami se compromete a no alejarse de su esposa más de seis meses consecutivos,
0:03:18 a no ser para completar la peregrinación a la meca,
0:03:21 en cuyo caso tiene derecho a una ausencia de dos años completos.
0:03:25 Después, si él no cumplirse, su esposa estaba autorizada a obrar como mejor le pareciera.
0:03:35 Era raro ver mujeres por la calle, mujeres libres en todo caso.
0:03:41 Desde niñas eran vigiladas y eran casadas sin consultar su opinión
0:03:46 y sin ver a su esposa hasta el momento del matrimonio.
0:03:49 O sea que no anduíran diciendo, ay, esto no me gusta, me gusta que no.
0:03:53 La llamaban para día San Valetín cualquier.
0:03:56 El marido la retenía a la casa, que le había compartido con las otras esposas.
0:04:03 A cambio del privilegio de tener varias esposas, el hombre debía tratar equitativamente a todas.
0:04:09 En todos, pero especialmente en ese que usted dice.
0:04:12 Ante una diferencia de trato grande, la esposa que se consideraba afectada
0:04:19 podía denunciar al marido ante el juez.
0:04:21 Incluso con declaraciones del orden de que fulanitas se la pasan disfrutando todo el día.
0:04:29 En cambio yo estoy aquí y mireme señor juez.
0:04:33 El matrimonio podía disolverse por requerimiento del marido en acto público repudio.
0:04:39 Vamos a hacer un acto público de repudio, muy bien.
0:04:42 Había que pronunciar tres veces una palabra clave.
0:04:46 La palabra te la daba el juez cuando te casabas.
0:04:49 Por ejemplo te decía, y cambiaba con cada pareja me imagino.
0:04:54 El tipo te decía, si usted quiere repudiar a su mujer, se le da el caso.
0:04:57 Diga la palabra, por ejemplo, en sí mismado tres veces.
0:05:03 En sí mismado, en sí mismado, en sí mismado.
0:05:07 El tipo en un acto público al que concurrían los parientes.
0:05:11 Y ya con eso la repudiaba.
0:05:13 La mujer repudiada, que es un lindo título para una novela,
0:05:18 escrita por Esther Goris,
0:05:21 no podía casarse hasta tres meses más tarde.
0:05:24 Nada más que para ver si, por casualidad, no estaba embarazada del tipo anterior.
0:05:30 Y lo hombre sí se arrepentía del repudio.
0:05:34 Y bueno, ¿por qué no lo pensás bien?
0:05:36 ¿Podría ir para atrás?
0:05:38 No, era muy difícil.
0:05:40 Solo podía recuperar a su antiguo esposa, luego de que ésta,
0:05:44 me refiero a la esposa,
0:05:46 pasara por otro hombre que a su vez tenía que repudiar.
0:05:50 Es un trámite.
0:05:52 Es un trámite, mire, que prefiero no te repudio por eso,
0:05:56 por temor a arrepentirme.
0:06:01 La celebración de una boda significaba una de las pocas apariciones públicas
0:06:06 de las muchachas, tanto de la novia como de las invitadas.
0:06:10 Cuando llegaba el día señalado, la novia con la cara velada, eso sí.
0:06:16 Buenas.
0:06:18 Era conducida a la casa donde viviría.
0:06:23 Por pocas que fuesen sus posibilidades económicas,
0:06:27 el cortejo debía ser lo más rico posible,
0:06:30 si hay miseria que no se note.
0:06:32 En unas mulas, detrás de su balancín,
0:06:36 la novia llevaba los cofres con su ajuarte.
0:06:39 Tenía una docena de...
0:06:43 Medias, calzones, delona de catres, todo ese sacón.
0:06:47 Una vez en la casa, la mayoría de las mujeres se dedicaban,
0:06:50 además de los caseres de domésticos,
0:06:52 al paciente trabajo de copiar el corán.
0:06:55 Si no, se la pasaban mirando por los huecos de la celosía,
0:06:58 a la calle, espiaban por los ventanucos.
0:07:02 Dentro de su hogar, la cordobesa refinada,
0:07:06 que es otra novela, pero esta de Arturo Cap de Vela.
0:07:11 Dedicaba varias horas al aseo.
0:07:14 La esposa favorita debía esperar,
0:07:17 adornada con sus mejores galas,
0:07:20 la vuelta del doño Orcasandre había ido.
0:07:23 A comprar a Juan.
0:07:25 Porque trabajando, laburaban esos tipos,
0:07:28 tenían quien laburaba, no iban a la oficina.
0:07:31 Iba el boliche de la esquina.
0:07:33 Estaban con los amigos.
0:07:35 Venía con una esbornea de padre y señor mío,
0:07:39 y la mina encima le tenía que hacer fiestas.
0:07:42 Evan Asen cuenta que ya en el siglo X,
0:07:46 las cordobesas masticaban sustancias gomosas.
0:07:54 Quiere que te masticara una sustancia gomosa
0:07:57 para perfumarse el aliento.
0:08:00 De culpa.
0:08:02 Voy a masticar una sustancia gomosa
0:08:06 para propinar de un osculo.
0:08:08 Para reavivar el color de los labios y encías,
0:08:12 la frotaban con raíz de nogal.
0:08:15 Debió ser un espectáculo digno de verse.
0:08:18 Agachadas las damas,
0:08:20 mordiendo raíces de nogal.
0:08:22 No acaban las raíces.
0:08:26 No se me había ocurrido esa posibilidad.
0:08:28 Pero eso de derribar bosques para enroquecer en sial,
0:08:32 es un mal negocio.
0:08:34 La mujer andalosa adoraba los perfumes
0:08:37 y una industria muy organizada
0:08:39 procuraba complazarla con variedad de jedores.
0:08:43 Los perfumistas incluso preparaban sus mezclas
0:08:46 a la vista del público.
0:08:48 Me lo le echo, es porque yo...
0:08:50 Con unas menas que le andaban medio atrás,
0:08:52 como si ese olor...
0:08:56 Era como una puesta de cenar.
0:08:58 Hay más.
0:09:00 Se dice que en Córdoba una dama se distingía
0:09:02 su perfume más que por su atabío.
0:09:05 Era algo que formaba parte de su personalidad.
0:09:10 Estoy enamorada de tus olores,
0:09:12 que ni las rosas los tienen mejores.
0:09:15 Cuenta Albuta Mil,
0:09:18 por qué su amante clandestina
0:09:20 no podía ir a verlo.
0:09:22 Y leo,
0:09:24 tres cosas le han impedido visitarme.
0:09:26 La luz de sus ojos,
0:09:28 el tintineo de sus joyas
0:09:30 y el ámbar oloroso
0:09:32 que exhala su cuerpo oculto por el manto.
0:09:34 Admitamos que pueda tapar los ojos
0:09:36 con una manga
0:09:38 y dejar en casa sus joyas.
0:09:40 Pero cómo suprimir el perfume
0:09:42 que emanan de su piel.
0:09:44 Los frascos de perfume
0:09:46 se guardaban en pequeñas cestas de cuero.
0:09:50 Los ungüentos en unas cajitas
0:09:52 llamadas Murgum.
0:09:54 Finalmente tengo aquí unos detalles
0:09:56 muy interesantes
0:09:58 acerca de los esclavos.
0:10:00 Mercado de esclavos en Córdoba.
0:10:02 Si se trataba de un hombre,
0:10:04 el valor dependía naturalmente
0:10:06 de la fuerza física.
0:10:08 Pero en las mujeres,
0:10:10 belleza y habilidades artísticas.
0:10:12 Los más ricos tenían
0:10:14 también esclavos eúnicos.
0:10:16 Los musulmanes tenían
0:10:18 prohibido realizar la castración.
0:10:20 Pero sí podían comprarlo
0:10:22 ya castrados, interpretas.
0:10:24 En la castración morían
0:10:26 muchos, no eran muy seguras.
0:10:28 Y el valor entonces de un hombre
0:10:30 eúnico era diez veces mayor
0:10:32 que el de un esclavo común.
0:10:34 Y los señores pagaban encantados
0:10:36 el dinero
0:10:38 ya que nadie mejor
0:10:40 para custodiar un aren.
0:10:42 Sí, tal cual, no hay peligro.
0:10:44 No, se lo recomiendan.
0:10:48 En cuanto a las muchachas
0:10:50 esclavadas, las más buscadas
0:10:52 por los ricos eran las rubias.
0:10:54 Algunas provenían del norte de Italia
0:10:56 y otros del norte de Europa.
0:10:58 Allí, los piratas serracenos
0:11:00 capturaban muchachas rubias
0:11:02 y pues las vendían.
0:11:04 El cronista
0:11:06 Al Yassati cuenta lo siguiente.
0:11:12 Una historia
0:11:14 que no voy a contar.
0:11:16 Es un poco muy río.
0:11:18 Cerca de una prostituta
0:11:20 que se hacía vender muchas veces.
0:11:22 Era muy común eso.
0:11:24 Que hacía vender
0:11:26 y rajabas.
0:11:28 Atentos. Incluso para...
0:11:30 Pero el comprador, el abarreclamado,
0:11:32 cada vez más compradores la reclaman.
0:11:34 No, no, esto es así desde Grecia.
0:11:38 Pues yo recuerdo
0:11:40 a la hija de quién era.
0:11:44 De una vecina suya.
0:11:46 La hija de un rey que siendo muy hermosa
0:11:48 de Rixitón.
0:11:50 Se vendía
0:11:52 como esclava.
0:11:54 Y después rajaba
0:11:56 y como tenía, me parece
0:11:58 el poder mágico
0:12:00 de cambiar su apariencia.
0:12:02 Nadie la reconocía.
0:12:04 Entonces, se vendía como esclava.
0:12:06 Es yo. Al segundo día
0:12:08 o al rato, la mina cambiaba de apariencia
0:12:10 y se rajaba.
0:12:12 Se vendía de nuevo como esclava.
0:12:14 Meta, guita y guita.
0:12:16 Guita, que elamento de sí se gastaba
0:12:18 dándole de comer
0:12:20 a su padre, Ericsitón,
0:12:22 que tenía un apetito
0:12:24 que no se sacía jamás.
0:12:26 Entonces se gastaba toda la guita
0:12:28 en fiambrería.
0:12:34 Bueno, y esta es la historia que contaban aquí.
0:12:40 Al parecer, era muy bien vista
0:12:42 las esclavas
0:12:44 de Roma
0:12:46 y también las persas.
0:12:50 Algunos mercaderes las educaban
0:12:52 en la música y en la danza,
0:12:54 pero en tal valor, naturalmente, ¿no?
0:12:56 Cuando lograban reunir varias
0:12:58 que supieran danzar y cantar
0:13:00 o tocar instrumentos
0:13:02 formaban un orquestes
0:13:04 y las vendían así en conjunto
0:13:06 a los príncipes moros.
0:13:08 Estas orquestas femeninas se llamaban
0:13:10 gildras.
0:13:12 Incluso por el nombre de una cortina
0:13:14 para ocultar
0:13:16 las integrantes de una orquesta
0:13:18 los invitados mientras tocaban.
0:13:20 Si yo me compro minas lindas que sepan tocar
0:13:22 y encima le voy a poner atrás
0:13:24 de una cortina, me va a decir, es un disco.
0:13:26 No, pero en esa época.
0:13:28 Bueno, entonces, son tipos.
0:13:30 Claro. Y no sabía las siluetas.
0:13:34 Le voy a decir algo
0:13:36 casi para terminar. La peor
0:13:38 de las vergüenzas,
0:13:40 la peor de Sonra, era mostrar
0:13:42 el poder nubo.
0:13:44 La peor de Sonra para una mujer.
0:13:46 Entonces por eso se tapaban.
0:13:52 Otra virtud
0:13:54 de una esclavera era la caligrafía
0:13:56 refinada. Pero sabe por qué
0:13:58 la caligrafía casi
0:14:00 reemplazaba
0:14:02 en el islam
0:14:04 a la pintura, el arte de la caligrafía.
0:14:06 Dada la prohibición
0:14:08 de representar.
0:14:10 Además, digo, si copiaban el corán
0:14:12 es caligrafía.
0:14:22 Esa era la vida en cordua
0:14:24 a la sultana.
0:14:26 La urinaria ciudad.
0:14:28 Una ciudad que sigue siendo
0:14:30 verdaderamente hermosa.
0:14:32 Pero que en alquil entonces
0:14:34 era poderosa.
0:14:36 Era muy poderosa.
0:14:40 ¿A quién podríamos dedicar
0:14:42 esto? A todos los cordobeses.
0:14:46 Que no se escucha gratísimo.
0:14:48 Levante la mano las cordobesas que hay aquí.
0:14:50 Hay.
0:14:52 No tantas como esperábamos.
0:14:54 Esperábamos.
0:14:56 Es muy poca.
0:14:58 Es muy poca. Si se tienen en cuenta
0:15:00 la cantidad de provincias, casi podríamos
0:15:02 decir que han tomado la resolución
0:15:04 de no venir expresamente.
0:15:06 Sobre todo considerando
0:15:08 la población cordobesa.
0:15:10 Sobre todo así.
0:15:12 Bueno, hemos ido a buscar
0:15:16 a algún disco
0:15:18 y nos han dado la canción.
0:15:20 Una canción española, justamente, que cantan ahorita Torres.
0:15:22 Me gusta mucho y que Sama no me mires más.
0:15:24 Dado que
0:15:26 en Corroba la Sultana
0:15:28 estaba
0:15:30 más bien prohibido.
0:15:34 Las miradas a las mujeres
0:15:36 era una preocupación principal.
0:15:38 Como ahora es exactamente la
0:15:40 contraria.
0:15:42 Lolita Torres en
0:15:44 una bellísima canción.
0:15:46 No me mires más. Adelante.
0:16:04 En la noche combinaba
0:16:06 Dios me quedó sin debilidad
0:16:08 Si supira, si supido
0:16:10 Pues un eco tu Dios
0:16:12 Soy
0:16:14 Si se encuentra
0:16:16 Si se encuentra
0:16:18 Si se encuentra
0:16:58 orde
0:17:00 Donde mires, pero sin debilas, mira mi arroz ojo y voy a ir de nuevo.
0:17:14 Donde mires, que por dos caminos va nuestro destino,
0:17:38 no me nires más.
0:17:52 Que te vayas de mi vida, yo te ruego que te aleces, yo te pido que me dejes y que olvides que te ames.
0:18:05 Pero lejos de mi vida, entre niebla y gris, la ausencia, y ahora vi la presencia, donde quieras que no estén.
0:18:19 Donde mires, y volví a transmitir, pues de angustia morí aquí, no.
0:18:33 Donde mires, pero sin debilas, mira mi arroz ojo y voy a ir de nuevo.
0:18:49 Donde mires, que por dos caminos va nuestro destino,
0:19:15 no me nires más.

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