Encontrá todos los archivos de audio en MP3 del programa de radio La Venganza Será Terrible de Alejandro Dolina

15 de Marzo de 2013

La vida en el Palacio de Versalles

Transcripción automática

0:00:00 Continuamos desde el auditorio de Radio del Plata, estamos en la calle Gorriti 5963, entre Arevalo y Rabiniani, mañana también, el lunes también.
0:00:12 Esperencias a la puerta.
0:00:13 Sí, tarda un tiempo.
0:00:15 Sí, tarda.
0:00:18 Señores, vamos a hablar acerca de la vida en el Palacio de Versalles, en la época de los tres luices que allí vivieron, Luis XIV, Luis XV y Luis XVI.
0:00:35 Hemos contado algunas veces que los reyes observaron o hicieron observar costumbres y reglamentos muy precisos prácticamente inmodificables.
0:00:49 La transgresión de aquellas reglas de etiqueta provocaba escándalos que se comentaban en toda Francia.
0:00:57 En fin, también habíamos dicho o nos habíamos olvidado de decir que en realidad toda aquella etiqueta, esas normas impuestas, por Luis XIV en realidad,
0:01:08 no era nunca fricho sino que era un modo inteligente que tenía el rey de imponerse ante los varones, de imponerse ante los nobles,
0:01:17 crear una especie de ansiedad por estar exactamente en regla y desviar la atención en este solo sentido.
0:01:25 Y en la época de Luis XIV los nobles no se ocupaban de otras cosas que no fuese el cumplimiento estricto de las normas cortesanas del Palacio de Versalles,
0:01:35 cosas que no ocurría en otros tiempos donde los nobles más bien se la pasaban conspirando y el poder del rey siempre estaba en entredicho.
0:01:46 Como en la Corte Rusa sin el mal de claro.
0:01:48 Bien, contemos ahora otras cosas de Versalles.
0:01:53 Los amientos eran siempre escasán y claro, si vivían 4.000 personas en aquel Palacio, por más que se trata de un Palacio Grande,
0:02:02 estábamos todos medio apretados como perejiles en maceta.
0:02:06 Y los nobles no pensaban otra cosa que en sacar el mejor partido de las estrechas ocasiones que el rey ofrecía.
0:02:14 O tener un apartamento en el Palacio era un favor muy solicitado.
0:02:18 Y quedar fuera, porque muchos nobles quedaban fuera, era considerado una desgracia,
0:02:25 una de las peores desgracias que le podían suceder a un noble en aquel entonces.
0:02:29 En una oportunidad, refiriéndose al marqués de Saint Germain, Luis XIV dijo,
0:02:35 ese hombre no dispondrá de alojamiento en Versalles mientras yo viva.
0:02:40 Y Saint Germain desapareció, o mejor dicho, se suicidó, sólo por no tener un apartamento en Versalles.
0:02:48 Había duele los disputas judiciales, todo por conseguir una habitación en el Palacio.
0:02:55 En una oportunidad, ya bajo el Reynado de Luis XV, la marquésa de Pompadour se quejó ante el Reynado
0:03:03 por tener que subir 12 escaleras para visitar.
0:03:07 La marquésa Pompadour era amante del rey.
0:03:11 Y en Versalles había un ascensor, un primitivo elevador a cuerda, que cuatro hombres accionaban manualmente.
0:03:20 Sí, que no había maquinalidad, no encuentro ni agua.
0:03:24 Subía, se apretaba ese botón, o a lo mejor no apretaba ese botón, por ahí gritaba.
0:03:28 Arriba.
0:03:29 Arriba, arribeño.
0:03:31 Y los tipos que estaban ahí tiraban de la soga, te subía, no te bajaban, no sé.
0:03:36 El rey nunca subía a ese ascensor, nunca.
0:03:39 Ni tampoco permitía que lo hicieran su querida, porque calculaba y calculaba bien
0:03:44 que el soborno de algún intrigante bastaba para que los encargados de las cuerdas
0:03:48 las soltaran en pleno recorrido y adiós mi plata.
0:03:52 En cuanto a la moda, Versalles consagraba el criterio a seguir.
0:03:58 A comienzos del Reynado de Luis XIV se estaban de moda las calzas
0:04:03 y los jugones, que eran las prendas favoritas de los caballeros de esos tiempos.
0:04:08 Los excesos y adornos señalaban riqueza y creo yo que también mal gusto.
0:04:14 El propio emolía se burló de aquellos cortesanos.
0:04:18 Escribió nuestro amigo Juan Bautista.
0:04:22 Cito, Amoreal.
0:04:24 Allí están esos marqueses que visten en lugar de calzas un guardarropa tan extenso
0:04:29 que puede cubrir el tiempo desde la creación hasta el día del cuicio fita.
0:04:35 Los zapatos eran tan enormes y tan aparatosos y hielo de adornos
0:04:40 que obligaban a sus portadores a caminar con la gamba abierta
0:04:46 y muy lentamente para no caerse.
0:04:50 Entonces se usaba bastón.
0:04:52 El propio Luis XIV impuso el uso del bastón
0:04:56 que en realidad no se brilla más que para salir de los problemas que creaban los zapatos demasiado grandes.
0:05:04 Entonces ya andaba el tipo con el bastón caminando con pasitos cortos, las patas muy abiertas.
0:05:10 Como un esqueador.
0:05:11 Sí, sí, como un esqueador exactamente.
0:05:14 Y además ese era un modo de andar que estaba de moda
0:05:18 porque en aquel entonces se ponían también de moda formas de caminar.
0:05:24 En lo referente a las pelucas eran muy pesadas y voluminosas.
0:05:30 Pesaban un kilo.
0:05:32 Una peluca pesaba aproximadamente un kilo.
0:05:36 Y para encajquetarse bien la peluca, la mayoría de los cortesanos se hacían rasurar el marote.
0:05:43 Para ir a la cama imagines usted se sacaba la peluca porque si no se dañaba.
0:05:50 Así que la impresión que producían estos señores con las miras que lo acompañaban era un poco detestable.
0:05:58 El tipo de saca la peluca y queda con el marote ahí pelado.
0:06:02 Un poco sucio con la goma.
0:06:05 La goma y un tal.
0:06:07 Allá por 1670 Luis XIV estaba muy gordo.
0:06:12 Por tal motivo vestía ropas muy holgadas que le permitían disimular un estómago excepcionalmente enorme
0:06:21 como se comprobó después cuando lo hicieron la autopsia.
0:06:24 Parece que el estómago de Luis XIV tenía dos veces la dimensión del estómago de una persona normal.
0:06:31 Pero bueno el caso es que vestía ropa holgada.
0:06:34 Al poco tiempo todos los cortesanos, imagínese con los alcahuetes que eran, incluso los más flacos,
0:06:41 imitaron a Luis y recorrieron los pasillos sosteniendo unos pesados vestidos que eran anchos.
0:06:48 Se les enredaban por todos los picaportes.
0:06:51 Inventaron el rap en esa época.
0:06:55 En cuanto a las damas, la verdad es que la moda la imponían las queridas reales,
0:07:02 las amantes del rey y Nora Reyes.
0:07:05 En Versalles una dama de las altas esferas no podía menos que usar tres faldas, tres polleras.
0:07:13 Era de riguros etiquetas usar tres polleras.
0:07:17 Sí, señora, sí.
0:07:19 La primera, quiero decirla, que uno ve, la primera que uno quita.
0:07:23 La exerna, sí.
0:07:24 Se conocía como la modesta.
0:07:27 Me voy a sacar la modesta, decía una vez.
0:07:32 Estaba la más adornada naturalmente, con muchas cintas.
0:07:36 La segunda que estaba abajo era la tramposa.
0:07:41 Y la tercera, la más difícil de apartar por los amantes era la secreta.
0:07:48 O sea que era la modesta, la tramposa y la secreta. Deténgase.
0:07:53 Cada una de estas prendas tenía una combinación distinta en su atadura
0:07:59 que solo los maridos y los ayudantes de cámara conocían.
0:08:04 Me diría que saber cuál venía con botones, con pasamanos, con un nudo.
0:08:12 Era una oportunidad a un amante del rey, Luis XIV, madame de Fontàgio.
0:08:19 Era muy bonito y se sacó una liga de encaje y ató su pelo levantándome sobre su cabeza.
0:08:27 Y le quedó un peinado alto.
0:08:29 A Luis le hizo mucho, entonces todas las damas de la corte quisieron peinarse a la Fontàgio.
0:08:35 Y pocas pudieron porque lo primero fue una deliciosa improvisación,
0:08:40 pero después se armó una cosa llena de cuestiones complicadas.
0:08:45 Rataban de hacer el peinado lo más alto posible.
0:08:48 Y hacían construcciones altísimas, con alambre y rulos pegoteados.
0:08:56 El rey terminó por detestar esta moda.
0:08:59 No le gustaba aquello, no?
0:09:02 Una porquería, una enchastre de goma arabica, en grudo, en fin.
0:09:06 Además jugaban a ver cuál de las damas tenía el peinado más alto
0:09:10 y andaban agachándose cada vez que pasaban por una puerta.
0:09:14 La cocina en Versalles era una complicación.
0:09:18 Los tres luces que vivieron en Versalles se encargaron de administrar la huerta del palacio.
0:09:24 Luis XIV quería que le sirvieran espárragos en diciembre, melones en julio y arvejas en mayo.
0:09:30 Fueron necesarios siete años de paciente labor para obtener esos frutos en tiempos precisos.
0:09:36 El rey mismo laboraba en la quinta, andaba ahí agachado, laborando.
0:09:41 Comía mucho, Luis XIV, se le gustaban las arvejas y los huevos duros.
0:09:46 Dice la Marquesa de Sevignier.
0:09:48 Cuando llegaba el tiempo de las arvejas, el rey no resistía el placer de satisfacer su gula.
0:09:56 Devoraba tantos platos de arvejas que al otro día caía enfermo, caía.
0:10:02 Sin embargo, su furor continuaba en la madrugada y la reina solía encontrar algunas arvejas en la cama.
0:10:10 Se llevaba arvejas a la cama al rey para comer.
0:10:15 Por ahí se le caía alguna.
0:10:19 Y la reina decía que es eso y el rey decía una arveja, mi amor.
0:10:24 De todas las frutas triunfaba la pera.
0:10:28 La quinta contaba con 300 variedades de peras. Cada una de ellas bautizaba por el rey.
0:10:34 Mira si le va a poner el nombre a cada pera.
0:10:38 La especialidad de Luis XIV era el cultivo de la Bergamotarallada.
0:10:42 Y ustedes pueden ver en el hall de la radio.
0:10:48 Las naranjas que venían de Grecia.
0:10:52 Qué raro que las naranjas venieran de Grecia estando ellos en Francia.
0:10:57 En Grecia no conocían las naranjas.
0:11:00 Te recuerda el primer capítulo del bellocino de oro.
0:11:06 Los navegantes griegos llegan a España.
0:11:11 Y lo primero que les sorprende son aquellas frutas doradas.
0:11:16 Quizá no eran otras cosas que las famosas manzanas doradas de las Eperias.
0:11:22 Quizá no eran otras cosas que naranjas. Pero ellos nunca habían visto naranjas.
0:11:26 Así que como ahora en la tránsita de Grecia que estamos jugando.
0:11:30 No hay seriedad.
0:11:35 Bueno, pero traían naranjas de Grecia para las damas.
0:11:41 Que decían que las naranjas ponían los labios más rojos.
0:11:44 Y es verdad, pero por la cáscara.
0:11:47 Si pasaban cáscara por el escracho y le ponían los labios rojos.
0:11:53 Hasta boqueras se le hacen a los labios rojos.
0:11:56 Que andan comiendo mandarina.
0:11:59 O los higos.
0:12:03 Fiestas embarzadas.
0:12:06 Allí empezaron a utilizarse los fuegos de artificio.
0:12:10 Bueno, tan buenas fiestas no serían si hay que tirar canitas agradoras.
0:12:14 Pero abundaban las fiestas de rifraz, los baile de báscaras.
0:12:19 Mucha de hombres de bailongos.
0:12:23 Para entrar bastaba con presentarse rifrazado y dar tu nombre.
0:12:28 Si vos venías en mascarados y decías soy el príncipe de Condé.
0:12:33 Nadie te pedía documento.
0:12:36 En una oportunidad Luis XV apareció junto con seis amigos a la fiesta.
0:12:40 Todos disfrazados de árbol.
0:12:43 Era un bosquecillo.
0:12:46 Y resulta que nadie sabía cuál de ellos era el rey.
0:12:49 ¿Cuál será?
0:12:51 El ciprés, el plátano.
0:12:54 La tipe.
0:12:57 El palo borracho.
0:13:00 Pero el rey hacía eso a propósito porque se había un atentado.
0:13:04 Entonces los criminales no sabían a quién, qué árbol talar.
0:13:09 En tiempos de Luis XVI y María Antonieta, la etiqueta, los festejos, las costumbres,
0:13:15 se vinieron abajo.
0:13:17 Primero por la crisis que vivió Francia y segundo porque realmente Luis XVI era un tiempo muy sencillo,
0:13:22 no le gustaban a esas cosas.
0:13:24 Era tímido.
0:13:26 Se despojó de todo lo sumptuoso, encargó a sus astres que le hicieran ocho trajes
0:13:32 de simple lara, painada y chau.
0:13:35 El salón de Luis Catoro, donde se jugaba la lotería,
0:13:41 se convirtió en biblioteca y también construyó un taller.
0:13:46 Luis XVI era muy aficionado a la serrajería y a la reparación de relojes.
0:13:52 Se modificaron también las ceremonias.
0:13:56 Alguna vez contamos aquí cómo despertaban a los reyes.
0:13:59 Venía uno que era encargado de sacudirlo, el otro lo painaba,
0:14:03 el otro le ponía a los cazosillo.
0:14:05 Ya después de Luis XVI no se dispuso una comitiva enorme para esa tarea.
0:14:12 Para terminar digamos que tampoco María Antonieta soportó la rigidez de Versales.
0:14:20 La ceremonia que tenía para que la vistieran dejó de existir.
0:14:25 Una mañana ella estaba muerta de frío esperando que la vistieran
0:14:29 y el encargado que tenía que vestirla no llegaba.
0:14:33 Y la reina allí esperando.
0:14:37 Y al final dijo más, sí, me he visto sola, lo cual era una grave infracción.
0:14:43 Pero en otro tiempo era muy rígido esto, la reina de Francia.
0:14:47 Se moría de sed, si el encargado de servirle la bebida no lo hacía tiempo.
0:14:53 Tenía rigurosamente prohibido servirse ella misma.
0:14:57 Así que si tenías ganas de caviar algo...
0:15:06 ¿A quién quiere que dedicamos este catálogo de costumbres de Versales?
0:15:13 Estaba pensando Alejandro que a la maldita extranjera como le decía María Antonieta,
0:15:18 se mereció una dedicatoria por los brazos porque uno de los problemas de vestirse sola
0:15:23 o una en esa época era que la botonadura estaba detrás.
0:15:26 Y esto lo preferenciaba a los botones de hombres de mujeres.
0:15:30 Así que imagínense la pobre mira lo que habrá tratado de imponerse el corceo de fierro
0:15:33 con remates y tornillos que le correspondería.
0:15:36 Pero estaba pensando más bien en todas esas otras gente,
0:15:40 ese montón de que usted hablaba, esa multitud que serían de los 4.000,
0:15:44 serían digamos 2.500, por lo menos ese montón de adultos,
0:15:48 que en realidad estaban en la corte para no estar en otro lado realmente.
0:15:51 Estar en la corte garantizaban no estar en la guerra,
0:15:53 estar en la corte garantizaban estar en la tierra cultivándola o vigilándola.
0:15:57 Estar en la corte significaba enudir los impuestos porque no había donde ir a cobrarlos.
0:16:01 Estar en la corte significaba estar cerca de la oreja del rey
0:16:04 para abatirle las miserias que supusieran algún tipo de mejoramiento.
0:16:10 Convegamos también que la eventual humildad del 2016
0:16:14 tenía que ver con que ya no quedaba pago en toda Francia.
0:16:17 Así que mucho menos iban a quedar sacridores por ahí dando vueltas.
0:16:20 Estaba pensando que de algún modo había lo que no era tan malo en eso
0:16:24 porque uno sabía por lo menos que estaba todo centrado en torno de la misma ficción.
0:16:28 Alguien a quien supuestamente Dios había desilimado
0:16:31 hasta el punto que le daba a dos estómagos como el caso de 2014
0:16:35 y que esa era la persona sagrada y que en torno de esa mitología se iba a desarrollar todo.
0:16:40 Pensaba en las cosas que nos trajo el republicanismo y occidente
0:16:44 donde en qué lugar podría poner uno un lugar donde estuvieran tan claras las cosas
0:16:48 y probablemente sería la mezcla de alguna feria industrial y la televisión,
0:16:53 una especie de mezcla de ambición, de dinero, de vanidades,
0:16:58 de cosas que pasan con el tiempo y los valores verdaderos.
0:17:01 Digo, sin ningún tipo de alarde, aquellos valores en los que uno se constituye,
0:17:05 en los que uno se va forcando y con los que uno quiere morirse,
0:17:08 quedan siempre en otro barrio.
0:17:10 Frente a eso, un enorme palacio lleno de lujos y lleno de cosas extrañas,
0:17:15 puede ser atractivo para mirarlo.
0:17:17 Ahora para vivir, usted déjenme a mí con mi vieja casa.
0:17:20 Y vieja casa es el balancecito que va a cantar el mundo rivero.
0:17:31 "...y en el casi murido del mundo,
0:17:42 residence de IXVI,
0:17:47 de los cereales mismos de mis ecov Touch Lan Suzuki."
0:17:57 El oleado de plantas te cubre el pollaje de un viejo parral
0:18:03 El alojí de verdeado de mudo recuerda las cosas que no volverás
0:18:12 Vieja casa de De Barrio Santelmo tu recuerdo es diviesa de hogar
0:18:20 Dejos me llegan las doble queridas entorces por donde estarán
0:18:26 Y en mis ojos cansados de pena dos largas tierras quemando al rodar
0:18:35 Vieja casa con muros de adobes, un recuerdo de infantes los años mejores
0:18:55 Vida blanca color de inocencia el alb sin sombra de pelidológen
0:19:02 Que no tal que me traes vieja casa y si vas a ser niño volver a jugar
0:19:10 Olvidarme que existen el mundo el cielo sin sueño de la realidad
0:19:19 Vieja casa de De Barrio Santelmo tu recuerdo es diviesa de hogar
0:19:27 Dejos me llegan las doble queridas entorces por donde estarán
0:19:34 Y en mis ojos cansados de pena dos largas tierras quemando al rodar

Comentarios (0)

No hay comentarios. ¡Podés ser el primero en comentar!


Tenés que Iniciar sesión para comentar.
Podés darle estilo y formato al texto utilizando Markdown