Transcripción automática
0:00:00 Las Desventuras del Soldado Juan Ortiz
0:00:05 Este es un asunto de los tiempos de la monquita, Juan Ortiz era un soldado sevillano que pertenecía a la tropa de pántilo de Narvaez
0:00:14 antes del desastre en el 1528, cuando Narvaez náutrago y murió en las costas de Texas.
0:00:23 Poco antes de que eso sucediera, en una expedición al interior de la que después se llamó vallada estampa,
0:00:31 Juan Ortiz se había separado de los expedicionarios y había sido capturado por los siglos del casique Ucita, el 3 más.
0:00:43 Por entonces Ortiz tenía 18 años.
0:00:48 Ahora bien, el casique Ucita odiaba a los españoles, nos odiaba con cierta razón, la madre del casique había sido echada a los perros que la devoraron
0:01:03 y a él le habían cortado la nariz y desde luego ya han sido los españoles.
0:01:08 En realidad había sido el propio pántilo de Narvaez.
0:01:12 Así que cuando el casique Ucita tuvo los cuatro españoles a su poder, descardó sobre ellos su becaza.
0:01:20 Una noche el casique tuvo la siguiente idea.
0:01:23 Mandó a hacer una gran fiesta y fue enviando a los españoles de nudos, uno por uno, a una especie de arena improvisada
0:01:34 y ahí los arqueiros les disparaban flichas tratando de no alcanzarlos en partes vitales para producirles una agonía duradera.
0:01:45 En verdad el cuarto que salió al ruido era Juan Ortiz.
0:01:49 O sea los otros tres estaban ahí lofinados o no una agonía duradera, me imagino.
0:01:55 Ahora bien, la esposa del casique y sus tres hijas se condolieron desde ese siglo viéndolo tan joven,
0:02:02 y fueron a suplicarle al casique que le perdonara la vida y en todo caso no dejaran como esclavo.
0:02:09 El casique perdonó pero se ocupó de hacer que su vida surgiga.
0:02:15 En este caso era una continua serie de tormentos.
0:02:19 Entre otros suplicios y garros por el casique estaba uno que consistía en hacerlo correr a Ortiz en la plaza de Solas Olamas de Corriera.
0:02:29 Claro, había un grupo de arqueiros que lo vigilaba y si el tipo dejaba de correrse de temía, lo flichaban ahí mismo.
0:02:38 Así que tenía que correr las 24 horas de día.
0:02:42 Cómo el soldado Ortiz iba soportando a que el trato un enorme entereza, el casique ireó otro tormento.
0:02:50 Lo mandó quemar redondamente.
0:02:54 Y así, durante un buen rato Ortiz, se estuvo en una especie de parrilla hasta que una vez más las hijas del casique intercedieron.
0:03:01 Según la crónica, lo sacaron del fuego ya medio asado y era lástima verlos.
0:03:08 Bien curado por las mujeres, tan pronto sanó, el casique lo mandó a realizar otra tarea difícil.
0:03:15 Ordenó que fuese todas las noches a cuidarse el nonsilio, a fin de que las piedras no se les llevacen a los muertos para devorar.
0:03:22 Esa era una tarea especialmente difícil porque que los híbridos no enterraban a los muertos.
0:03:27 Si lo dejaban ahí nomás, el cementerio era el lugar donde lo ponían, no donde los enterraban.
0:03:32 Y no hay no mismo.
0:03:37 Bien, una noche Ortiz se quedó dormido ahí y cuando despalzó, le faltaba un muerto.
0:03:45 Los contó y faltaba un muerto.
0:03:49 Yo huézgase un puma, siguió aquella huézga y en medio del monte, o yo el ruido de la fiera rosendo huesos.
0:04:01 Ortiz se cergó más y el tiro de la alza, se tenía una alza ahí para cuidar, a la fiera y le acertó justo y el puma murió.
0:04:10 Recuperó lo que quedó del finado y se presentó en el pueblo con el finado y el puma muerto.
0:04:16 Esa saña le decidió para ganar un poco de respeto y su vida mejoró, pero el casí que no descansaba su venganza,
0:04:24 y decidió terminar de una vez por todas con Ortiz.
0:04:27 Le dijo a su esposa y a sus hijas que no intercediera más porque no podía soportar darlo vivo,
0:04:34 pero intercedieron. La mayor de las hijas fue avisar a Ortiz acerca de la decisión de su padre,
0:04:42 y le dijo que la única oportunidad de salvar su vida era bajar esa misma noche.
0:04:46 Para eso, la chica había arreglado que un guía lo esperara a la salida del poblado,
0:04:52 cuando Ortiz tenía que recorrer 30 kilómetros para quedar al pueblo del casí que mucoso,
0:04:58 que además era pretendiente de la hija de Ucita, el que se estaba por casar con la mina.
0:05:06 Gracias a que esa muchacha Ortiz salgó la vida y puso fin a un año en el año de desformientos.
0:05:11 El casí que mucoso lo trató estupendamente a lo largo de los años siguientes,
0:05:17 aún a pesar de que por ese motivo se enemistó con Ucita y perdió la oportunidad de casarse con su hija.
0:05:24 Bien, en aquella tribu, digo la tribu de mucoso, Ortiz pasó 10 años,
0:05:30 un día hay casí que mucoso se enteró de la llegada de un ejército de españoles.
0:05:37 Era nada menos que la tropa de Hernando de Soto, que el 29 de mazo de 1569 había llegado a la valla de Tampa,
0:05:47 que en Soto vantizó con el nombre Espíritu Santo.
0:05:51 En Hernando de Soto, que al lado nombre a una marca de autos, la más humilde tal vez es la Chrysler.
0:05:59 Entonces, la Chrysler fabrica los automóviles Dodge, Chrysler, las camionetas Fargo, los automóviles Flymon,
0:06:08 Flymon, pero también los de Soto.
0:06:12 De Soto es una margada homenaje a Hernando de Soto.
0:06:18 Hay muchas marcas que homenacían a las conquistadoras.
0:06:22 Tiene a Cali, aquel traseo que vino recorriendo a mi es decirle al revés, desde el nacimiento hasta la deshambocágua.
0:06:30 Bien, bueno, ahí llegó de Soto que todavía no tenía idea de que su nombre recorraba y no había tan mucha marca de autos.
0:06:45 Bueno, de Soto se enteró de la historia, ya sabía que había unos prisioneros indígenas al lado Bucano.
0:06:52 Andaba buscando a él.
0:06:54 Mucoso, asustado por la llegada de la tropa española, llamó a Ortiz y me imploró que en agradecimiento por tantos años de cuidado
0:07:02 se encontrara con el capitán español y derrogase, si no le hicieron daño a él ni a su gente.
0:07:10 Ortiz, verdamente agradecido, salió, con dos o tres años de ahí, a cumplir con la nexión.
0:07:16 A lo encuentro de eso otro y así le eché en grande nada de este que.
0:07:20 Pieron cuantito los soldados de Soto vieron al grupo de Ortiz, picaron espuila y lanzan rifre, atacaron.
0:07:29 Aterrorizaron los compañeros de Ortiz, salieron rajando.
0:07:35 Él, que en realidad nada se diferenciaba de los indígenas, porque nada de ellos desnudos, confiando en que sería reconocido que él estaba.
0:07:43 Cristiano Feo y Saguero, no me matéis.
0:07:46 Y no matéis a Ecosílio, que me han dado la vida, etcétera.
0:07:50 Son cosas de inciso muy largos.
0:07:53 Los soldados no escucharon nada y lancearon, incluso a uno de los compañeros de Ortiz y los finales.
0:07:59 Ortiz salvó con el hilo de una pata.
0:08:02 Finalmente los españoles entendieron el grito de Ortiz y detuvieron el ataque.
0:08:08 Ortiz pido hablar con Orlando de Soto, lo llevaron ahí, de Soto lo llenó de alagos.
0:08:17 Juan Ortiz se despidió de sus amigos los indios, se quedó con la tropa Orlando de Soto.
0:08:24 En realidad, y costó adaptarse a la nueva vida, ya estaba acostumbrado a andar desnudo y en pata,
0:08:32 y rechazó los terciopelos por 20 días, hasta que fue acostumbrándose de nuevo a andar despido.
0:08:39 Juan Ortiz, mi buen servicio a la tropa Orlando de Soto, como intérprete, pero no intérprete la guitarra,
0:08:46 intérprete la disidencia del traductor, cada vez que encontraban un indio, nos llamaban Ortiz y los dios ya no entiendan nada.
0:08:54 Estos servicios duraron solo dos años, no por un motivo, sino, lo daban por dos.
0:09:00 En 1542 murió Orlando de Soto, pero por si fuera poco también murió el propio Ortiz.
0:09:08 Udieron los dos de la misma preste. Ortiz tenía 32 años de verdad.
0:09:13 Lo enterraron en el poblado de Autiánque y nada más se supon de sus huestros.
0:09:20 Es el de la historia de Juan Ortiz, el soldado que tuvo prisionero de Ucinte y huésped luego de Mucoso.
0:09:29 Así que a quien se dio el rendido me da que usted, además de la sica del casique, al acantejo.
0:09:35 Bueno, la mujer del casique.
0:09:37 Ah, qué bece la.
0:09:39 Siempre me pasa la orilla.
0:09:43 Bueno, y también a Ortiz que fue agradecido.
0:09:47 Sí, claro. Por si otro, la mujer se manta el lado con agresiones, con mi porno.
0:09:53 Y a Mucoso.
0:09:56 Que se perdía la mina con el gesto.
0:09:58 Claro, se estaba por casar con la hija de Ucinta.
0:10:03 Se perdería una mina para...
0:10:05 Que no es verdad, Ucinta, ¿no? Parece que fuera la salida.
0:10:13 Se perdería una mina para ayudar a un funcionario español.
0:10:19 Con mucho dolor, pero sí.
0:10:23 Así es la dice el casique Ucinta.
0:10:27 Que así que, italianos, resuelvan.
0:10:30 Imagínense, si el tiempo ese para vengarse,
0:10:33 comprendió juego al otro, además que por ser español, que al cubo.
0:10:36 ¿Qué es el juego para disculparse a hacerlo?
0:10:38 Y le toca a la nena.
0:10:41 Muy bien, hemos ido a la escoteca para solicitar un disco
0:10:46 que lo diga a este historián, que luego estaba la bese canción de Joaquín Mora,
0:10:51 que es la mayor soya que el muchacho.
0:10:53 Yo creo que debe haber editado cuando los chicos no se acercaban,
0:10:58 lanzan restres para los españoles.
0:11:00 Yo soy aquel muchacho, yo soy aquel muchacho y no hay acá.
0:11:06 Hay que correr, ¿eh?
0:11:09 Hay que... Yo siempre recuerdo aquella vieja regga o tal.
0:11:12 Por un muchacho que después ya llamaba a un amigo medio, Carlitos Tantes.
0:11:19 Y si el día tocamos timbre, mejor eso, tocaron timbre, unos que venían conmigo,
0:11:24 tocaron timbre para luego darse a la fuga.
0:11:28 Y como yo no había tocado timbre, que sentía a uno de toda culpa,
0:11:32 y me está por pensar, y me está por eso que acabo de decir,
0:11:37 por los sentimientos culpas, no corrí.
0:11:39 Y salió Carlitos Tantes y me pegó una pata, así me remontan el aire.
0:11:44 Una de las mejores patadas que le han dado en la vida.
0:11:49 Y desde entonces corro siempre, culpable y lociente o ajindo.
0:12:00 Yo soy aquel muchacho, canta uno de los carreros.
0:12:15 La pasó la primavera con sus friones,
0:12:20 golondrinas mensajeras, sus ensueños.
0:12:26 Hoy te alejas y te llevas mis agores,
0:12:31 y los fritos subían sin correnceros.
0:12:35 Vuelve fuera, porque los toros eran hiciaderos.
0:12:40 Me resulta la tristeza de tu vida.
0:12:46 Quiero ser la tu regreso el caigio, pero
0:12:50 que deje de un tejido rengue un corazón.
0:12:54 Yo soy aquel muchacho que puso ti la gravia
0:12:59 en tus pintados de radio y la gloria de un límite.
0:13:04 A que te encercarías o renarmas sus fritos,
0:13:09 y que el vecino quiso unirlo en el sufrir.
0:13:14 Yo soy aquel que tuvo costes y desincreyes.
0:13:19 Yo soy aquel barela y suelo toño peruelo,
0:13:23 que ha vuelto grondinda.
0:13:28 Es lo que llueve el cuaucio,
0:13:33 que fue el común palacio para vivir tu vida.
0:13:44 Si en el día que te botara la sorprendenza,
0:13:49 vi un engaño y con su frío,
0:13:53 que mal te atas.
0:13:56 No le pongas cara fiera esa contenga,
0:14:00 te conrisa hasta el dolor de desbaraza.
0:14:04 Lo también cuando te puestes con ella,
0:14:08 a mí gancho, lo que leco la deguida.
0:14:14 Y diré como nerviosa la defensiva
0:14:18 que la ven de nosas y las de amor.
0:14:23 Yo soy aquel que puso fila geradio
0:14:29 en tu pintado de radio y la gloria de un límite.
0:14:34 A que te encercarías o renarmas sus fritos,
0:14:39 y que el vecino quiso unirlo en el sufrir.
0:14:44 Yo soy aquel que tuvo constancia,
0:14:48 imbécil, perra, culo,
0:14:50 fui a trimadera y tuve los coño por hoy.
0:14:54 Y ha vuelto grondinda.
0:14:59 Es lo que llueve el cuaucio,
0:15:05 que fue el común palacio para vivir
0:15:12 en el sufrir.
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