Transcripción automática
0:00:00 Muy bien, continuamos en la venganza a Zela Terrible, estamos en el Galponsito de Arrario del Plata,
0:00:08 en la Casa de Gorriti 5963 de la Ciudad de Buenos Aires.
0:00:12 Mañana también le daremos aquí a la media noche el 22, vamos a la plata, al teatro Coliseo, Podesta
0:00:19 y las entradas están disponibles en la boletería.
0:00:22 Muy bien, hablaremos esta noche de las enamoradas de Napoleón a la muerte de Napoleón.
0:00:33 ¿Quién los bromas?
0:00:38 Hemos incluido tantas veces que hemos hablado de Napoleón, de tantos asuntos, incluso de este mil.
0:00:46 Hemos hablado de su muerte, incluso del posible envenenamiento en la isla de Santa Helena en 1821.
0:00:55 Hoy contaremos la reacción de algunas de sus amantes cuando se enteraron de que Napoleón era fenado.
0:01:03 Algunas sus amantes históricas, quiero decir, las más importantes de su vida.
0:01:09 Con respecto a sus esposas, debe decirse que José Fina no lo lloró porque tomó la precaución de morirse antes.
0:01:19 María Luisa no lo lloró porque no lo quería más y andaba con el general austríaco Nifer.
0:01:27 Entre las amantes, tal vez las más importantes, María Valesca tampoco lo sobrevivió, murió de parto, se había casado con un conde,
0:01:36 había muerto en 1817.
0:01:40 Y vamos a pasar la revista para ver qué ocurrió con las otras.
0:01:44 Manuel Marcel George fue una de las tantas actrices que amó buena parte.
0:01:50 Él la echó cuando se coronó emperador para cuidar las formas.
0:01:57 Y ella, ofendida, se puso de novia con otro emperador.
0:02:02 La que termina una relación con un emperador, pues no se va a andar poniendo de novia con un feriante.
0:02:10 Sin embargo, así sucede muchas veces.
0:02:13 Como sabemos, algunos feriantes hemos usufructuado las migajas de emperadores exantes.
0:02:20 Bien, se puso de novia, mejor te dirías.
0:02:24 No con un feriante, sino con otro emperador.
0:02:28 Yo, Manuel Marcel George, y este emperador era Alejandro de Rusia, nada menos.
0:02:33 No sólo era un emperador que hay pocos, sino que era muy enemigo de Napoleón.
0:02:40 De todos modos, cuando Napoleón solidificó su imperio,
0:02:46 me refiero a Manuel Marcel George otra vez,
0:02:49 él volvió a recibirla y volvieron a amarse.
0:02:54 Después a la caída de Napoleón, ella solicitó el honor de seguirlo en el despeado.
0:03:08 Los ingleses, naturalmente, se lo negaron,
0:03:11 y la muchacha fue a representar dramas a Bélgica, digo porque era actriz,
0:03:17 donde conoció a un polimista, un tal señor Carlos Harrell, que se convirtió en su amante.
0:03:26 Cuando uno conoce, a un polimista, enseguida este polimista se convierte en su amante.
0:03:38 Allá al principio de 1821, ambos volvieron a París, me refiero a Manuel Marcel George y su amante,
0:03:48 y estaban en un departamento, cuando el vecino, George Hannon, o Hannon en este caso,
0:03:58 ha habitado una guardilla en el piso superior bajo a comunicarles la muerte en Napoleón.
0:04:06 Manuel Marcel George se puso lívida y cayó sobre la alfombra desmayada.
0:04:14 Y ocurrió entonces un hiciente muy gracioso, ocurre que el señor Harrell, el polimista, el novio de Manuel Marcel,
0:04:22 criaba en su casa, en su departamento, con toda libertad, un chancho.
0:04:29 Criaba un chancho en el departamento, y alarmado por el ruido de la caída de la mujer,
0:04:35 el animal entró con su trote corto al salón.
0:04:40 Al ver a la mina tumbada en el suelo, creyó que quería jugar,
0:04:44 ya que obviamente tenía una relación con esta mujer, que era el amante de su dueño legítimo.
0:04:50 Entonces el chancho se abaranzó sobre ella.
0:04:54 Mientras tanto, el vecino, el vecino arriba, Hannon y Carlos Harrell, el polimista, aterrado,
0:05:02 tomaron al chancho por las orejas e intentaron impedir que rodara sobre la actriz.
0:05:08 Pero el chancho tenía una fuerza poco corriente, y arrastró a ambos hombres,
0:05:14 que cayeron incluso volcando algunos muebles que contenían cristales y porceladas.
0:05:21 Finalmente, un sillón cayó sobre el chancho, que regresó a su guarida.
0:05:29 Lanzando incluso gritos de tal naturaleza que parecía un chancho.
0:05:35 En aquel momento, volvió en sí, Manuel José George, y vio a la casa medio destruida y a sus amigos medio muertos.
0:05:42 Creyó que ella era la responsable de todo aquello, tal vez por la esteria que le había provocado la muerte de Napoleón.
0:05:50 Pidió perdón a los gritos y juró que no se acordaba de nada.
0:05:55 El amante, Harrell, a un dolorido, la condujo a su aposento, y no le dijo nada de lo que en verdad había ocurrido,
0:06:04 tal vez para que nadie echara la culpa a su chancho.
0:06:08 Es decir, ocultó que el chancho había sido el causante de aquel desquicio.
0:06:14 De modo tal que Manuel José George se sintió culpable y estuvo tres días encerrada,
0:06:19 no sé si por eso o por la tristeza que le había provocado la muerte de Napoleón,
0:06:25 prefiero creer que por lo segundo, encerrada digo, relesendo las cartas de Napoleón,
0:06:30 mirando los retratos que él le había regalado y acariciando los objetos que habían pertenecido al emperador
0:06:38 y llorando desconsolada al conocer su destino.
0:06:43 En verdad, había amado al emperador y en verdad tenía esperanza de que él la volviera a recibir.
0:06:51 Ahora, bueno, que vivía en una guardilla infecta, bueno, infecta resulta ahora,
0:06:57 ya que sabemos que la habitaba también, además de un polemista loco, un chancho.
0:07:04 En verdad, el polemista Harrell adoraba aquel chancho.
0:07:11 Yo recuerdo que Alejandro Domas, Alexandre Dismas, el escritor, dijo algo de este Harrell.
0:07:21 Era amigo, ¿eh? Y Harrell o Harrell andaba siempre muy sucio, era muy rognoso.
0:07:28 Y un día le dijo, Harrell, a Dismas.
0:07:35 Mire, dice Alejandro, yo amo tanto a mi chancho que duermo con él.
0:07:42 Y Dismas respondió, acabo de ver a vuestro chancho que me ha dicho exactamente las mismas palabras.
0:07:52 Bueno, Mademoisel George sobrevivió y murió a los 78 años, tenía una tienda que vendía palabras.
0:08:02 Cuentas Federico Mazon que hasta en sus últimos días,
0:08:07 cuando hablaba de Napoleón, era con cierto temblor en la voz y con una emoción que no fingía.
0:08:14 Otra mante. Aquí está Pauline Furet, que fue otra mante de importancia,
0:08:23 una mina que Napoleón amó en Egipto. Era casada, Pauline.
0:08:32 Y él mandó al marido a una misión que en realidad no era para nada,
0:08:39 pero lo rentaron los ingleses, al marido.
0:08:43 Y como se enteraron de que Napoleón lo había mandado para levantarse a la mujer, lo devolvieron a Egipto.
0:08:50 Y el tipo apareció de golpe, el teniente Furet, y lo vio a Napoleón con su mujer.
0:08:56 Esta mujer, que es de la juventud de Napoleón, estaba en Egipto.
0:09:02 Dicen que sufrió mucho por la muerte de Napoleón, pero que debió ocultar sus lágrimas,
0:09:10 porque no era muy conveniente en 1821, pero también parece que Pauline vendía maderas en el Brasil,
0:09:23 pero en realidad se le ha solamente un pretexto.
0:09:26 Vendía a Palo Santo y a Cahoba, pero ese era un pretexto para hacer viajes de América
0:09:34 y organizar el raje de Napoleón de Santa Elena.
0:09:39 Entonces, después cuando murió Napoleón tuvo que fingir cierta indiferencia,
0:09:48 pero se cree que lo sintió mucho, incluso ya desmintió eso, que nunca la había vuelto a ver,
0:09:59 pero parece que no es.
0:10:04 Sistemos también a la primera novia importante de Napoleón, a de Cirec Clarí,
0:10:11 o mejor dicho, la que permitió el tribu de Napoleón el 18 de Brumario.
0:10:19 Deciré que era aquella que tenía un marido, que era un funcionario francés llamado Bernardot,
0:10:26 que sustituyó a Carlos de Suecia y se convirtió después en rey de Suecia,
0:10:33 y es el hombre que originó la dinastía que hoy mismo rey en Suecia.
0:10:40 Deciré fue reyna y continuó viviendo en París.
0:10:45 Las malas lenguas decían que estaba enamorada del duque de Richelieu, un ministro de Luis XVIII,
0:10:51 que lo seguía todas partes, lo relojaba, él estaba medio enojado, le molestaba aquel acoso.
0:11:01 Allá por 1820, Deciré andaba todo el día atrás del duque de Richelieu,
0:11:10 pero en realidad la explicación que se daba es que Deciré pretendía mejorar la situación de Napoleón en Santa Elena,
0:11:19 seduciendo al duque para conseguir.
0:11:28 En realidad todos nosotros nos preguntamos alguna vez en Noche de Aburrimiento,
0:11:36 ¿qué dirán nuestras amantes, nuestras novias, nuestras cuasi novias, nuestras vice-novias?
0:11:44 Allá cuando reventemos, la boca se me haga un lado.
0:11:50 Y es un pensamiento perecioso, no inconducente, pero a todos nos gustaría saberlo.
0:11:58 Mire, yo hace muchos años le prometí a Roland, hacerlo así,
0:12:04 que entregarle a él una lista de algunas de mis novias
0:12:11 para que llegado el caso del que yo me llegara a morir, Dios no lo permita,
0:12:16 se encargara a él de verificar una especie de prode que yo iba a hacer.
0:12:23 Y te voy a poner las que iban a llorar, las que no iban a llorar,
0:12:28 incluso las que no se iban a enterar, iban a hacer la mayoría.
0:12:33 Y yo solíba entregar a Roland y...
0:12:38 Mira, no, no, no, te lo único que tiene que hacer es decir, tenías razón en final.
0:12:43 O no le pegó...
0:12:45 O no, cuántos, sí.
0:12:47 Así que, y después no me acorde de hacerlo, te lo digo, ¿no?
0:12:51 Qué cosa.
0:12:53 Y va, hay que autorizar la lista.
0:12:56 Sí, sí, tengo que hablar con Roland también y darle, darle la lista.
0:13:03 Va, qué cosa, ¿no?
0:13:06 Igual, para hacer una lista de las mujeres que me han amado, no hay que tener muchas memoria.
0:13:13 Hasta incluso hace falta un poco de imaginación.
0:13:18 Pero yo le dije, Roland, mira, Roland, te voy a llegar y golpele la puerta.
0:13:22 Y me lee de la cara, para ver si han llorado,
0:13:29 si tienen la radio a todo lo que da, y se van pa' dentro a paso de Murga.
0:13:34 Si sale otro tipo, claro, claro, ¿quién va a salir yo?
0:13:38 Salió otro tipo, estando sovivo, claro.
0:13:43 Abre la puerta, ese estronatis.
0:13:50 Bueno, a quién podemos dedicar esto?
0:13:53 A nadie, claro.
0:13:55 Y a las chicas que han amado a Napoleón, y se entristecieron por su muerte.
0:14:00 Y a Josefina, que a pesar de haber muerto antes que en Napoleón,
0:14:08 murió, sin embargo, con el nombre de Napoleón entre sus labios.
0:14:15 Y seguramente ella es la que más lo quiso, porque, fíjese, la típale fue infiel muchísimo más.
0:14:24 Pero, se hizo no 10.000 veces, se hizo trastada, terrible, pero lo que era.
0:14:30 Y a veces, la persona que más nos quiso no ha sido la que más fiel nos ha sido.
0:14:40 Que más, ¿eh? No ha sido la que más fiel nos fue.
0:14:45 Y tal vez venga a saberse alguna vez que algunas personas que no fueron del todo fieles,
0:14:53 son las que más nos quisieron.
0:14:56 ¿Qué es eso?
0:15:01 Hemos ido a la discoteca y nos entregaron un tango hermoso, además,
0:15:10 cuyo título es Viejas alegrías.
0:15:13 Cuando uno recuerda amor desde el pasado, siempre está recordando viejas alegrías.
0:15:18 Pero, con un detalle baironiano en esto,
0:15:21 es que las viejas alegrías casi siempre son tristeza, actuales.
0:15:28 Canta Charlo, el tango viejas alegrías.
0:15:40 Noche de silencio no te curo el, déjalo recuerdos en tu papel.
0:15:56 La fracas tristeza de pensar como asomó la primera cana me sacó el alentón.
0:16:07 Mite Dios algo que a vivir y un terror intenso de morir.
0:16:15 Pero, con su estejo van sus hielos de nacer,
0:16:19 toda esa andanza como viene a amanecer.
0:16:27 Son mis viejas alegrías, las que surten y le nabran.
0:16:36 Cuáles son las cuantas horas frías, los que son el aliento y la sombra.
0:16:45 Son mis viejas alegrías, son la boca que me cago.
0:16:53 Son de los mariotatías, son inmate, me sonría, del espejo evocado.
0:17:07 Tú me acadeí tan de un bravamón, me hice bachiller en el dolor.
0:17:17 Faca la nopalpico, mi espíritu, dolor, siempre alzo su vuelo por oscurando la ilusión.
0:17:28 Cuídate el arroz hasta el rosar, libre como el viento y al final.
0:17:36 Hoy acuerdo al codo de momento, te reñedas, me he quedado preso en mi profesor.
0:17:47 Son mis viejas alegrías, las que surten y le nabran.
0:17:57 Cuáles son las cuantas horas frías, los que son el aliento y la sombra.
0:18:07 Son mis viejas alegrías, son la boca que me cago.
0:18:15 Son de los mariotatías, son inmate, me sonría, del espejo evocado.
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