Transcripción automática
0:00:00 Hablemos entonces de las muchachas, de las cetáueras. Hemos hablado de ellas muchas veces, incluso cuando nos referíamos a los imposios,
0:00:09 aquellas reuniones de hombres que estaban destinadas a la conversación y al vino, a las cuales las mujeres tenían prohibida la entrada,
0:00:17 salvo las cetáueras, que por otra parte brillaban con su inteligencia y conversación.
0:00:24 Aquellas cortesanas refinadas se diferenciaban de las pornais, que eran lo que podríamos llamar meretrices comunes.
0:00:33 Las pornais trabajaban en casas que estaban de algún modo autorizadas, fiscalizadas por el gobierno, fíjese usted.
0:00:42 Puede decirse que eran empleadas del Estado, las muchachas. Y quién pagaba, por encontrarse con ellas, pagaba también una tasa que pasaba al tesoro de la ciudad Estado.
0:00:54 Es decir, había como una retención al precio de las cetáueras, en contra de las cuales los cafillos cortaban las rutas de Grecia.
0:01:13 125 dragmas, sería.
0:01:15 Bueno, estas chicas, con frecuencia, estaban vestidas apenas con un velo.
0:01:21 Estamos hablando de las pornais, ¿no? Se exhibían ante los clientes que evaluaban la posibilidad de tener un trato con ellas,
0:01:31 que se desfilaban ante los observadores, dado que proporcionaban buenos ingresos al Estado, estaban protegidas contra la vejez.
0:01:42 No, en realidad. Había como una especie de seguro o subsidio.
0:01:50 Para cuando los encantos vinieren a perderse. Una jubilación.
0:01:56 La mayoría de las casas donde trabajaban las pornais estaban en el Pireo, el barrio del puerto, ¿no? Por encima de las pornais, es un decir.
0:02:05 Sí, claro. Estaban los clientes.
0:02:07 Mejor sería en una jerarquía superior. Se encontraban las auletris, que eran animadoras, adiestradas y expertas en tocar la flauta, como su nombre parece indicar.
0:02:21 La flauta aulica. También eran expertas en la danza y en el amor.
0:02:26 Pero en el escalón superior de esta especie de calafón estaban las famosas etáiras, que tenían el don de la conversación ingeniosa, además de los dones amorosos.
0:02:37 Mientras las etáiras se dusían a los ciudadanos con su ingenio y con su música, no sucedía otra cosa.
0:02:48 Digo porque el parrapo termina aquí.
0:02:53 Yo supuse que venía algo. Mientras las etáiras se dusían a los ciudadanos con su ingenio y con su música, el sol estallaba en argela.
0:03:02 ¿Y fue el índio?
0:03:05 No, punto.
0:03:07 Punto, pero quedé con todo el aire dentro.
0:03:09 Con la entonación.
0:03:11 La historia cuando escribo en mi lila es una cosa.
0:03:17 Quiero decir esto. Para las esposas, digo, las muchachas de su casa, la mayor virtud en la élade era él callar o, en último caso, la brevil o cuencia.
0:03:31 Era una sociedad muy cruel con la mujer, la sociedad.
0:03:35 Bueno, como tantas otras sociedades.
0:03:38 Las esposas estaban obligadas a la fidelidad con yugal y el marido, en cambio, estaba autorizado a tener no muchas amantes, pero sí una.
0:03:47 Recuerdo a de Móstenes, aquel orador que según se dice, se adiestraba poniéndose cantos rodados en la boca, que fue el teórico de esta abominable costumbre,
0:03:56 de permitir al hombre una infidelidad que se castigaba en la mujer.
0:04:00 Decía de Móstenes, probablemente con la boca llena de piedras, que el hombre para estar bien debía tener alguna cortesana.
0:04:11 A eso les llamaba pensar.
0:04:14 ¿Puede que tenga razón o no?
0:04:18 Le faltó decir para mí.
0:04:21 Para mí el hombre para estar bien tiene que tener una cortesana.
0:04:25 Tiene una teoría.
0:04:26 ¿Cuál sería la demostración de que es así?
0:04:30 ¿Por qué no dos?
0:04:31 O cuándo.
0:04:32 No lo sé.
0:04:33 O por qué no un árbol.
0:04:35 El hombre para estar bien debe tener un árbol.
0:04:39 Y abajo el árbol, etcétera.
0:04:41 Bien, el caso es que él decía que un hombre para estar bien debía tener alguna cortesana con la que mantenerse en forma sensual y espiritual.
0:04:49 A la esposa, la ley le prohibía además de la infidelidad el deporte y el teatro.
0:04:55 Si en algún caso puede ser hasta una suerte.
0:05:02 Según Graves, la condición de la mujer era un peor en Grecia, en la Grecia del siglo de Oro, que antes en los remotos tiempos homéricos,
0:05:11 tiempos en los que por una mujer, Elena, como por caso, se desencadenaban guerras.
0:05:18 Y Homero les daba un lugar preponderante sus historias.
0:05:22 El respecto dejo caer por allí una teoría que se manejaba hace algunos años con la que solía coquetear el propio Graves.
0:05:31 Conforme a esta teoría, la odisea, ya que no le ilía, había sido escrita por una dama.
0:05:38 Y no por un señor.
0:05:41 Desde luego, respecto a la existencia de Homero, hay muchísimas dudas.
0:05:45 No sé si ha sido un señor, o los diez o quince escritores.
0:05:49 ¿Se describe para siempre, ya sea el caso de Shakespeare?
0:05:52 Sí, empieza a dudar de que sea.
0:05:54 El caso es que las etáueras, volvamos a ellas, posibles amantes de los maridos que estaban autorizados,
0:06:07 eran las mujeres que sobresalían por la gracia de su espíritu y a las únicas, como hemos dicho,
0:06:13 vestían el chamullo en el simpócio, aquellas reuniones de hombre donde se conversaba y se cabiaba.
0:06:19 Vestían túnicas de acuerdo a las prescripciones legales, prescripciones que ignoro por otra parte.
0:06:25 Aunque eran mujeres libres, si las excluía de todos los templos, menos de uno que era el diafrodita, la diosa del amor.
0:06:33 Y nuestro amigo Burkha, que no era el trato sensual el que determinaba la admiración de los atenienses por las etáueras.
0:06:43 Había un agregado de refinamiento que enamoraba a los griegos.
0:06:47 Las más famosas etáueras fueron Aspacia, que fue la favorita de pericles, y Friné, de quien hemos hablado,
0:06:55 aquella que para demostrar su inocencia en un juicio, se desnudo.
0:06:59 Y el juez a la vista de esa vez, de esa vez, dijo, señores, con etcétera.
0:07:09 Para mí, justicia es inocencia.
0:07:13 Si no tienes razón, etcétera, etcétera, en qué país viví.
0:07:22 Hay otras etáueras.
0:07:25 Por ejemplo, parece que Platón iba muchas veces a reposar en la residencia de una que se llamaba Arquénasa.
0:07:32 Epicuro reconocía de ver buena parte de su teoría sobre el placer, a una llamada Dana,
0:07:38 y a otra que se llamaba Leóncia, que al parecer le habían proporcionado las más elocuentes explicaciones sobre el mundo.
0:07:47 Sofocles mantuvo proleongadas relaciones con teoridad, y una vez cumplidos los 80 años, inició otra con uno tal Arquipas.
0:07:58 Pero si tenemos alguna sobre las que se sabe todavía más, ahí estaba Clepsidra,
0:08:04 que como su nombre lo indica, colocaba un reloj junto a la cama, y despachaba a los amantes,
0:08:09 cuando caía toda la arena mejor dicho, todo el agua, probablemente.
0:08:14 Bueno, no admitía... no admitía... a no, prolongaciones.
0:08:21 Me hubiera avisado antes.
0:08:24 Una tal sirene era muy solicitada, porque parece que conocía 26 formas distintas de efectuar el acto amoroso,
0:08:32 y que dirigía los movimientos de su casa acompañantes.
0:08:37 No lo distancé.
0:08:39 ¡Venga, ya está!
0:08:41 ¡Ahí! ¡Traigalo para acá!
0:08:44 Y... está así, va.
0:08:47 También estaba Lamia.
0:08:52 Estábamos esperando.
0:08:55 Gracias.
0:08:57 Que exigió que de métrio Poli Orsetes, que era el rey de Macedonia, le pagara 250 talentos, que era muchísimo.
0:09:05 Era todo el té de la China.
0:09:07 A cambio de sus favores, de métrio accedió y pagó dicha cantidad, poniendo una taza sobre el jabón.
0:09:14 Un impuesto sobre el jabón sería mejor.
0:09:16 Sí, malino. Menos rivalos.
0:09:18 Claro. Como hace Mahul.
0:09:24 Y el precio de jabón subió tanto en Macedonia, que se acusó a de métrio y a su enamorada
0:09:30 de hacer de los Macedonians las personas más sucias de Grecia.
0:09:33 Otra famosa fue Laida, también conocida.
0:09:37 Se hacía algunos comentarios acerca de su aspecto.
0:09:42 Había un viejo escultor que se llamaba Mirón, lo cual favorecía muchísimo su profesión,
0:09:49 que la tomó como modelo, se enamoró de ella y le ofreció todo lo que poseía,
0:09:55 con tal de que se quedase con él.
0:09:58 Y Laida lo rechazó.
0:10:00 Al día siguiente hemos contado esto aquí.
0:10:03 Mirón se cortó la barba, pues hemos dicho que era un viejo, se tiñó el pelo,
0:10:08 se puso una túnica juvenil, color púrpura, que sé yo.
0:10:14 Se pasó una capa de carmín sobre el rostro,
0:10:18 buscó a Laida y pidió lo mismo que el día anterior.
0:10:22 Y ella respondió, amigo mío, no pienses obtener hoy lo que ayer reusea tu padre.
0:10:27 Era de cierto modo un pirófono.
0:10:30 Laida fue una mujer extraordinaria y no solamente por su belleza, sino por algunas otras cosas.
0:10:36 Muchas ciudades se disputaron el honor de haber sido su cuna.
0:10:40 ¿Cómo se le ocurrió con las personas extraordinarias?
0:10:43 Parece que era de Corinto realmente o tal vez de Tacuarembó.
0:10:53 Cuando en realidad todos sabemos que había nacido en Francia.
0:10:56 Rechazó eso sí las ofertas millonarias de De Móstenes, aquel de las piedritas.
0:11:02 Pero por ahí se entregaba gratis al pobre diógenes.
0:11:06 Recuerdan, diógenes el can, aquel que dormía en un tonel, sencillamente porque le gustaba.
0:11:12 No sé. Porque le gustaba dormir en un tonel, no.
0:11:19 Porque le gustaba a esta chica Laida entregarse a diógenes.
0:11:25 Y calculo yo, estoy tratando de reconstruir el texto.
0:11:32 No sé si le gustaba diógenes o por ahí lo que le gustaba era entregarse gratis al que no poseía.
0:11:37 Claro, eso es lo que se llama.
0:11:39 Digamos para terminar que Laida murió pobre, claro.
0:11:42 Ya anda regalándose por ahí.
0:11:44 Por eso es ligera, claro.
0:11:47 Sin embargo murió pobre, digo, porque asudaba a las personas que estaban en la miseria, como hemos visto.
0:11:53 Atenas le ofreció unos magníficos funerales, como jamás los tuvo ningún hombre de Estado, ni el general más afortunado.
0:12:09 Esa fue Laida, la más simpática de todas las taeras, la que yo prefiero.
0:12:14 Esa y Friné, una persona que se desnuda en un juicio, siempre merece el mayor de nuestros respetos.
0:12:22 ¿Quién quiere dedicar esto, querido Dorio?
0:12:25 En principio, Alejandro, ya que no expande ese consejo de desnubarse en los juicios, porque hay espectáculos que serían, además de ser los horribles vestidos, imagírese los desnudos.
0:12:32 De los rúbeles, sí.
0:12:33 Que, de todos modos, me parece que es un rubro, una profesión, un gremio, al que mucho agradecimiento le debemos, no solamente en términos de las prácticas sociales,
0:12:41 sino de la literatura y de las artes en general.
0:12:44 Así que, más de aspacia de Friné, de Dané y todas estas, habría que pensar en aquellas anónimas, las que han nutrido seguramente la marcha de tantos ejércitos,
0:12:53 haciendo que la guerra fuera un poco menos cruenta, pero mucho más aún, aquellas mujeres que, siendo siendo, digamos, estando en la sociedad ocupando un lugar de cierta virtud,
0:13:03 esas esposas se habían obligado a seguir una vez, cuando menos en la vida, a ejercer la prostitución y entregarse a algún paciente.
0:13:09 En Vavilonia, justamente.
0:13:11 Como para que entendieran esas mujeres también que decente se puede ser de muchas maneras diferentes, y no necesariamente pasa esto por el asunto de los cuerpos.
0:13:20 Y finalmente, por otro motivo, quizás el más importante, y es que hablo solamente de aquellas etáreas modernas, que no necesariamente, después de una vida dedicada al amor ocasional o pasajero,
0:13:33 no escriben sus memorias denunciando las cosas que hicieron en el lecho, ahí en el talamo, sino a las otras, que después de haber dado tantos momentos de felicidad
0:13:42 y haber sido tan alabadas y tan homenajeadas, llegan un momento en la vida que es igual al final de todas sus noches, y en que, aún cuando el tipo que acaba de amarlas
0:13:53 se vaya y las mira así con un riesgo de casi conmiseración, ellas sepan que mejor es estar así, aunque el tipo las mire, las llega la solita.
No hay comentarios. ¡Podés ser el primero en comentar!