Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos de algo que sucedían las primeras épocas del cristianismo con las primeras virgenes consagradas, ya que hablábamos de virginidades.
0:00:11 Empieza a llegar gente al baile.
0:00:14 Los padres de la iglesia creían que los hombres eran netamente espirituales y que las mujeres eran carnales.
0:00:23 No han sido los únicos en creerlo.
0:00:27 Algunos pensadores ilustres, que estoy pensando en José Ortega de Aset, decían cosas como esta.
0:00:35 Siempre hay en la mujer, aún en el acto más espiritual, algo de carnal.
0:00:44 Y siempre hay en el acto más carnal del hombre algo de espiritualidad.
0:00:51 Y decía, siempre Ortega es muy elegante para aumentar.
0:00:56 Decía que el hombre tenía su centro vital en el cerebro y la mujer en las entrañas.
0:01:04 Y citaba o inventaba que los hombres más espirituales que habían existido en la historia del occidente eran altos y flacos.
0:01:17 Una idea que después, o antes, habrá tomado Aldous Huxley en aquel ensayo que hemos citado aquí acerca de los hombres que eran más bien redondos, más bien gordos,
0:01:36 o en el medio de los musculosos y en el otro extremo los altos y flacos.
0:01:44 Bueno, Ortega decía que cuanto más alto y flaco era un tipo, era más espiritual.
0:01:52 Esto era en occidente. Decía Ortega probablemente porque pensó inmediatamente en el Buda.
0:01:59 Y le pareció que siendo espiritual y gordo no iba a llevar agua para el molino orteguiano.
0:02:09 Sin embargo, es raro esa figura del Buda.
0:02:14 Porque si Darta autama tuvo años de asestismo, ¿cómo iba a ser el mordudo?
0:02:21 Sí, bueno, todo eso no pensó Ortega, que estaba interesado en una metáfora de inmediata percepción.
0:02:27 Y entonces puso a los dos hombres más espirituales de occidente y dijo, el Cristo y el Quixote.
0:02:36 Bueno, en el ensayo de Huxley se hablaba de endomorphismo, que era la tendencia de lo redondo y carnal.
0:02:51 El exomorphismo, que era una cosa atlética y musculosa.
0:02:54 Y el ectomorphismo, que era la flacura y los huesos.
0:02:57 Y decía que todos teníamos un poco de cada cosa.
0:03:01 Los efectos extremos de esto.
0:03:04 Uno que tuviera nueve de endomorphismo y uno y uno de otro estaba loco.
0:03:10 Además metía trampa porque nueve y uno, diez y uno, once.
0:03:14 Y estamos hablando de diez para repartir.
0:03:17 Y Hácele pedía a los psicólogos de aquella época que tuvieran en cuenta el cuerpo a la hora de analizar.
0:03:27 Debe haber una relación entre un cuerpo enjuto y una conducta.
0:03:34 Pero bueno, todos estos pensares modernos y aún posmodernos no implicaban en considerar a la mujer como un ser de segundo orden.
0:03:43 Pero los padres de la iglesia creían que los hombres tenían el patrimonio del espíritu.
0:03:49 Y que las mujeres que aspiraban a la santidad debían enfrentarse a problemas muy difíciles.
0:03:54 Y para acercarse a la vida espiritual debían deshacerse de aquellas cosas que las definían como mujeres.
0:04:01 Así, al elegir una vida espiritual, debía trascenderse el género que era por naturaleza sexual y reproductivo.
0:04:10 San Jerónimo fue contundente.
0:04:13 Si ella desea servir a Cristo más que al mundo, dejará entonces de ser mujer y será llamada hombre.
0:04:20 Dijo San Jerónimo, que por algo es santo.
0:04:25 A partir de entonces se desarrolló una disciplina conventual que no luchaba solamente contra la tentación lujuriosa,
0:04:34 sino contra todo lo que definía a una mujer como tal.
0:04:38 Las primeras vírgenes cristianas debían someterse a unas serrazones que directamente las corrían del género.
0:04:49 Una vez aceptada la pauta de no casarse, debía hacerse un ritual público para constatarlo.
0:04:55 La exigencia de ese ritual apareció ya en el año 300 en el Consilio del Vida en España.
0:05:01 Más tarde Jerónimo explicó que una virgen debía presentarse ante su ovispo
0:05:07 que le cubriría el marote con un velo de novia para presentarla como una casta virgen a Cristo.
0:05:14 Pertuliano dijo que la virgenidad física no era suficiente.
0:05:20 La mujer también necesitaba modestia.
0:05:24 San Ambrosio llevó esa pauta al extremo.
0:05:29 Dijo que sin modestia la virginidad directamente no existía.
0:05:33 San Ambrosio, que no es otro que el maestro de San Agustín, aquel que según se dice fue el primero en leer en silencio.
0:05:41 Antes la gente leía siempre hablando aunque estuviera sola.
0:05:45 Pero este Ambrosio dijo que sin modestia la virgenidad no existía.
0:05:50 La virgenidad siguió diciendo Ambrosio, que solamente se callaba cuando leía.
0:05:59 La virgenidad podía ser violada por una mirada lujuriosa.
0:06:04 La rigidez del tertuliano, la rigidez conceptual.
0:06:12 Fue tal que llegó al extremo de confirmar que cuando una virgen descubría su cabeza dejaba de ser casta por completo.
0:06:21 Una virgen no solo debía estar velada, decía Tertuliano, sino que debía evitar despliegue esos tentosos de estilo y riqueza.
0:06:29 Debía iludir incluso un asetismo ostentoso, si me permite el oxímaron,
0:06:34 puesto que tales extremos podrían desviar la atención hacia ella.
0:06:40 El temor de los padres de la iglesia, a la influencia de las comidas para incitar a la sexualidad, era enorme.
0:06:48 Las primeras reglas para las virgenes decían que debían asunar todos los días, no llenar nunca el estómago.
0:06:55 Y los alimentos ingeridos, querido Barton, debían ser refrescantes,
0:07:00 como por ejemplo vegetales o hierbas suaves, que son vegetales.
0:07:10 Parece que la mujer que come vegetales o hierbas suaves no siente ningún deseo de pecar.
0:07:19 El vino, desde luego, estaba prohibido. El agua era la bebida más segura.
0:07:24 Jerónimo esperaba que las condiciones fueran observadas a tal punto,
0:07:28 que en la comunidad todas las virgenes fueran pálidas y velgadas, de tanto asunar.
0:07:35 Aquí me ve pálida y velgada, de tanto asunar.
0:07:39 Se puede estar pálida y velgada de tanto asunar, pero también yo he visto gente que está pálida y velgada...
0:07:45 De tanto desayunar.
0:07:47 De tanto desayunar.
0:07:49 Con desayunos continentales.
0:07:54 Y como estaba prohibido todo lo que fuera sensorial y carnal,
0:07:58 una virgen consagrada no debía bañarse, lo repito.
0:08:04 No debía bañarse una virgen consagrada.
0:08:07 Eso garantizaba su virginidad.
0:08:09 Sonorado.
0:08:11 Un baño no solo podía calentar la sangre, Barton, sino también lavar el honor.
0:08:16 Además, un baño podía ser indicio del orgullo de una dama por su apariencia,
0:08:20 y eso, creo que oco, era inaceptable.
0:08:24 El agerónimo afirmaba que una virgen perfecta, mediante una escualidez exagerada,
0:08:31 se apresuraba en deteriorar sus cualidades físicas.
0:08:35 Si una mujer decente lo primero que hace es afearse.
0:08:40 A la vez que debían apartarse de las cosas mundanas,
0:08:44 las virgenes debían ser indiferentes a la propiedad personal.
0:08:48 Para la mente a las actividades regulares,
0:08:51 los padres crearon una lista de actividades recomendadas para las casas de mujeres libres.
0:08:57 Puesto que creían que las actividades carnales y las espirituales no podían coexistir,
0:09:04 recomendaron que las mujeres enaran su tiempo con actividades espirituales.
0:09:09 Gerónimo puso hay énfasis en el estudio, como excelente pasa tiempo,
0:09:13 que podía reemplazar a la pasión carnal.
0:09:16 Él recomendaba la lectura de las escrituras y de padres como Cipriano, Anastasio, e Ilario.
0:09:23 E Ilario!
0:09:27 Pero el estudio no debía servir para enorgullecerse,
0:09:30 ni para exhibir sus conocimientos en una disputa.
0:09:34 Una virgen no debía ser el ocuente.
0:09:37 Su conocimiento debía ser estrictamente privado, como el de los cangrejos.
0:09:44 El cangrejo quizá, allá en el fondo, es una naturaleza, sepa resolver ecuaciones cúbicas.
0:09:50 Pero no te lo dice. Lo mismo debe hacer la mujer casta.
0:09:56 Además de estudiar una virgen, debía rezar con frecuencia.
0:10:00 Gerónimo recomendó un ciclo diario de oraciones,
0:10:03 a las tres, a las seis y a las nueve de la mañana.
0:10:06 A las tres de la mañana, sí, a las seis de la mañana,
0:10:12 o sea, a la salida de cemento.
0:10:16 Hay algún indicio vital de estas virgenes, porque está diciendo...
0:10:22 O sea, no tienen... Si tienen conocimiento, no lo tienen que mostrar, se tienen que afear,
0:10:28 orar a las tres, a las seis...
0:10:31 Cuanto menos indicios...
0:10:33 Por la descripción de una tía.
0:10:36 Cuanto menos indicios vitales de una mujer más casta es.
0:10:41 Bueno, las recomendaciones de Ambrosio no eran tan específicas,
0:10:47 pero también recomendaba rezar todo el día.
0:10:50 Pero cumplir con todo esto no era suficiente.
0:10:53 No. Cada asunto debía acompañarse con el debido espíritu.
0:10:57 Cualquier desdén era pecaminoso.
0:11:00 Otra exigencia era el silencio.
0:11:02 Gerónimo decía que una mujer abierta en él hablar,
0:11:06 y la daba a una mujer abierta al mundo, pues no ha sido otra cosa.
0:11:10 Una virgen debía ser callada.
0:11:15 Si observaban todas estas reglas, digo,
0:11:19 una virgen podía tener la esperanza de realizar una vida espiritual,
0:11:23 pero aún así, esa realización no estaba garantizada.
0:11:27 Los padres tuvieron el cuidado de opacar la importancia de la integridad.
0:11:33 La verdadera virgenidad podía perderse accediendo a cualquier gesto femenino.
0:11:39 Una mirada, un utensilio utilizado con delicadeza,
0:11:45 una belleza demasiado ostensible,
0:11:48 un grito agudo o una lágrima fácil,
0:11:52 era suficiente motivo para que la promesa del cielo fuera rotundamente negada.
0:11:59 Qué feroz.
0:12:02 Mirá cómo comiste el flando, va a ser el cielo, por eso.
0:12:12 Va a estar lindo el infierno.
0:12:14 Y este es el final de nuestro informe, que nos mete por supuesto muchísimo miedo.
0:12:27 Miedo que las cosas no hayan cambiado tanto.
0:12:31 Por ejemplo, eso es un miedo.
0:12:33 Desde luego tiene su gracia, toda extravagancia,
0:12:36 todo pensamiento poco razonable en este programa nos produce gracia.
0:12:40 Pero aquí no, esta clase de pensamiento ha producido muchas desgracias.
0:12:46 A mí se me ocurre dedicar esto a Emanuel Sbedenburg,
0:12:50 ese hombre que había visto en la santidad mucho de sexualidad
0:12:56 y que decía que el cielo no era un cielo de palabras, sino de sensualidad.
0:13:01 Otra cosa que decías Sbedenburg, que era un señor sueco bastante razonable,
0:13:08 hasta que un día dijo que se le había parecido Dios mismo,
0:13:13 que lo había invitado a visitar el cielo, el fue, visitó el cielo
0:13:18 y el infierno escribió unas memorias de viaje de lo más atractivas
0:13:22 y también de lo más razonables.
0:13:24 Y en el cielo, mejor dicho, Sbedenburg vio que en el cielo no entraban los estupios.
0:13:33 Tenían en cambio una especie de limbo en el que vivían muy felices.
0:13:39 Además, nada estaba cerrado en el cielo, dijo Sbedenburg.
0:13:44 Uno estaba donde era feliz, donde lo llevaba a su naturaleza
0:13:49 y sucedía que los estúpidos, desde luego, no eran felices
0:13:54 donde la excelencia hacía sus tratamientos.
0:13:58 Entonces emigraban hacia barrio de Giles, donde se encontraban con tipos como no sol.
0:14:07 También me gustaría dedicarle esto a los griegos,
0:14:10 que ponían absolutamente juntos los placeres del cuerpo y del espíritu.
0:14:16 Y también aquellas damas que consumen, no la castidad, hacen tan hermoso el mundo.
0:14:24 Hemos ido a la discoteca en busca de desenfreno, de lujuria y de estaba cerrada.
0:14:32 Lo que nos pasa siempre, Alejandro.
0:14:35 Escucharemos hoy a Inacio Corsini, un gran cantor, en La Virgen del Perdón.
0:14:41 Una canción que aparentemente se refiere a Manolita Rosas.
0:14:48 Pero estando la palabra Virgen en el título, no sería extraño que los sectores hubieran pensado
0:14:57 en Jean Ambrose, en San Jerónimo, en Tertuliano y en todos esos miastros.
0:15:03 Pero naturalmente para no alboretar el labispero, han disimulado.
0:15:09 Escuchemos entonces a Corsini en La Virgen del Perdón.
0:15:17 La Virgen del Perdón
0:15:47 La Virgen del Perdón
0:16:17 La Virgen del Perdón
0:16:32 Su voz se deritaba de princesa, en un depor fueron en feyetón
0:16:38 Y en el templo parece cuando reza la misma virgencita del perdón.
0:16:46 En su desfile, mi niña dio con manchilla, su manuevita y el derroto del tanvo.
0:16:53 En su mirada, tu te siempre lisa, la madrugada, caricia de amor.
0:17:00 Por ella un pericón, un vivo por su nombre, por ella los cantó.
0:17:06 En su desfile, mi niña dio con manchilla, su manuevita y el derroto del tanvo.
0:17:12 Por ella un pericón, un vivo por su nombre, por ella los cantó.
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