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14 de Julio de 2008

Más anécdotas de ascetas

Transcripción automática

0:00:00 ¿De qué hablaremos?
0:00:02 De qué hablaremos?
0:00:03 Un capítulo más de los asetas.
0:00:06 Hace mucho que nos hablamos de hermitáneos, asetas, ganacoretas y locos de toda la ciudad.
0:00:12 Hablaremos de las tentaciones de los asetas, que eran los monjes medievales que se retiraban al desierto
0:00:19 y que eso le iban a ser tentados nada menos que por el diablo, con la intención de alejarlos de la virtud.
0:00:26 ¿Cómo sabemos? El diablo asaltaba muchas veces con el horror para hacer huir a las zonacoretas de su vida piadosa.
0:00:37 ¿No es cierto? vos estabas prometido para despojar tu alma de toda impureza, quedarte 30 años dentro de una cueva.
0:00:49 Entonces, ahí aparecía el diablo para hacerte salir. A veces se presentaba como monstruo, como serpiente.
0:00:58 Cuando San Antonio llegó al desierto egipcio, vivió muchas disputas con el diablo,
0:01:04 aquellas disputas que luego fueron pintadas prolijamente.
0:01:08 Parece que una noche, una tropa infernal produjo un ruido tan intenso que toda la morada de Antonio fue esa pudida.
0:01:20 Me refiero a la choza. Cuando los muros de la caverna, me refiero a la caverna.
0:01:26 Cuando los muros de la caverna donde dormía el santo se resquebrajaron, los demonios entraron tumultuosamente
0:01:35 y se presentaron bajo la forma de leones, osos, toros y serpientes.
0:01:42 Antonio permaneció sin embargo en su caverna varios meses sin hacer caso.
0:01:49 Parece que después de los asaltos del diablo, Antonio quedaba en el suelo desmayado,
0:01:56 pero nunca abandonó la caverna, ni mucho menos la vida acética.
0:02:02 Pero si bien esto era lo clásico, lo usual, después empezaron las apariciones del diablo,
0:02:09 ya bajo la forma no terrorífica, sino tentadora de mujeres jóvenes.
0:02:17 Parece que Antonio se cruzó un día con una muchacha en el desierto.
0:02:22 Ya el hecho tiene algo de inusual, un contrase con una muchacha en el desierto.
0:02:30 Antonio siguió el camino, lo más pancho, pero estaba seguro de haberse encontrado con el diablo.
0:02:37 La verdad no se especifica si la mujer era tentación diabólica o si se trataba de una peregrina,
0:02:44 pero el profesor La Carrier dice que la distinción hubiera sido vana,
0:02:48 puesto que para San Antonio todas las mujeres eran el diablo.
0:02:54 Antonio murió en el año 356 a la edad de 105 años, escribió su biógrafo.
0:03:04 Vivió hasta la vejez sin que sus fuerzas disminucieran y ninguno de sus dientes casó.
0:03:11 Esto también tiene moral hecha naturalmente.
0:03:14 Lo que quiere decir el biógrafo es que si uno deja pasar a todas las mujeres en el desierto,
0:03:21 llegará fuerte y con dientes a los 105 años.
0:03:25 Para comarse las unies.
0:03:28 Yo prefiero detenerme a saludar chicas en este desierto que es mi vida.
0:03:38 Pero hablemos de la tentación de San Pachón, no de San Pallón.
0:03:45 San Pachón es la que más me gusta, porque sufrió la tentación de alguien del pasado.
0:03:53 Pallón llevaba 40 años en el desierto, no pensando más en su salvación.
0:04:00 Me iba a salvar, me iba a salvar, meta de cierta y de cierta.
0:04:05 Un día comenzó a tormentarlo algo y escribió.
0:04:10 Escribió esto.
0:04:12 Pero como puede tener un papel original?
0:04:15 Tengo el papel de San Pachón o Pallón, no sé cómo es.
0:04:19 Dice, un día habiéndose presentado el diablo en la forma de una joven etíope
0:04:25 a quien yo había visto en etiopía un verano recogiendo trigo,
0:04:29 me pareció que ella venía a sentarse sobre mis rodillas
0:04:33 y me dio tal deseo de ofender a Dios que me sentía un trajado de dolor.
0:04:38 Tras darle un cachetazo ella desapareció.
0:04:41 Hay que más que la trató, hombre.
0:04:44 Pudo resistirse a ese recuerdo y le dio un cachetazo.
0:04:48 Pero la mano de San Pallón, todavía dos años después,
0:04:54 despedía tan mal olor que ni él mismo podía soportar la pestilencia.
0:05:00 Bueno, el sentido poético de esto es un poco extraño.
0:05:05 Pero sí es cierto que algunos recuerdos son fuerza demoníacas
0:05:10 que nos condenan a una conducta de la cual no podemos salir.
0:05:14 No se empujan.
0:05:18 Así es una patología que parece caminosa o asia de locura, incluso.
0:05:27 Los recuerdos a veces tienen un efecto superior a las presencias sostenibles de las personas.
0:05:38 Esta tentación de San Pallón no es única.
0:05:41 El diablo aparecía muchas veces bajo la forma de una mujer maravillosa.
0:05:47 Elegía que esa mujer estuviera extraviada en el desierto.
0:05:51 Bueno, ¿por qué? Porque los acetas estaban en el desierto.
0:05:54 Y estas mujeres se dirigían a cualquier solitario en demanda de hospitalidad.
0:05:59 Eso les sucedió a Juan de Egipto, según la historia de los monjes de Rufino.
0:06:05 De Rufino, provincia de Santa Fe.
0:06:09 Ahí donde nació Bernabé Feerreira.
0:06:13 Me parece que amadeo Carrís.
0:06:17 Un día el diablo tomó la forma de una mujer bellísima y llegó hasta la caverna de Juan.
0:06:22 Finció estar extenuada y dijo,
0:06:27 ¡Ay, la noche me ha sorprendido en este desierto!
0:06:31 ¿Sola hablaba?
0:06:33 No, se lo dijo a Juan.
0:06:35 Le dijo, ¡Ay, mira, la noche me ha sorprendido en este desierto al cual he llegado para ocultarme!
0:06:40 No dijo de qué.
0:06:42 ¡Permitidme, os suplico, descansar un poco en un rincón de vuestra celda,
0:06:47 a fin de no ser devorada por las bestias!
0:06:50 Dijo la mera.
0:06:52 Y mientras Juan de Egipto aceptó y le preguntó cuál eran los motivos que la obligaban a andar por el desierto,
0:06:59 y dice que ella lanzó en su discurso todo el veneno de sus encantos.
0:07:06 Sin embargo, el santo se mantuvo firme.
0:07:13 Pero a estas palabras, a las anteriores palabras de la muchacha,
0:07:16 siguieron unas segundas más dulces aún, mezcladas con risas y caricias.
0:07:23 Y según la crónica de ayer,
0:07:29 la mujer tuvo el atrevimiento de llevar las manos a las barbas y al mentón de la celda.
0:07:37 Y según las crónicas, llegó a besarle la cabeza y hasta el cuello.
0:07:45 Juan de Egipto, que ya estaba condenado a diez infierno, quiso iniciar abrazos impúdicos.
0:07:53 Y se me había mandado un abrazo impúdico, total.
0:07:57 Condenao por condenado salga pato gallareta.
0:08:02 Y no pudo porque el demonio se desvaneció entre sus manos, lanzando alharidos espantosos.
0:08:11 ¡Uaaah!
0:08:12 ¿Qué se llevó?
0:08:14 Juan de Egipto se avergonzó, claro, Calcule.
0:08:16 En ese momento un tropeel de demonios se agrupó alrededor de la seta y comenzó a reírse a carcajada.
0:08:24 ¡Haráí, jajáí, jajáí!
0:08:26 ¡Hará, jajáí!
0:08:28 jajáí, jojo.
0:08:30 Por haber sido tentado, Juan abandonó el desierto y se dedicó al comercio
0:08:37 donde, para ser comerciante, usted no tiene necesidad de andar renunciando a ninguna mina.
0:08:44 Pero, ¿qué enseñanza?
0:08:46 Esto nos ve con enseñanza que hay que dedicarse al comercio.
0:08:49 Legendas
0:08:52 Los ascetas hablaban del envío de un sentimiento que adjudicaban al diablo y que era la asidia,
0:09:01 una palabra griega que significa indiferencia, apatía del corazón y del alma.
0:09:07 En el libro Destituciones de los monjes de Egipto, debe estar mal copiado, esto como se puede llamar destituciones.
0:09:16 Los monjes nunca eran destituidos.
0:09:21 Casiano escribió que, pero puede ser, los destituían de su condición monjil,
0:09:27 Casiano escribió que se trataba de una feria pertinaz, se refería a la asidia,
0:09:33 cuyos efectos comenzaban a aparecer gradualmente,
0:09:39 el aseta comenzaba a sentir horror por el lugar donde vivía, lo que era bastante fácil.
0:09:45 Desprese por sus hermanos era un mal de la soledad, pero este mal era atribuido al diablo.
0:09:54 Parece que este sentimiento te llegaba al medio de ella,
0:09:59 agarraba un desprecio por el mundo, al medio de ella.
0:10:02 A mí me agarra la estrella de la tarde.
0:10:04 Sí, a mí en la mañana cuando me tengo que levantar muy temprano para hacer un trámite o algo.
0:10:10 El medievalista italiano de la Universidad de Bologna, Vito Fumagalli,
0:10:15 como el que sé que me escribía recién.
0:10:22 Cuenta que en los siglos X y X, los monjes europeos le tenían miedo al sueño,
0:10:28 pues la carne durante las horas nocturnas escapa a la virtud.
0:10:35 Cassiano en el siglo X distinguía entre las visiones nocturnas voluntarias y las involuntarias.
0:10:42 Las primeras las provocaba un deseo no combatido,
0:10:46 las segundas eran independientes de la voluntad del hombre, pero también amargas derrotas.
0:10:51 Decía Cassiano que las visiones nocturnas eran amargos, neufragios y triunfos del demonio, queridos hermanos.
0:11:00 Entonces los aceitas dormían poco, casi todos los monjes dormían más o menos entre una y dos horas
0:11:06 y se establecían guardias para despertar al que durante el sueño iniciara movimientos deshonestos,
0:11:13 como por ejemplo vender entradas falsificadas.
0:11:22 Contemos para terminar algo de uno que hacía cosas raras para evitar la tentación.
0:11:26 El franciscano Pedro de Alcántara llegó a santo, luego de morir en 1552.
0:11:34 Dicen que nunca miró a una mujer y en verdad a nadie, pero no era ciego, simplemente procuraba no mirar.
0:11:43 Pedro conocía a los otros frailes por su voz, nunca levantaba la mirada del suelo y a veces andaba con los ojos cerrados.
0:11:52 Cuando tenía que ir a algún sitio de viaje, no sabía por dónde pasaba, se contentaba con ir detrás de los compañeros atado a una soga.
0:12:01 Pasaba en vela toda la noche y después mortificaba un cacho los sentidos,
0:12:07 que según el desillera en la ventana del alma, para evitar tentaciones.
0:12:11 Este muchacho, además de dormir muy poco, no se protegía del calor ni del frío, comía una vez cada tres días,
0:12:19 hablaba poco y torturaba su carne.
0:12:23 Santa Teresa dice que aquí la penitencia le dio resultado y que a ella misma se le apareció en un par de oportunidades,
0:12:31 aureolado de buena victoria, quiere decir que llegó nomás a santo.
0:12:36 Qué bárbaro, no pasar por el mundo, viéndoselo el piso.
0:12:42 A mí me gustó aquella consideración de Antonio cuando se cruza en el desierto con una mujer y enseguida dice que es el diablo.
0:12:51 Y el argumento me gustó, no importa quién era la muchacha para él, era el diablo.
0:12:59 Bueno, dedicamos esta charla a la mujer argentina y a la mujer en general, después de todas las cosas que han dicho todo tiempo.
0:13:08 Sí, demonios.
0:13:10 Cuando ve una mujer más bien conjeturo que es un ángel.
0:13:15 Caído. Bien.
0:13:19 No pretenderá encontrar un tema musical que hable de asesca.
0:13:23 Si, aquí dedicamos esto a la mujer, digamos que la mujer también puede querer huir de las tentaciones.
0:13:33 ¿Por qué va a ser una locura propia del hombre esa?
0:13:38 Y entonces, la mujer que trata de huir de una tentación no debe ir al centro, no debe concurrir al lugar como este.
0:13:54 Más bien debe quedarse en su casa.
0:13:57 Es decir, hay una cesis femenina no muy distinta a la de Anacoreta.
0:14:04 Permanece en el mismo lugar, ya con su familia.
0:14:07 No mira a los hombres.
0:14:08 No mira a los hombres.
0:14:10 En fin, es brevilocuente.
0:14:15 No tenemos ningún disco en este sentido.
0:14:19 Así que hoy hemos invitado a Karina Björlegi.
0:14:23 Vamos a aplaudir a Karina.
0:14:26 Hola, Karina.
0:14:34 Y el consejo, Karina, que se desprende de esta inacción femenina, es no salgas de tu barrio.
0:14:44 No salgas de tu barrio es un consejo para evitar las tentaciones.
0:14:48 Podríamos acercarle a la gente este tango anacoreta.
0:14:55 Lo podemos intentar en dos.
0:14:57 Yo no sé si vos lo haces en dos.
0:14:59 Vamos a intentarlo.
0:15:01 Yo te aconsejo que lo hagas en dos.
0:15:03 Siempre me da buenos consejos.
0:15:18 No abandones tu costumbre, muchachica rabaleta.
0:15:31 A la lucha y la moreda, la amparita crecer.
0:15:37 No la ves que es a tu vieja.
0:15:39 Vamos a hacerlo así de morterias.
0:15:42 Sí, no parece.
0:15:44 Le digo a Bale, estas cosas que me pasan a mí que soy pianista.
0:15:49 No hemos ensayado esto, apareció aquí.
0:15:52 Vamos a hacerlo en sí.
0:15:53 A alguien creo que estaba bien igual.
0:15:56 Lo intentamos en sí.
0:16:03 ¿Cómo usted quiere?
0:16:04 Vamos a rebobinar, entonces, lo que ha sucedido.
0:16:09 ¿Qué pasa que esta mujer está dudando en si salir o no?
0:17:15 Y aún en la misoria, sabrás vencer tu pelea.
0:17:23 Yo llegué a la hundina, ven que te asude Dios.
0:17:29 Como yo, vos, muchachica, granista y abuela.
0:17:35 Era un hilde y trabajaba como vos en un taller.
0:17:40 Me dejé al hundo, ver que me amara con respeto y conténuera.
0:17:45 Por un niño encominado que me trajo el cabare.
0:17:50 Me enseñó todo su visión, visoteo, visilusión.
0:17:56 Y sobre mi ese depongo, muchachita que aquí ve.
0:18:04 No salga de tu barrio.
0:18:09 Se buena muchachita, cantate con un hombre que sea como vos.
0:18:19 Y aún en la misoria, sabrás vencer tu pena.
0:18:27 Y se asuegará un día, ven que te asude Dios.

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