Encontrá todos los archivos de audio en MP3 del programa de radio La Venganza Será Terrible de Alejandro Dolina

22 de Abril de 2010

Las últimas aventuras galantes de María Luisa de Austria

Transcripción automática

0:00:00 Señores, hablaremos hoy de las últimas aventuras galantes de María Luisa de Austria, segunda esposa de Napoleón,
0:00:08 una muchacha bastante aficionada a los placeres, como casi todos nosotros.
0:00:14 Levanten las manos las personas aficionadas a los placeres que se encuentren en la sala.
0:00:25 Pensé que más.
0:00:26 Un 40%.
0:00:27 Un 40% es aficionado a los placeres.
0:00:29 Estos son profesionales.
0:00:35 Vamos a contar hoy un episodio que tuvo lugar bastante tiempo después de su relación con Napoleón,
0:00:41 incluso cuando el emperador ya había muerto.
0:00:44 Lo que contaremos ocurrió incluso luego de la muerte del segundo esposo de María Luisa, que era el general austría con Niper.
0:00:51 Primero, hablemos entonces del tercer matrimonio de María Luisa.
0:00:58 ¿Qué fue con un obispo?
0:01:06 Mejor hizo con el hijo de un obispo, esto es lo curioso.
0:01:09 Seguida preguntarán cómo un obispo puede tener hijos.
0:01:12 Este obispo recién se hizo obispo a los 75 años.
0:01:17 Antes fue Calavera.
0:01:19 A los 75 años, cuando ya no podía fingir o no querer.
0:01:28 Era el señor de Bombelle.
0:01:30 Bueno, había sido también oficial de mosqueteros, embajador de Francia en varios lugares, por ejemplo en Austria.
0:01:42 Uno de sus hijos, Carlos de Bombelle, se casó con María Luisa.
0:01:49 Lo conoció de siguiente modo.
0:01:52 Cuando ella inviudó de su marido Niper, viajó a Parma y allí se convirtió en la duquesa de Parma bajo el dominio del gobierno austríaco.
0:02:03 1833 el canciller, el célebre canciller Metternich envió a este chico, este muchacho, Carlos de Bombelle, a Parma.
0:02:11 Iba en calidad de jefe de tropa y como duquesa de Parma, que era María Luisa,
0:02:17 recibió en una fiesta distintos jefes y cuando lo vio a este, a Carlos de Bombelle, se enamoró inmediatamente.
0:02:27 Y le escribió a una amiga, confesándole que había visto a un hombre que reunía todo lo que ella deseaba.
0:02:35 No le faltaba nada.
0:02:36 No le faltaba nada.
0:02:37 María Luisa decidió entonces seducir al soldado y llevarlo cuanto antes a su aposento con el propósito de alborotar frazadas.
0:02:49 Bueno, empezó a organizar fiestas y a invitar al tipo, más fiestas que nunca había y a todos los que había invitado.
0:02:57 Cuando llegaba Carlos de Bombelle, lo miraba insistentemente y nada más.
0:03:05 Y cuando las miradas se cruzan, ella sonreía.
0:03:09 Supongo que lo haría mejor que yo.
0:03:12 Entonces, Carlos no decía nada.
0:03:15 Pero se dio cuenta de que algo estaba sucediendo cuando en una oportunidad fue el único invitado a una recepción.
0:03:24 Además, parece que ella lo recibió con un vestido que al parecer no dejaba nada al librado de la imaginación.
0:03:31 Entonces se hicieron amantes ahí nomás.
0:03:34 Y desde así, Charles de Bombelle la visitó todas las noches.
0:03:39 Finalmente, el 17 de febrero, de 1834, se casaron secretamente.
0:03:46 Bueno, casi secretamente, al menos el cura o el del registro civil habrá tenido que enterarse.
0:03:52 Charles de Bombelle se quejó pronto de la lujuria de su esposa.
0:03:57 Le escribió a un amigo.
0:03:59 Amigo, le dijo.
0:04:01 Tenemos la carta acá.
0:04:03 Ah, la consiguió.
0:04:05 Miren qué estado está sacando.
0:04:07 Letra muy movida.
0:04:12 Tenía ese pillo de dientes.
0:04:14 Querido amigo, cada noche creo que debo honrar a varias mujeres.
0:04:19 A la viuda de Napoleón, a la viuda de Nipers, a la hija del emperador, a la archivoquesa de Austria,
0:04:26 a la ex emperatriz de los fraseses, a la duquesa de Parma y por último a mi esposa.
0:04:31 De luego, todos esos eran los títulos de su esposa.
0:04:34 Y dicen, esto es demasiado para un hombre.
0:04:37 El tipo que ya estaba a punto de fenésear.
0:04:41 Bueno, después de un tiempo, Charles le pareció a su esposa,
0:04:48 apareció ante su esposa como un tipo insuficiente.
0:04:54 Y él notó esa insuficiencia y, desesperado,
0:04:59 pensó que a lo mejor ella buscaba satisfacción en otra parte, en otro señor.
0:05:08 Entonces inventó un método para tranquilizar a su esposa ardiente.
0:05:15 Le pareció a él que un viaje a Ischel, que quedaba en Austria, le vendría bien.
0:05:21 En aquel lugar había algo así como unas termas que según se decía,
0:05:25 propiciaban la serenidad de quien se enjuagaba en ellas.
0:05:30 Y la mandó a serenarse.
0:05:34 También le aconsejó que bebiera abundante leche de cabra,
0:05:37 que era un poderoso sedante de los ardores de sonestos.
0:05:42 Señora, para los ardores de sonestos leche de cabra.
0:05:48 Además, Carlitos pensaba que alejarla de Parma la tranquilizaría
0:05:55 y que, incluso estando en Parma, a lo mejor le daba por extrañarlo.
0:06:01 Otro pretexto de Charles es que ella a lo mejor corría peligro en Parma,
0:06:06 porque allí estaban los carbonari, los italianos unítilos,
0:06:10 que querían la unificación italiana, y desde luego la expulsión de los austríacos, que eran ellos.
0:06:16 Por eso Carlitos le dijo a Luisa que iba a montar
0:06:20 pero una guardia permanente en la puerta de sus habitaciones,
0:06:25 en todas las habitaciones que ocupara durante su veraneo.
0:06:28 Por sí aparecían los enemigos de Austria y planeaban algo contra eso.
0:06:33 Ojo, a quien pone de guardia ahí también.
0:06:35 Carlos recomendó entonces a los hombres que iban a vigilar a su mujer
0:06:40 que no dejaran entrar a los italianos uníticos,
0:06:43 pero tampoco a ningún hombre a la habitación de María Luisa,
0:06:47 su pena de prisión.
0:06:49 Unos días después María Luisa saludó con un casto beso a su esposo
0:06:55 y marchó hacia Isu.
0:06:58 Por la noche Isu hizo un alto en una posada
0:07:01 y siguiendo las órdenes recibidas un guardia se instaló en la puerta.
0:07:06 Allá por la media noche, cuando el guardia dormía con la cabeza polla en el fusil,
0:07:12 un leve ruido lo sobresaltó.
0:07:16 ¿Qué leve?
0:07:19 Disculpe.
0:07:25 Bueno, se despertó y vio en el umbral de la puerta a María Luisa
0:07:37 en camisón con un dedo en la boca.
0:07:41 Haciendo señales con otro dedo, pero de la otra mano me imagino,
0:07:46 como diciendo vení, entrar.
0:07:50 El guardia dudó un momento y entró.
0:07:54 O sea, no dudó mucho.
0:07:57 Media hora después salió sin aliento y fue a buscar a uno de sus camaradas
0:08:02 que estaban en el fondo del corredor.
0:08:04 Y el segundo guardia también fue invitado por María Luisa
0:08:08 y lo mismo sucedió cinco veces hasta la mañana.
0:08:12 Los cinco guardias que debían encargarse el cuidado de la duquesa de Parma
0:08:16 entraron en la habitación en forma sucesiva.
0:08:19 Por lo menos tuvo ese decoro.
0:08:21 La noche siguiente, ya habían llegado a Islu, sucedió lo mismo.
0:08:27 Y en cada una de las noches, cada muchacho tuvo su tarea específica asignada,
0:08:32 sus costumbres e incluso su sobrenombre.
0:08:36 Así que la estadía fue un verdadero placer para María Luisa.
0:08:39 La jornada estaba admirablemente programada.
0:08:42 Después de aquellas noches se daba, efectivamente, una jugada en aquellas aguas milagrosas.
0:08:48 Por la tarde descansaba un poco, daba un paseo, escuchaba música
0:08:53 y por la noche, antes de la cena, se tomaba un gran tazón de leche de cabra,
0:09:02 sabiendo que no le iba a hacer ningún efecto.
0:09:05 Tiempo más tarde, cuando ya vio volver a María Luisa muy tranquila y sosegada,
0:09:14 pensó que había tenido mucha razón en enviarla a esas aguas.
0:09:18 Y más tranquilo también él fue a visitar unos lugares
0:09:22 donde tenía la idea de crear un balneario o algo así y la dejó sola.
0:09:27 Y otra vez sola, María Luisa pensó cómo ocupar sus ratos libres
0:09:32 y anduvo con un tal Gilles de Compe, un tenor que la sedujo probablemente con su canto.
0:09:40 Y el tenor también, inmediatamente, se cansó.
0:09:43 Primero le escribió un amigo, en este momento sucedo a Napoleón, espadarse dique.
0:09:50 Pero durante toda la ausencia de Charles, Gilles de Compe pasó todos los días en el palacio de Parma.
0:09:56 Pero después se aburrió o se fatigó y salió, huyó a París.
0:10:01 Por aquelos tiempos, los soldados de la Guardia Ducail se peleaban entre ellos
0:10:06 y hacían mérito para que los eligieran como custodios de aquella mujer tan voluptuosa.
0:10:12 Era un destino extraordinario.
0:10:14 Si te tocaba guardián de la pieza de María Luisa, era como haber sacado la lotería.
0:10:20 Ahora bien, con el tiempo los soldados fueron amainando en su entusiasmo
0:10:26 y algunos ya consideraban que María Luisa estaba un poquito marchita.
0:10:35 Y aquellas aventuras que tuvo con los guardias y con el tenor fueron las útimas de María Luisa.
0:10:43 Ya su marido Carlos le daba poca bolilla porque se dedicaba a los negocios
0:10:48 y entonces deprimida y sin amor, la exempleatriz murió.
0:10:52 No por eso murió por otras causas, pero murió el 18 de diciembre de 1847 a los 56 años.
0:11:00 Es una historia graciosa, parece alegre así formulada,
0:11:05 pero cuando nos enteramos de que es la última historia de amor,
0:11:11 entonces, digo, cuando sobreviene el aburrimiento de sus amantes,
0:11:18 ya que la historia tomó un carácter triste, incluso trágico, que no tenía.
0:11:22 El último amor que uno tiene es melancólico.
0:11:28 ¿A quién dedicará esta historia? Bueno, a los guardias, a los guardias.
0:11:33 Y incluso a los guardias que no les tocó ese destino, sino por ejemplo limpiar el baño.
0:11:40 Y mientras oían los gritos, limpiaban el baño y se daban por camiseta.
0:11:47 Ya ella, que no es un personaje simpático para nada, fue bastante ingrata con Napoleón y con casi todo.
0:11:56 Hemos ido a la discoteca para encontrar algún tanguito que tuviera algo que ver con aquella mujer.
0:12:04 Y el discotecario después de contarnos muchas historias que le había vivido,
0:12:10 que no pasaban de, digamos, conocer a una mujer,
0:12:16 que se estacionaba con su novio en el umbral de la casa, no pasaron de ahí las historias del discotecario,
0:12:22 pero tardó media hora en contar.
0:12:24 Y después nos dio este disco, que se llama La Maneva, a María Luisa de África, sin ninguna duda.
0:12:31 No sé, no sé.
0:12:32 Sin ninguna duda.
0:12:33 Sí, pero la mencionan la letra.
0:12:35 No, porque incluso esta versión es sin letra.
0:12:40 Para que nos demos cuenta de esa referencia.
0:12:44 Pero está el escenario musical de la época.
0:12:46 Le sacan la letra justamente para que no nos perturbelan.
0:12:49 Pero ¿qué le va a perturbar, señores?
0:12:51 ¿Puede ser cualquier historia de otra mujer insensual?
0:12:54 Eso le dije al discotecario, que la música no significa nada.
0:12:58 Esta música puede significar la duquesa de Parma tiene aventuras,
0:13:03 o el rabanito viene muy pequeño teán.
0:13:07 Y es que no es la misma historia.
0:13:10 Escucharemos entonces a Aníbal Troilo y Roberto Aguila en este bello tango de Mario Pardo y Bulione,
0:13:16 que se llama La Maneva.
0:13:19 La Maneva.
0:13:49 La Maneva.
0:14:19 La Maneva.
0:16:19 Era Aníbal Troilo y Roberto Aguila en la venganza.
0:16:29 Será terrible La Maneva.

Comentarios (0)

No hay comentarios. ¡Podés ser el primero en comentar!


Tenés que Iniciar sesión para comentar.
Podés darle estilo y formato al texto utilizando Markdown