https://es.wikipedia.org/wiki/María_Luisa_de_Habsburgo-Lorena
Transcripción automática
0:00:00 Señores, hablaremos hoy de las últimas aventuras galantes de María Luisa de Austria, segunda esposa de Napoleón,
0:00:08 una muchacha bastante aficionada a los placeres, como casi todos nosotros.
0:00:14 Levanten las manos las personas aficionadas a los placeres que se encuentren en la sala.
0:00:25 Pensé que más.
0:00:26 Un 40%.
0:00:27 Un 40% es aficionado a los placeres.
0:00:29 Estos son profesionales.
0:00:35 Vamos a contar hoy un episodio que tuvo lugar bastante tiempo después de su relación con Napoleón,
0:00:41 incluso cuando el emperador ya había muerto.
0:00:44 Lo que contaremos ocurrió incluso luego de la muerte del segundo esposo de María Luisa, que era el general austría con Niper.
0:00:51 Primero, hablemos entonces del tercer matrimonio de María Luisa.
0:00:58 ¿Qué fue con un obispo?
0:01:06 Mejor hizo con el hijo de un obispo, esto es lo curioso.
0:01:09 Seguida preguntarán cómo un obispo puede tener hijos.
0:01:12 Este obispo recién se hizo obispo a los 75 años.
0:01:17 Antes fue Calavera.
0:01:19 A los 75 años, cuando ya no podía fingir o no querer.
0:01:28 Era el señor de Bombelle.
0:01:30 Bueno, había sido también oficial de mosqueteros, embajador de Francia en varios lugares, por ejemplo en Austria.
0:01:42 Uno de sus hijos, Carlos de Bombelle, se casó con María Luisa.
0:01:49 Lo conoció de siguiente modo.
0:01:52 Cuando ella inviudó de su marido Niper, viajó a Parma y allí se convirtió en la duquesa de Parma bajo el dominio del gobierno austríaco.
0:02:03 1833 el canciller, el célebre canciller Metternich envió a este chico, este muchacho, Carlos de Bombelle, a Parma.
0:02:11 Iba en calidad de jefe de tropa y como duquesa de Parma, que era María Luisa,
0:02:17 recibió en una fiesta distintos jefes y cuando lo vio a este, a Carlos de Bombelle, se enamoró inmediatamente.
0:02:27 Y le escribió a una amiga, confesándole que había visto a un hombre que reunía todo lo que ella deseaba.
0:02:35 No le faltaba nada.
0:02:36 No le faltaba nada.
0:02:37 María Luisa decidió entonces seducir al soldado y llevarlo cuanto antes a su aposento con el propósito de alborotar frazadas.
0:02:49 Bueno, empezó a organizar fiestas y a invitar al tipo, más fiestas que nunca había y a todos los que había invitado.
0:02:57 Cuando llegaba Carlos de Bombelle, lo miraba insistentemente y nada más.
0:03:05 Y cuando las miradas se cruzan, ella sonreía.
0:03:09 Supongo que lo haría mejor que yo.
0:03:12 Entonces, Carlos no decía nada.
0:03:15 Pero se dio cuenta de que algo estaba sucediendo cuando en una oportunidad fue el único invitado a una recepción.
0:03:24 Además, parece que ella lo recibió con un vestido que al parecer no dejaba nada al librado de la imaginación.
0:03:31 Entonces se hicieron amantes ahí nomás.
0:03:34 Y desde así, Charles de Bombelle la visitó todas las noches.
0:03:39 Finalmente, el 17 de febrero, de 1834, se casaron secretamente.
0:03:46 Bueno, casi secretamente, al menos el cura o el del registro civil habrá tenido que enterarse.
0:03:52 Charles de Bombelle se quejó pronto de la lujuria de su esposa.
0:03:57 Le escribió a un amigo.
0:03:59 Amigo, le dijo.
0:04:01 Tenemos la carta acá.
0:04:03 Ah, la consiguió.
0:04:05 Miren qué estado está sacando.
0:04:07 Letra muy movida.
0:04:12 Tenía ese pillo de dientes.
0:04:14 Querido amigo, cada noche creo que debo honrar a varias mujeres.
0:04:19 A la viuda de Napoleón, a la viuda de Nipers, a la hija del emperador, a la archivoquesa de Austria,
0:04:26 a la ex emperatriz de los fraseses, a la duquesa de Parma y por último a mi esposa.
0:04:31 De luego, todos esos eran los títulos de su esposa.
0:04:34 Y dicen, esto es demasiado para un hombre.
0:04:37 El tipo que ya estaba a punto de fenésear.
0:04:41 Bueno, después de un tiempo, Charles le pareció a su esposa,
0:04:48 apareció ante su esposa como un tipo insuficiente.
0:04:54 Y él notó esa insuficiencia y, desesperado,
0:04:59 pensó que a lo mejor ella buscaba satisfacción en otra parte, en otro señor.
0:05:08 Entonces inventó un método para tranquilizar a su esposa ardiente.
0:05:15 Le pareció a él que un viaje a Ischel, que quedaba en Austria, le vendría bien.
0:05:21 En aquel lugar había algo así como unas termas que según se decía,
0:05:25 propiciaban la serenidad de quien se enjuagaba en ellas.
0:05:30 Y la mandó a serenarse.
0:05:34 También le aconsejó que bebiera abundante leche de cabra,
0:05:37 que era un poderoso sedante de los ardores de sonestos.
0:05:42 Señora, para los ardores de sonestos leche de cabra.
0:05:48 Además, Carlitos pensaba que alejarla de Parma la tranquilizaría
0:05:55 y que, incluso estando en Parma, a lo mejor le daba por extrañarlo.
0:06:01 Otro pretexto de Charles es que ella a lo mejor corría peligro en Parma,
0:06:06 porque allí estaban los carbonari, los italianos unítilos,
0:06:10 que querían la unificación italiana, y desde luego la expulsión de los austríacos, que eran ellos.
0:06:16 Por eso Carlitos le dijo a Luisa que iba a montar
0:06:20 pero una guardia permanente en la puerta de sus habitaciones,
0:06:25 en todas las habitaciones que ocupara durante su veraneo.
0:06:28 Por sí aparecían los enemigos de Austria y planeaban algo contra eso.
0:06:33 Ojo, a quien pone de guardia ahí también.
0:06:35 Carlos recomendó entonces a los hombres que iban a vigilar a su mujer
0:06:40 que no dejaran entrar a los italianos uníticos,
0:06:43 pero tampoco a ningún hombre a la habitación de María Luisa,
0:06:47 su pena de prisión.
0:06:49 Unos días después María Luisa saludó con un casto beso a su esposo
0:06:55 y marchó hacia Isu.
0:06:58 Por la noche Isu hizo un alto en una posada
0:07:01 y siguiendo las órdenes recibidas un guardia se instaló en la puerta.
0:07:06 Allá por la media noche, cuando el guardia dormía con la cabeza polla en el fusil,
0:07:12 un leve ruido lo sobresaltó.
0:07:16 ¿Qué leve?
0:07:19 Disculpe.
0:07:25 Bueno, se despertó y vio en el umbral de la puerta a María Luisa
0:07:37 en camisón con un dedo en la boca.
0:07:41 Haciendo señales con otro dedo, pero de la otra mano me imagino,
0:07:46 como diciendo vení, entrar.
0:07:50 El guardia dudó un momento y entró.
0:07:54 O sea, no dudó mucho.
0:07:57 Media hora después salió sin aliento y fue a buscar a uno de sus camaradas
0:08:02 que estaban en el fondo del corredor.
0:08:04 Y el segundo guardia también fue invitado por María Luisa
0:08:08 y lo mismo sucedió cinco veces hasta la mañana.
0:08:12 Los cinco guardias que debían encargarse el cuidado de la duquesa de Parma
0:08:16 entraron en la habitación en forma sucesiva.
0:08:19 Por lo menos tuvo ese decoro.
0:08:21 La noche siguiente, ya habían llegado a Islu, sucedió lo mismo.
0:08:27 Y en cada una de las noches, cada muchacho tuvo su tarea específica asignada,
0:08:32 sus costumbres e incluso su sobrenombre.
0:08:36 Así que la estadía fue un verdadero placer para María Luisa.
0:08:39 La jornada estaba admirablemente programada.
0:08:42 Después de aquellas noches se daba, efectivamente, una jugada en aquellas aguas milagrosas.
0:08:48 Por la tarde descansaba un poco, daba un paseo, escuchaba música
0:08:53 y por la noche, antes de la cena, se tomaba un gran tazón de leche de cabra,
0:09:02 sabiendo que no le iba a hacer ningún efecto.
0:09:05 Tiempo más tarde, cuando ya vio volver a María Luisa muy tranquila y sosegada,
0:09:14 pensó que había tenido mucha razón en enviarla a esas aguas.
0:09:18 Y más tranquilo también él fue a visitar unos lugares
0:09:22 donde tenía la idea de crear un balneario o algo así y la dejó sola.
0:09:27 Y otra vez sola, María Luisa pensó cómo ocupar sus ratos libres
0:09:32 y anduvo con un tal Gilles de Compe, un tenor que la sedujo probablemente con su canto.
0:09:40 Y el tenor también, inmediatamente, se cansó.
0:09:43 Primero le escribió un amigo, en este momento sucedo a Napoleón, espadarse dique.
0:09:50 Pero durante toda la ausencia de Charles, Gilles de Compe pasó todos los días en el palacio de Parma.
0:09:56 Pero después se aburrió o se fatigó y salió, huyó a París.
0:10:01 Por aquelos tiempos, los soldados de la Guardia Ducail se peleaban entre ellos
0:10:06 y hacían mérito para que los eligieran como custodios de aquella mujer tan voluptuosa.
0:10:12 Era un destino extraordinario.
0:10:14 Si te tocaba guardián de la pieza de María Luisa, era como haber sacado la lotería.
0:10:20 Ahora bien, con el tiempo los soldados fueron amainando en su entusiasmo
0:10:26 y algunos ya consideraban que María Luisa estaba un poquito marchita.
0:10:35 Y aquellas aventuras que tuvo con los guardias y con el tenor fueron las útimas de María Luisa.
0:10:43 Ya su marido Carlos le daba poca bolilla porque se dedicaba a los negocios
0:10:48 y entonces deprimida y sin amor, la exempleatriz murió.
0:10:52 No por eso murió por otras causas, pero murió el 18 de diciembre de 1847 a los 56 años.
0:11:00 Es una historia graciosa, parece alegre así formulada,
0:11:05 pero cuando nos enteramos de que es la última historia de amor,
0:11:11 entonces, digo, cuando sobreviene el aburrimiento de sus amantes,
0:11:18 ya que la historia tomó un carácter triste, incluso trágico, que no tenía.
0:11:22 El último amor que uno tiene es melancólico.
0:11:28 ¿A quién dedicará esta historia? Bueno, a los guardias, a los guardias.
0:11:33 Y incluso a los guardias que no les tocó ese destino, sino por ejemplo limpiar el baño.
0:11:40 Y mientras oían los gritos, limpiaban el baño y se daban por camiseta.
0:11:47 Ya ella, que no es un personaje simpático para nada, fue bastante ingrata con Napoleón y con casi todo.
0:11:56 Hemos ido a la discoteca para encontrar algún tanguito que tuviera algo que ver con aquella mujer.
0:12:04 Y el discotecario después de contarnos muchas historias que le había vivido,
0:12:10 que no pasaban de, digamos, conocer a una mujer,
0:12:16 que se estacionaba con su novio en el umbral de la casa, no pasaron de ahí las historias del discotecario,
0:12:22 pero tardó media hora en contar.
0:12:24 Y después nos dio este disco, que se llama La Maneva, a María Luisa de África, sin ninguna duda.
0:12:31 No sé, no sé.
0:12:32 Sin ninguna duda.
0:12:33 Sí, pero la mencionan la letra.
0:12:35 No, porque incluso esta versión es sin letra.
0:12:40 Para que nos demos cuenta de esa referencia.
0:12:44 Pero está el escenario musical de la época.
0:12:46 Le sacan la letra justamente para que no nos perturbelan.
0:12:49 Pero ¿qué le va a perturbar, señores?
0:12:51 ¿Puede ser cualquier historia de otra mujer insensual?
0:12:54 Eso le dije al discotecario, que la música no significa nada.
0:12:58 Esta música puede significar la duquesa de Parma tiene aventuras,
0:13:03 o el rabanito viene muy pequeño teán.
0:13:07 Y es que no es la misma historia.
0:13:10 Escucharemos entonces a Aníbal Troilo y Roberto Aguila en este bello tango de Mario Pardo y Bulione,
0:13:16 que se llama La Maneva.
0:13:19 La Maneva.
0:13:49 La Maneva.
0:14:19 La Maneva.
0:16:19 Era Aníbal Troilo y Roberto Aguila en la venganza.
0:16:29 Será terrible La Maneva.
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