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15 de Enero de 2009

Las últimas aventuras galantes de María Luisa de Austria

Transcripción automática

0:00:00 Hablaremos de las últimas aventuras galantes de María Luisa de Austria, la segunda esposa de la polémona parte.
0:00:07 Era una muchacha bastante aficionada a los placeres, pero hay que decir que como estas son las últimas aventuras galantes.
0:00:15 Deben estar acompañadas de un sentimiento melancólico. Guarda con lo que viene ahora, que es la melancolía.
0:00:22 Los últimos, la última novia, la condición última de una cosa cualquiera le proporciona una dignidad.
0:00:35 Una dignidad que a lo mejor si fuera la quinta no se importaría más.
0:00:40 La quinta novia y aún la primera novia es siempre más liviana que la última.
0:00:47 La última es. Es como la obra definitiva cuando se dice así.
0:00:51 Exactamente, pero además cuando se trata de placeres carnales los últimos suelen ser peores que los primeros.
0:00:58 Últimas aventuras galantes de María Luisa de Austria.
0:01:08 Hay que empezar a preocuparse y el libertino, no la persona bien establecida no tiene que preocuparse.
0:01:16 Pero el libertino debe preocuparse cuando sus novias empiezan a sustituir alguna más linda.
0:01:25 Tiene una novia más fea que la que tenía antes y después otra más fea y más fea, entonces hay que empezar a preocuparse mucho.
0:01:34 Y ahí es donde algunos deciden establecerse.
0:01:40 Paro acá.
0:01:46 Me planto, como dice.
0:01:48 Este episodio que contaremos hoy tiene lugar tiempo después de su relación con Napoleón, ya con Napoleón Muerto.
0:01:55 Lo que contaremos transcurió incluso luego de la muerte del segundo esposo María Luisa de Austria, el general austriaco Nijper.
0:02:04 El obispo de Améan tenía tres hijos.
0:02:12 Tenía tres hijos de un obispo porque en realidad no había recibido las órdenes sagradas hasta los 65 años.
0:02:19 Al tercer obispo había sido oficial de mosqueteros.
0:02:22 Bien puede que un oficial de mosqueteros tener hijos.
0:02:25 Incluso había sido embajador de Francia.
0:02:29 Uno de sus hijos, que había emigrado a Austria, era lugar teniente del ejército austriaco.
0:02:37 Coronel se llamaba Carlos de Bombel.
0:02:40 María Luisa había quedado viuda de Nijper en 1829.
0:02:48 Luego María Luisa viajó a Parma.
0:02:51 Allí se convirtió en la quesa de Parma.
0:02:53 Siempre bajo el dominio del gobierno austríaco, los Asburgo.
0:02:57 En 1833, Méternig, el famoso canciller, envió a Carlos de Bombel a Parma.
0:03:04 Iba en calidad de jefe de tropa a este hombre.
0:03:07 Como duquesa, María Luisa recibió en una fiesta a los distintos jefes.
0:03:14 Cuando lo vio a Carlos, sí, sí, enamoró inmediatamente.
0:03:19 Y le escribió incluso a una amiga, confesándole que había conocido a un hombre que reunía todo lo que ella deseaba.
0:03:27 Creo que las mujeres dicen su verdad, monosa, únicamente a las amigas.
0:03:31 Especialmente por la recondición.
0:03:33 Dicen las crónicas.
0:03:35 María Luisa decidió entonces seducir al soldado y llevarlo lo antes posible a su aposento,
0:03:41 con el simple propósito de alborotar frazadas.
0:03:45 María Luisa empezó a dar más fiestas que nunca, sólo para invitarlo.
0:03:50 Así, a fiestas para invitar al tipo nada más.
0:03:54 Dile el momento en que llegaba a Carlos lo miraba insistentemente,
0:03:58 enarcando las cejas y poniéndolos a copa adentro.
0:04:07 Cada tanto, cuando las miradas se cruzaban, María Luisa le sonreía.
0:04:12 Charles de Bombell supo que algo extraño sucedía
0:04:16 cuando, en una oportunidad, fue el único invitado.
0:04:21 Además, parece que ella lo recibió con un vestido que no dejaba nada a la imaginación.
0:04:28 Esa noche se hicieron amantes y, a partir de entonces, Charles la visitaba todos los días.
0:04:34 Finalmente, en febrero de 1834, se casaron en secreto.
0:04:39 En secreto... va, ellos lo sabían.
0:04:44 Pero sólo ellos.
0:04:51 Bien, Charles de Bombell pronto se quejó de la excesiva lujuria de su esposa
0:04:57 y le escribió a un amigo, cada noche, creo que debe honrar a varias mujeres.
0:05:04 A la viuda del emperador, a la viuda de Nijper, a la duquesa de Parma,
0:05:10 a la archivoquesa de Austria, a la exemperatriz de los franceses
0:05:14 y, por último, a mi esposa.
0:05:17 Mira, siento ahora misma, ¿no? Esto es demasiado para un hombre.
0:05:20 Después de un tiempo, Charles no tardó,
0:05:23 en parecerle a María Luisa decididamente insuficiente.
0:05:28 Entonces, él, desesperado,
0:05:30 pensó que existía la posibilidad de que ella buscara satisfacer sus deseos
0:05:35 de otra manera y en otros sitios.
0:05:37 Inventó un medio para tranquilizar a su esposa ardiente.
0:05:42 Le pareció que un viaje a Israel en Austria le vendría bien
0:05:48 porque decían que en aquel lugar había unas aguas,
0:05:52 eran como unas termas, digo,
0:05:54 y se decía que esas termas propendían a la serenidad de quien allí se enjuagaba.
0:06:01 Le aconsejó también que bebiese en abundancia el leche de cabra
0:06:06 porque, seguro, había oído decir que era un calmante para los ardores de sonestos.
0:06:15 Viene en el prospecto así.
0:06:17 Sí, sí, sí, calma los ardores de sonestos.
0:06:20 ¿Contraindicaciones tienen?
0:06:25 Para mí, lo único que calma los ardores de sonestos es la deshonestidad.
0:06:31 Charles pensaba además que alejara a su mujer de Parma,
0:06:38 le iba a tranquilizar y que un poco lo iba a extrañar.
0:06:42 Otro pretexto fue que ella podría estar bajo peligro
0:06:46 ante la entrada a Parma de los Carbonarios, que se va.
0:06:49 Le prometió tener una guardia constante en su habitación ahí en Israel.
0:06:53 Carlos se encomendó a los hombres que cuidarían a su mujer
0:06:57 que no dejaran entrar a ninguno a su habitación, so pena de ir en cana.
0:07:02 Bueno, unos días después María Luisa saludó,
0:07:06 con un casto beso a su esposo, y partió rumbo a la Austria.
0:07:11 Por la noche hicieron posta ahí en una posada,
0:07:14 y siguiendo las órdenes de Carlos,
0:07:16 un guardia se instaló en la puerta de la habitación de María Luisa.
0:07:20 Llegó a la media noche con el muchacho que era un tiro led de unos 20 años,
0:07:24 dormía con la cabeza por el en el buzil, un leve ruido lo sobresaltó.
0:07:36 Vio con estupor en el umbral de la puerta de María Luisa en camisón,
0:07:41 haciendo señales para que entrara.
0:07:44 ¿Y el ruido de qué era de él?
0:07:46 Era de ella, cerrando la puerta del ropero.
0:07:51 El muchacho dudó un momento y entró.
0:07:54 Media hora después salió sin aliento.
0:07:57 Y fue a buscar a uno de sus camaradas que estaba a terminar el corredor.
0:08:01 El segundo guardia también fue invitado por María Luisa,
0:08:05 y lo mismo sucedió cinco veces hasta la mañana.
0:08:09 Los cinco guardias que debían cuidarla entraron en la habitación sucesivamente.
0:08:14 La noche siguiente, luego de llegar a Ilshu, sucedió lo mismo,
0:08:18 y en todas las noches, sus siguientes,
0:08:21 cada uno de los muchachos tuvo ya su rutina, su función y su sobrenombre.
0:08:30 La estadía Ilshu fue para María Luisa altamente placentera.
0:08:36 Su jornada estaba cuidadosamente programada,
0:08:39 y luego de cada noche de Ilshu,
0:08:43 el puro curián se pegaba una enjuagada en las aguas milagrosas.
0:08:47 Para que le calmen por, ¿no?
0:08:50 La tarde pasaba, escuchaba música por las noches,
0:08:54 durante la cena se tomaba un gran tazón de leche de cabra.
0:09:01 Tiempo más tarde, cuando el marido la vio volver tranquila y sosegada,
0:09:06 pensó en que había tenido razón en enviarlo de viaje.
0:09:10 Así que, más tranquilo el también, lo fue muy feliz.
0:09:16 Otra vez sola, porque parece que ya el viajó,
0:09:19 no sé qué playa para ver la posibilidad de construir un balneario,
0:09:23 y se quedó sola otra vez, y María Luisa encontró cómo ocupar sus ratos libres.
0:09:30 Y anduvo con un tal Jul Lecompte, un tenorino que la sedujo con su canto.
0:09:35 Era escritor también, si es este, era escritor.
0:09:38 Escribió a un amigo, en este momento sucede a Napoleón,
0:09:44 seguramente no se van a dar cuenta en las tuyarias, que es el palacio, pero yo sí.
0:09:54 También se quejaba, ¿no?
0:09:56 En realidad no le escribía, le escribía su editor, era escritor este tipo,
0:10:01 y le escribía su editor.
0:10:04 Le decía que estaba un poco preocupado, porque estaba era mujer muy exigente.
0:10:11 Durante toda la ausencia de Chav, de Bombelle, Jul Lecompte pasó todas las noches en el palacio de Parma.
0:10:18 Tiempo después, Lecompte se aburrió de María Luisa y volvió a París.
0:10:22 Por esos días, los soldados de la Guardia Local se peleaban entre ellos,
0:10:26 y hacía mérito para que los atendiera María Luisa.
0:10:31 Bueno, pero con el tiempo los soldados fueron amainando en esa atracción,
0:10:36 y algunos empezaban a decir que María Luisa estaba un poco marchita, lo cual era cierto de hacía rato.
0:10:44 Aquellas aventuras con los soldados y con el tenorino fueron las últimas de María Luisa.
0:10:51 Carlos de Bombelle le daba poca bolilla y ella deprimida, sin que nadie la correspondiera en el amor,
0:11:01 murió el 18 de diciembre de 1837, ya a los 56 años de edad,
0:11:09 pero estamos hablando de esos mismos años, lo habrá ocurrido en Paraguayosa.
0:11:16 Y es una historia que parece alegre, pero como hemos dicho al principio,
0:11:21 a mí parece que es triste ver como los amantes de una se van aburriendo.
0:11:29 Es cosa ver que ener un amante si verles el aburrimiento, ver como se aburran de uno.
0:11:39 Siempre desde el punto de vista del arte eso paga mucho, desde el punto de vista de la vida es un asco.
0:11:46 Pero también ella que ofrecía parte de su cuerpo.
0:11:50 Y su cuerpo ofrecía, por eso estaban aburridos.
0:11:53 ¿Y otra cosa puede ofrecer un amante?
0:11:57 Dinero.
0:11:59 Es una solución, señor, si usted ve que sus amantes se le aburren, es hora de poner una moneda.
0:12:07 Fuimos a la discoteca, ¿para qué le voy a contar lo que fue aquella carrera?
0:12:14 El discotecario me atendió y soró un poco porque sus amantes también estaban en estado de repliegue.
0:12:23 En la época estaba en el momento de poner excusas.
0:12:28 Mucho contestador encontró con los amantes.
0:12:31 Mucho contestador, mucho que mañana no puede, mucho que estoy cansado.
0:12:36 Mucho que me voy.
0:12:40 Mucho ya no te amo.
0:12:44 Mucho, nada por qué.
0:12:47 Bueno, hablando, hay cantidad de canciones.
0:12:51 No, la música, mejor dicho la canción, existe porque existe la pérdida.
0:12:57 La poesía es hija de la pérdida.
0:13:00 Si nadie puede, no puede.
0:13:03 Ya voy.
0:13:06 Nos dieron finalmente un tango compuesto seguramente por María Luisa de Austria,
0:13:13 aunque don Héctor de Pampón, en este programa, ha dicho que lo compuso él.
0:13:18 ¿Yo le creo a Vastarpóni?
0:13:20 Se llama ¿Qué me van a hablar de amor?
0:13:23 Claro, ¿qué le podemos hablar de amor a María Luisa después de esas asociaciones?
0:13:28 Con los tipos que el marido había puesto para que no traga ninguno.
0:13:33 Entraron enlos.
0:13:35 Es una enseñanza también para los novios celosos.
0:13:39 Cuando un novio celoso delega una vigilancia,
0:13:44 principal peligro es el vigilancio.
0:13:47 Que además, lejos de provocarse o ciego,
0:13:51 retroalimenta el amor de la gente.
0:13:54 Que además, lejos de provocarse o ciego, retroalimenta el canal de deseos.
0:14:01 Así que dedicamos esto a todos los que...
0:14:05 a todos los que vigilan.
0:14:14 escuchemos entonces ¿Qué me van a hablar de amor?
0:14:17 La versión del autor de don Héctor de Pampón.
0:14:23 Al piano. Solo el piano.
0:16:53 ¡Qué me vas a hablar de amor!

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